Pola de Laviana, Asturias
Y qué representan estos dos productos de esencia doméstica y valor auténtico? Pues la Pegarata es un bollo de harina y escanda relleno de chacina con varios huevos colocados encima. Se trata del regalo pascual, de base rural que los padrinos de estos entornos entregaban a sus ahijados desde época inmemorial y que actualmente se encuentra un tanto olvidado; es por ello que los amigos de la Pegarata conformados en una sociedad gastronómica han recuperado estos sabores de antaño y la Pegarata se adquiere por encargo en cualquier tahona o local de esta zona bañada por el Nalón infante. Todo un éxito de este grupo de amigos de Pola de Laviana que trabajan a fondo por los valores culturales, turísticos y gastronómicos de aquí.
Los amigos de la Pegarata
Hoy dar la Pegarata es, por extensión, ofrecer dinero o un roscón de pascua de los padrinos a sus ahijados.
Pegarata, bollo pascual rellono de chacina
Bartolos son los dulces por antonomasia de Pola de Laviana
Y en cuanto a los bartolos son los dulces por antonomasia de Pola de Laviana. Creados en 1912 por el maestro pastelero local Gersán Martínez, están elaborados con hojaldre y base interior de almendra marcona en forma de barqueta con una tira hojaldrada encima. Su textura y sabor son marca de calidad y la auténtica promoción dulcera de Laviana.
Bartolos, dulces tradicionales de Laviana, en Asturias
Y viajar por estos lugares del Alto Nalón entre Pegaratas y Bartolos, es vivir a fondo experiencias sentidas y cargadas de emoción. El río Nalón como eje vertebrador geográfico y la Peña Mea y la Peñamayor, dos moles atrayentes que definen el territorio lavianés, junto a los montes de Redes y su reserva de la Biosfera.
Parque Natural de Redes, Asturias
Paisaje y paisanaje en perfecta sintonía. Y en estos rodales de la Asturias centro sur con los próximos límites en el puerto de Tarna con la provincia de León de trasfondo animado y vecinal, el turismo busca su hueco con notables recursos naturales y una gastronomía muy pegada a la tierra.
Senderismo por los caminos infinitos de Redes, rutas imposibles por las montañas que dibujan paisaje, valles indómitos y pueblos de estilo rural y ganadero con una fauna y flora que domina estos enclaves montañeses. Y acercarse por estos dominios de naturaleza viva e intensa es descubrir una realidad medioambiental que atrae al viajero accidental y al ilustrado paseante que gustan de los sitios tranquilos donde se respira frondosidad boscosa y el agua brota por doquier ajustada a arroyos cristalinos y cascadas entre los riscos. Y el visitante que quiere sosiego, belleza natural y parroquianos hospitalarios tiene en estos rincones de Redes una historia para descubrir con la culinaria rural por base y el turismo de experiencias por sentimiento.
Autor: Carlos Cuesta
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