5 destinos escondidos, habitados por el hombre

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Aogashima


En el Océano Pacífico hay muchas, Islas volcánicas, algunas están habitadas y otras no, pero existe una que encierra 2 volcanes y cuyo acceso es exclusivamente por helicóptero.


205 personas han elegido este lugar para vivir, y así como este, hay otros sitios que no han sido lo suficientemente escondidos para el hombre.



A 320 kilómetros al sur de Japón, se encuentra la Isla Aogashima, cuyo total de 205 habitantes no le temen al volcán activo que se encuentra en el centro del valle. Se conoce que una caldera volcánica encierra a la isla, por ende, las elevaciones a su alrededor se asemejan a un cráter gigantesco, cual si fuera un volcán en sí.


A pesar que recibe pocos turistas, los pobladores de Aogashima han instalado saunas y baños termales exclusivos para los visitantes. De igual forma, han impulsado la elaboración de sal volcánica y la ofrecen como suvenir.


La laguna de Huacachina


Huacachina un oasis de película en medio del desierto 


Si existe gente que es feliz rodeada de agua, también existe el caso contrario, este es el caso de la laguna de Huacachina, en Perú.


En el siglo XX pobladores peruanos se asentaron en la zona desértica de Ica y se encontraron con este oasis natural.


La laguna queda en medio de un desierto y la rodean numerosas palmeras, así como restaurantes y hoteles que la hacen un destino turístico atractivo de la costa central peruana.


También se puede disfrutar de los paseos en los areneros, también conocidos como buggies o tubulares, que recorren las serpenteantes dunas del desierto de la Huacachina.


Los Acantilados de Bandiagara


Acantilados de Bandiagara (tierra de los Dogón) Malí


Las aldeas del País Dogón están dispuestas al abrigo de este acantilado que les proporciona sombra y agua que mana del subsuelo. 


Un lugar que sorprende por su entorno son los Acantilados de Bandiagara, en Mali, África Occidental. Declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1989, es el hogar de la tribu Dogón.


Los Dogón escogieron las paredes y grietas de las faldas de los acantilados para establecer sus viviendas, hechas de arcilla y material noble puesto que son personas pobres que viven de la agricultura y la herrería.


Dichas construcciones de difícil acceso fueron hechas por este pueblo africano con el fin de evitar a los colonizadores europeos. De esta forma, obtuvieron una vista estratégica y una zona inalcanzable para las tribus vecinas.


El lago Titicaca


El famoso lago Titicaca se encuentra ubicado en el Departamento de La Paz, a tres horas en bus desde ciudad capital del mismo nombre. 


Tiene 283 mts. de profundidad y una extensión de 176 por 70 Kms. de ancho, en sus extremos. El Lago Titicaca es la superficie navegable más alta del mundo. Tiene una altura promedio de 3.810 mts. Una parte del Lago corresponde a Bolivia y otra al Perú. Se divide en dos cuencas: Lago Mayor del Titicaca o Lago Chucuito y Lago Menor del Titicaca o Lago Wiñay Marka.

El Lago Mayor del Titicaca o Lago Chuchito, es de azules y dulces aguas enmarcadas por un paisaje de picos nevados y alimentado por el deshielo cordillerano. Sus islas, salpicadas de restos arqueológico, son el testimonio del dominio que ejercieron las civilizaciones aymaras.

El Lago Menor del Titicaca o Lago Wiñay Marka, tiene un paisaje excepcional, con una vista a la Cordillera Real. El panorama permite observar pequeñas islas donde los aymaras viven y trabajan la tierra y se dedican a la pesca tradicional. Toda la costa del lago se conecta con áreas naturales de totorales donde anidan algunas especies de aves como el pato.

En los alrededores del Lago Menor se desarrolló la cultura de tiawanacota, una de las más representativas de nuestro país.

Conocido como “Lago Sagrado de los Incas”, el Lago Titicaca es un atractivo maravilloso para los amantes de la naturaleza, dispuestos a disfrutar de una vista de los nevados eternos de la cordillera Real que contrasta con las azules aguas del lago. 


Otro raza que no cree en adversidades es el pueblo de los Uros, quienes amarraron la caña de la totora para formar grandes atados cuadriculares, que viene a ser la base de sus islas, y la reforzaron con mucha más caña que crecía en el fondo del lago Titicaca.

Lago Titicaca- Islas de los Uros


Ubicados en Puno, Perú, los habitantes de los Uros no vieron un impedimento construir sus pequeñas casas, ni mucho menos, las islas flotantes artificiales donde viven en medio del lago Titicaca.


La ciudad de Coober Pedy



En el corazón del sur de Australia, a 850 kilómetros al norte de Adelaida, se encuentra un pueblecito llamado Coober Pedy. Cubierto de polvo rojizo, con temperaturas elevadas durante todo el año y la nada más absoluta hasta donde alcanza la vista, es uno de los lugares más extraños del mundo para vivir; casi todos sus habitantes viven bajo tierra.


¿La razón? El clima árido. Entre abril y octubre el clima es muy suave, siendo los días cálidos pero las noches del desierto frescas. De diciembre a febrero el clima se calienta y las temperaturas oscilan alrededor de los 35ºC a la sombra, con tormentas de polvo ocasionales, si a eso le sumamos la escasez de agua es fácil entender por qué sus habitantes han tomado esa decisión. Es así que se fundó la ciudad subterránea de Coober Pedy, con 1.700 habitantes.

 

El nombre de Coober Pedy deriva del término local aborigen kupa-piti, el cual significa Agujero del hombre blanco.


Un pueblo que vive debajo de la tierra, una bella piedra que atrae a miles de personas, una ciudad minera, una tentación que se oculta bajo un suelo rojo.


Vida subterránea


Cuando llegas a Coober Pedy, en Australia, te encuentras en el medio de un abrasados desierto de polvo rojo donde aparece un pueblo minero rodeado de grandes máquinas excavadoras. Sólo más tarde descubres que debajo del suelo rojo que estás pisando hay hoteles, iglesias, restaurantes, comercios, casas de familia y galerías de arte. El 50 por ciento de los habitantes de Coober Pedy vive en casas excavadas debajo de la tierra (dugouts).


Museo Bajo Tierra 

 

Esto nació después de que en 1915 un hombre y su hijo encontraran un inmenso ópalo mientras recorrían la zona buscando oro. Entonces la Fiebre del Ópalo convirtió esta parte del desierto en un inmenso queso gruyere lleno de agujeros y túneles hechos por los pioneros desesperados por encontrar la bella piedra.


Coober Pedy se fundó en 1915, pero fue en 1981 cuando un local construyó el primer hotel, convirtiéndose hoy en un lugar turístico, donde hay tiendas subterráneas, bares, museos e iglesias para visitar.

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