Este indómito y atrayente arenal se encuentra en Canero en el concejo asturiano de Valdés. Una playa de arena fina y pedregal conformada por la ensenada del río Esva, salmonero y repleto de nutrias en casi todo su recorrido desde su hontanar en la alta Sierra de Tineo.
Playa de Cueva, Valdés
Y Cueva es bella por su geografía doméstica con los cantiles de Caroyas de fondo plástico y paisajístico. Playa abierta con bandera azul y muy frecuentada en el verano occidental astur. En su enclave se celebra el primer domingo de Septiembre la fiesta del pato con la suelta al río de estas ánades, muchas de ellas traídas de centros de acogida, junto con deportes de ámbito rural y cucañas. Un festín popular y muy colorista que concita la participación de gentes de la zona y de toda Asturias. Y en otro tiempo era frecuente observar los bueyes con sus carros y los pescadores para recoger en sus redes el fruto marino que ofrecían estas aguas cantábricas en una secuencia de antaño, pero cargada de historia y sentimiento.
Acantilados de Caroyas
Naturaleza, belleza y magia de un arenal muy particular por su conformación física y que vivirlo de cerca es sentir la pasión espiritual y corporal de momentos irrepetibles. Son sensaciones únicas y que sólo está playa valdesana aporta al visitante que busca tranquilidad, terapia, soledad sonora y vistas hacia el horizonte imposible. Y cerca de esta playa el camino de Santiago por la costa y en sus alrededores mucho turismo rural bien entendido como es el ejemplo de Casa Mariluz en el caserío de Mouruso en los altos de Canero. En este centro de hospedería se respira afabilidad, historia cercana y disfrute del universo rural en su medida.
Casa rural Mariluz. Mouruso
El paisaje atractivo y forestal de este entorno se vio ultrajado el pasado año con un incendio que afectó a unas 10.000 Has. de terreno. Actualmente la reforestación y mucho trabajo de campo está siendo recuperado para que vuelva a ser el manto verde y natural de un espacio de historia y vida. Y con la playa de Cueva de referencia, el amor de sus moradores por su terruño y el turismo rural en esencia, estos lugares de Valdés buscan avanzar en la modernidad con sentido racional y armónico. La belleza de verdad, sin duda alguna, está en estos rincones de sosiego y ánimo permanente.
Autor: Carlos Cuesta
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