Corría la década de los años 50 del pasado siglo, cuando la Villa de Vichy emprendió un proceso de diversificación económica y puesta en marcha de nuevas dotaciones y equipamientos al objeto de incentivar la llegada de visitantes. La crisis del sistema colonial francés, los recortes en los presupuestos públicos estatales y los nuevos enfoques en la praxis médica estaban suponiendo un duro revés para el sector termal que aconsejaba la inmediata reconversión del quehacer productivo local.
En consecuencia, y más allá de que la actividad balnearia continuara siendo el principal argumento para visitar Vichy, las autoridades municipales apostaron por el desarrollo de modalidades alternativas de turismo, que progresivamente fueron incorporadas al panel de servicios ofertados por la ciudad.
Bajo estas premisas, la reinvención urbana proyectada partió de una importante intervención en el entorno del rio Allier, cuyo nuevo represamiento facilitaría la adecuación de un campo de regatas en su cauce, enfocado a la organización de eventos náuticos de alto nivel competitivo. Una actuación que se vería complementada por la creación, en los márgenes del propio río, del denominado Parc Omnisports, un equipamiento de 120 hectáreas cuya entrada en funcionamiento posibilitaría no solo la práctica de más de 60 modalidades deportivas, sino también la instalación de un Centro de Alto Rendimiento perteneciente a la red de tecnificación del Ministerio de Deportes francés.
Vichy, embarcadero sobre el río Allier
En definitiva, un conjunto de intervenciones orientadas a la redefinición de Vichy como destino de Turismo Deportivo, que con el tiempo acabarían aportando a la villa un significativo plus de más de 120.000 pernoctaciones anuales.
No obstante, Vichy no encarna el único ejemplo de ciudad termal inmersa en un proceso continuo de búsqueda de nuevas actividades que apuntalen una creciente competitividad territorial.
Del otro lado del Canal de la Mancha, la inglesa Bath evidencia desde hace décadas una larga trayectoria de diversificación de su base productiva y de reinvención como área urbana que persigue logros que trascienden el aprovechamiento económico de sus recursos geotérmicos y del legado patrimonial que se deriva de los mismos. En este sentido, es reseñable la apuesta clara por una notable especialización en la denominada Economía del Visitante, entendida como un conglomerado de actividades que abarcan, no solo los servicios convencionales asociados al turismo, sino también otros desempeños como el comercio o los espectáculos culturales y deportivos.
Termas Romanas de Bath
Igualmente, destaca Bath por disponer de una infraestructura universitaria de excelencia, que en las últimas décadas ha ampliado su campo de actividad incorporando dotaciones, programas de formación y líneas de investigación en ámbitos como el Deporte y las Ciencias del Ejercicio. De ahí que la University of Bath recibiese en el 2023 la acreditación como Centro de Entrenamiento de Élite, por contribuir a que los atletas olímpicos y paralímpicos británicos alcanzasen su máximo potencial, o haya sido galardonada recientemente como universidad deportiva del año, por The Times y The Sunday Times.
La provincia de Ourense también cuenta con iniciativas destacables en cuanto a diversificación de la actividad termal y especialización en modalidades alternativas de turismo, como así atestigua la experiencia desarrollada en el Balneario de Laias de un tiempo a esta parte.
Cuesta creer que no todas las instituciones “remen” en la misma dirección
La búsqueda de nuevos productos que permitiesen superar la crisis de los años 2010-2011 llevó a Javier Soto, director gerente del Grupo Caldaria, y a un notable plantel de profesionales, como la Dra. Fernández Marcos, a explorar la posibilidad de convertir el complejo termal de Cenlle en sede de un centro de entrenamiento de referencia en la práctica de remo y piragüismo.
Complejo termal y deportivo piraguismo y remo de Cenlle (Ourense)
Y las cifras de actividad hablan por sí solas: más de 170 estadías de clubes y selecciones nacionales de primer nivel mundial desde 2013, y una concurrencia media anual de 1.250 deportistas de élite. Ante tal evidencia, cuesta creer que no todas las instituciones “remen” en la misma dirección y que algunos representantes públicos sigan empecinados en negar lo obvio.
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