El día amanece espléndido en la ciudad de “Peso da Régua”, como dos príncipes desayunamos en un bar junto a la estación de trenes, contemplando el río Douro y la postal de viñedos alrededor de la emblemática bodega Sandeman.
Comenzamos la segunda etapa de nuestro viaje pedaleando por las míticas bodegas portuguesas, hasta rodar por la pintoresca carretera nacional 222 en dirección Pinhão. Un trazado de 26 kilómetros en el que avanzaremos por parte de la que es considerada una de las rutas ciclísticas más bellas de Europa. No es mi intención contradecir a las guías especializadas en viajes, estoy de acuerdo que está ruta es fantástica, por su entorno para disfrutar de un paseo en bicicleta, pero nuestra experiencia no fue muy agradable, por el peligro que pasamos causado por unas furgonetas taxis encargadas de transportar a los turistas a las bodegas, que circulaban alta velocidad, sin respetar ninguna distancia de seguridad con los ciclistas, esa fue nuestra experiencia en el trazado desde Peso da Régua a Pinhão.
Para llegar a Pinhão atravesamos el río Douro, un desvío destartalado anuncia la distancia de 15 km hacia la villa de Sabrosa, lugar de nacimiento del celebre navegante Fernando de Magallanes, pueblo que me hubiese gustado mucho visitar. Nos situamos en la localidad de Pinhão, paseamos por sus empedradas callejuelas para asistir al espacio de la bodega Quinta do Noval y disfrutar de una degustación de vinos muy placentera. La estadía en Pinhão nos gusto mucho, merece mucho la pena detenerse.
Nos ponemos en marcha en dirección sur con destino la ciudad de Viseu, entre valles la carretera se pone cuesta arriba, montañas y más montañas, con rampas durísimas para montar en bicicleta, el sol caldeaba y nos quedamos sin agua, por suerte encontramos una quinta con plantaciones de naranjas y cogimos unas cuantas para mitigar la sed y fatiga.
El camino era desolador, por momentos llegue a ver espejismos en la carretera, las duras rampas eran interminables, en silencio nos dio alcance un amable ciclista luso, que se intereso por nuestro viaje, al despedirse nos alienta diciendo - ¡Vamos que ya no queda nada! -En 5 kilómetros hay un pueblo con un bar, estáis invitados.
Exhaustos llegamos a la población de Tabuoço, de frente nos topamos con el “café Arcada” donde estaba nuestro amigo ciclista esperándonos, nos refrescamos y pasamos un momento muy agradable con su compañía. Perdón que no recordamos su nombre, obrigado por su exquisita hospitalidad.
Por un camino más llevadero seguimos creando nuestra propia road movie, explorado los hermosos pueblos de Moimenta da Beira, Peva, Vila Nova de Pavia y Silvares de Côta, superamos los 120 kilómetros de recorrido, para llegar al distrito de Viseu, finalizando la exhausta segunda etapa…
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