Si bien los orígenes de la villa lusitana de Chaves son inciertos y algunos vestigios insinúan la existencia de un asentamiento castreño en la parte alta de la actual población, las referencias disponibles parecen confirmar el nacimiento de la ciudad en el emplazamiento de Ad Aquae, mansión romana aledaña al vado que permitía a la VIA XVII atravesar el río Támega y conectar Bracara Augusta con Asturica Augusta. Una importante infraestructura de comunicación, probablemente iniciada en época de Augusto (27 a.C./14 d.C.) y finalizada por Tiberio (14/37 d.C.), que se convertiría con el devenir del tiempo en una de las principales arterias de la Gallaecia romana. Un hecho que, unido a la existencia de importantes surgencias hidrotermales, a la disponibilidad de buenos recursos agrícolas y a la proximidad de los yacimientos auríferos de Jales y de Três Minas en Vila Pouca de Aguiar, propiciaría el rápido desarrollo de Ad Aquae como centro comercial y núcleo receptor de gran número de visitantes.
Por aquí pasaba la Vía de Augusta que unía Braga con Astorga
Con todo, el otorgamiento a Hispania del Ius Latii, realizado por Vespasiano hacia los años 73 y 74 d.C., posibilitará que el asentamiento originario de Chaves alcance el estatus de municipium latinium y que sus habitantes pudiesen acceder a ciertos derechos inicialmente reservados para las comunidades del Latium aliadas de Roma. En este sentido, la mejora en la posición y condición jurídica de tales asentamientos vendría acompañada de una intensificación del proceso urbanizador que, en el caso de la nueva Aquae Flaviae, tendrá dos capítulos destacados, la construcción de la denominada Ponte de Trajano y el desarrollo del Complejo de las Termas Medicinales.
Réplica de una de estas columnas, conmemorativas de la construcción del puente, llamado Padrao dos Povos (Padrón de los Pueblos). El texto de la columna contiene una lista de los diez pueblos indígenas de la Gallaecia (la provincia romana en la que estaba situada Aquae Flaviae), que colaboraron en su construcción (foto: M.F. González Sobrado)
En lo que respecta a los Termas Romanas de Chaves, edificadas sobre surgencias de agua mineromedicinal a una temperatura de 73º centígrados, estas tuvieron un desarrollo constructivo prolongado en el tiempo, que podríamos datar entre los siglos I y IV de nuestra era. En este sentido, las excavaciones realizadas con motivo de la edificación de un parking subterráneo en el denominado Largo do Arrabalde, situado entre el Puente de Trajano y la muralla medieval, sacaron a la luz en el año 2006 los restos arqueológicos de un extenso complejo balnear romano. Instalación que, pese a su esplendor, comparable al de las Termas de Bath en Inglaterra, a partir del siglo IV iniciará un proceso de decadencia, arrastrada por la propia inercia de la ciudad. Es en este contexto temporal cuando se evidencia un progresivo abandono de los yacimientos auríferos de la zona, al que se sumarían la falta de seguridad mercantil y la crisis político-administrativa del mundo romano, derivadas ambas de la irrupción de los pueblos germánicos.
Chaves, Restos encontrados de las Termas Romanas
Por si fuesen pocos contratiempos, los hallazgos arqueológicos constatan además la destrucción, a finales del siglo IV, de buena parte de las instalaciones termales flavienses, como consecuencia de un fuerte movimiento sísmico. Un avatar que, pese a su intensidad, no habría impedido la recuperación de la actividad balnear durante la centuria siguiente, hasta el cierre definitivo del complejo en el siglo IX.
El Estado concesionará este espacio por primera vez a la Cámara Municipal de Chaves en 1899
Por tanto, es reseñable que la Edad Media supuso un retraimiento significativo de las actividades asociadas al aprovechamiento de los recursos geotérmicos, que en el caso de Chaves tuvo connotaciones particulares. Más allá de que las aguas cobrasen nuevas funciones y fuesen empleadas básicamente para usos domésticos intramuros, las referencias documentales disponibles nos sugieren una redefinición de los espacios termales urbanos. Así, si bien los antiguos baños se encontraban situados en el extremo noreste de la ciudad, se constata una cierta proliferación de surgencias a lo largo de la población, que unida al soterramiento de los restos arqueológicos romanos, propiciará la relocalización de los referentes termales de Chaves en la zona sur de la ciudad, concretamente en el Campo do Tabolado, aledaño a las riberas del rio Támega. Espacio cuyos afloramientos el Estado concesionará por primera vez a la Cámara Municipal flaviense en 1899 y donde hoy se ubican las renombradas Caldas de Chaves.
Parque de la Termas, Chaves
Comentarios