La comarca de Liébana es uno de los pocos lugares en que la mezcla de naturaleza y turismo industrial ofrece una experiencia inolvidable. Recorrer los antiguos senderos de la minería es adentrarse en un viaje en el tiempo, donde la historia y el propio entorno se entrelazan para ofrecer una visión profunda y cautivadora de este emblemático rincón de la geografía española.
Vega de Liébana, Cantabria
Potes, capital de la comarca de Liébana, se encuentra en el centro de la misma donde confluyen los ríos Deva y Quiviesa. Este bonito pueblo está rodeado de un espectacular paisaje, producto de estar en la confluencia de los cuatro valles que surcan la comarca y entre las sierras de Peña Sagra, Peña Labra y los impresionantes Picos de Europa.
Potes situado en el centro de la comarca de Liébana, de la cual es capital
Los visitantes que quieran conocer la huella minera que el tiempo ha dejado en el Parque Nacional de los Picos de Europa, en la siempre sorprendente Comarca de Liébana, lo podrán hacer desde que sus pies bajen del teleférico de Fuente Dé, o a través de las fantásticas rutas de senderismo que ofrece la Comarca de Liébana. En ese preciso instante empezaréis a descubrir pequeños trozos de historia viva, a través de los caminos carreteros que sirvieron como arterias para la actividad minera.
Picos de Europa, desde Fuente De, Cantabria
La minería fue una de las actividades económicas más importantes de esta zona. Su larga historia ha dejado un profundo poso en la sociedad, y ha transformado el paisaje de algunos lugares. Desde el siglo XIX hasta casi entrado el siglo XX, esta región se nutría de una frenética actividad con la extracción de blends, hierro, plomo y zinc. Los caminos y senderos que trazaron los mineros tenían la finalidad de conectar diferentes asentamientos y explotaciones mineras.
Picos de Europa. (foto: M.F. González)
Para aquellos que viven intensamente la historia, este rincón de la comarca de Liébana les permitirá caminar entre bocaminas, ruinas de edificaciones mineras, antiguos cables y poleas trasladándose a la época industrial. Un viaje en el tiempo gracias a los caminos mineros que han sido conservados y puestos en valordándoles una segunda vida a su historia.
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