El Camino de Egeria es una ruta espiritualmente enriquecedora que sigue los pasos de Egeria, la peregrina gallega del siglo IV, a través de algunos de los sitios más sagrados de Jordania
Originaria de la provincia de Gallaecia, en la Hispania romana, esta dama de familia noble o pudiente realizó una larga peregrinación a los Santos Lugares entre los años 381 y 384, relatando su viaje a través de cartas o misivas. Inició su andadura para conocer y venerar los Santos Lugares recién «descubiertos» por Santa Elena. Atravesando la Vía Domitia, llega a la capital de la pars orientis del Imperio, Constantinopla, continúa hasta Jerusalén, recorre parajes bíblicos, incluido el Sinaí y algunos lugares de la Mesopotamia romana. Su relato, copiado por algún monje en el siglo XI, fue hallado en 1884 en una biblioteca italiana. Tras una ardua investigación, se pudo poner nombre a este singular personaje, Egeria, la primera peregrina y escritora gallega de la que tenemos noticia.
‘Itinerarium’. del Viage de Egeria
De hecho, en 1984 España emitió el sello de correo conmemorativo ‘XVI centanario del viaje de la monja Egeria al Oriente Bíblico, 381-384’, recordando el décimo sexto centenario del viaje de su compatriota, justo cien años después del hallazgo del famoso ‘Itinerarium’.
Este recorrido pone en valor el profundo legado cristiano del país y su conexión con España, convirtiéndose en una opción ideal para quienes buscan una experiencia religiosa y cultural. Con la firma del acuerdo de hermanamiento entre el Camino de Santiago y el Camino de Egeria, se garantiza una experiencia única para los viajeros que deseen embarcarse en este significativo viaje.
(de izq.- dcha.) Representantes de Turismo de Galicia, y Turismo de Jordania, durante la firma el pasado FITUR 2025 @Antón Alonso S.
Entre los puntos destacados del recorrido se encuentra el Monte Nebo, desde donde Moisés contempló la Tierra Prometida, ofreciendo vistas impresionantes del valle del Jordán.
Entrada al Monte Nebo, /@ Antón Alonso S.
También se recorren los Manantiales de Moisés, un paisaje sereno con gran importancia bíblica, y Al-Rama (Livias), un sitio histórico vinculado a los primeros tiempos del cristianismo. Según la leyenda, Moisés pasó por estas tierras desde Egipto hasta Canaán. Su pueblo tenía sed, por lo que Moisés golpeó el suelo con su bastón cinco veces y de la tierra brotó un manantial frío. Durante siglos, los Manantiales de Moisés proporcionaron agua fresca y fría a la población local. Durante el período nabateo, se construyeron canales artificiales para canalizar el agua hacia la cercana Petra.
Hoy, están encerrados en una capilla con una sencilla estructura de tres cúpulas situada en la intersección de la entrada norte de Wadi Musa es el manantial de Moisés. Wadi Musa significa "Valle de Moisés" en árabe.
El manantial de Moisés, en árabe, Ayn Musa,/@Antón Alonso S.
Se puede acceder a la fuente de agua original. Se dice que la roca triangular en la esquina del edificio es el lugar donde una vez estuvo Moisés. Las rocas fuera del edificio son parte de la montaña.
Ain Musa, La Fuente de Moisés, donde obtuvo agua de la roca, al golpearla con el bastón,/@Antón Alonso S.
La ruta concluye en Betania Más Allá del Jordán, el lugar del Bautismo de Jesucristo, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Vista sobre el Valle del Jordán desde la cima del Monte Nebo/ @M.F. González Sobrado
El Camino de Egeria ofrece distintas opciones de itinerario. Para quienes buscan una experiencia de peregrinación más inmersiva, existe un recorrido de dos días que comienza con una visita guiada al Monte Nebo y continúa hacia los Manantiales de Moisés y Al-Rama, con la posibilidad de acampar en la ruta o alojarse en hoteles cercanos en Madaba.
Al día siguiente, los peregrinos visitan Betania el sitio del Bautismo de Jesús y pueden participar en actividades espirituales antes de regresar a Amman o Madaba. También se dispone de una opción de un solo día, que combina un recorrido por el Monte Nebo y un breve tramo del Camino de Egeria con una visita al lugar del Bautismo, pudiendo integrarse con otras visitas culturales como los famosos mosaicos de Madaba.
Betania – Lugar del bautismo de Jesús de Nazaret
Jordania se presenta como un destino imprescindible para 2025, combinando historia, cultura y paisajes inolvidables. Su patrimonio es uno de sus mayores tesoros, con la legendaria ciudad de Petra como su joya más emblemática, un asombroso enclave arqueológico tallado en la roca que sigue fascinando a viajeros de todo el mundo.
Petra, Fachada del Tesoro, @Antón Alonso S.
A su riqueza histórica se suman lugares como Jerash, una de las ciudades romanas mejor conservadas fuera de Italia, y As-Salt, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por su valioso legado arquitectónico y su papel como símbolo de convivencia y hospitalidad en la región.
Arco de Adriano Jerash (gerasa), @M.F. González Sobrado
Más allá de su historia, Jordania ofrece una impresionante diversidad natural. El vasto desierto de Wadi Rum, con sus espectaculares paisajes de arena rojiza y formaciones rocosas monumentales, es un destino ideal para quienes buscan aventura y conexión con la naturaleza.
Desierto de Wadi Rum, atardecer, /@Antón Alonso S.
También destacan el Mar Muerto, el punto más bajo de la Tierra, donde los visitantes pueden flotar en sus aguas ricas en minerales, y las playas de Aqaba, un paraíso en el mar Rojo perfecto para el buceo y el esnórquel entre arrecifes de coral.
Mar Muerto, Instalaciones Dead Sea Spa Hotel.@ Antón Alonso
La gastronomía jordana es otro de sus grandes atractivos, con sabores auténticos que reflejan la hospitalidad del país. Entre sus platos más destacados se encuentra el Mansaf, un guiso de cordero cocinado con yogur fermentado y servido sobre arroz y pan, que no solo es el plato nacional, sino que también ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial. Junto a él, delicias como el hummus, el maqluba o los dulces baklava convierten a Jordania en un destino inigualable para los amantes de la buena comida.
Mansaf, jordano
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