Navegando entre témpanos y glaciares

Todo Glaciares. No podía ser de otra manera

       El Parque Nacional de los Glaciares es un tesoro natural declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en el cual el Perito Moreno es el más famoso, pero la zona está plagada de otros más grandes y más impresionantes aún.

       Lo que hace que el Perito encabece la lista es que es el más accesible y, sin perderle en ningún momento el respeto, permite acercarse, tocarle, fotografiarse sobre alguno de sus témpanos que se haya desprendido e, incluso, los más preparados y aventureros equipados con las protecciones convenientes, pueden caminar sobre él.

Tamano relativo del catamarán y un iceberg, foto: Eugenia Malea

      No hay que olvidar que un glaciar es un elemento vivo, en constante movimiento que avanza o retrocede según la climatología. Está formado a partir de la acumulación de nieve que a lo largo de los siglos, de los milenios, se ha ido acumulando y compactando; este hielo se desplaza erosionando las rocas, creando valles y finalmente vertiéndose en forma de agua y formando un lagos.

Grutas que se forman en el glaciar

       El Perito lo hace en el lado sur del Lago Argentino, el más grande de los lagos patagónicos de Argentina y el más austral del territorio continental. Creado a partir de la gran masa de hielo que supone el Campo de Hielo Sur, que con sus más de 16.000 Km², compartidos con Chile, supone la mayor extensión de hielo del hemisferio sur fuera de la Antártida.

       El lago tiene cerca de 1500 Km² y se prolonga en dos brazos, el ya mencionado sur con su Perito y el norte que guarda mil maravillas más, pues algunos de los glaciares más espectaculares solo se pueden ver surcando sus aguas.

Iceberg desprendido del glaciar Upsala, foto: Eugenia Malea

       Fue explorado por el marino argentino Valentín Feilberg quien, en 1873, se adentró en sus aguas en un bote de la goleta Chubut junto con cuatro marineros más. Tras varios días explorando sus orillas dejó constancia de su hallazgo en un acta que introdujo en una botella al pie de un mástil improvisado con un remo al que ató la bandera. Cuatro años después, Francisco Moreno, el Perito famoso, encontró los restos del mástil y el acta y le dio el nombre de Lago Argentino deslumbrado por la belleza del entorno.

      La empresa Solo Patagonia lidera desde hace cuarenta años la navegación por la orilla norte del Lago Argentino mostrando parajes de belleza incomparable, al tiempo que se compromete en la preservación de este privilegiado lugar Su programa llamado Todo Glaciares ofrece una travesía singular por este lago.

Grupo de periodistas en el puente de mando del catamarán

      Zarpando de Puerto Banderas, a bordo de un moderno catamarán comienza una excursión que dura alrededor de siete horas y nos lleva entre témpanos atravesando la Boca del Infierno o Boca del Diablo, para dirigirse al glaciar Upsala, uno de los más grandes y majestuosos del Parque Nacional, de hecho está considerado como el tercero más grande de Sudamérica. Se extiende sobre una superficie de cerca de los 800 Km² mostrando su frente una pared de cuatro kilómetros de hielo lleno de tonalidades azules debido a la densidad de la masa helada y a la falta de burbujas en su interior y de formas caprichosas, grietas y crestas que adornan su superficie y que se han ido formando a lo largo de siglos. Su potencia latente recomienda contemplarlo a cierta distancia debido a los témpanos que se han venido desprendiendo los últimos años. 

Glaciar Spegazzini desde la orilla opuesta, foto: Eugenia Malea

     Preguntado el capitán Luis (Lucho) Mansilla, decano de los cruceros por este lago, que pilotaba el buque Quo Vadis, nos contó que el momento que más le impresionó de sus cuarenta años de servicio fue la caída de parte de este glaciar en 2013, suerte que en aquel momento no había ningún barco navegando, pero al día siguiente encontraron una gran masa de iceberg flotando sobre las aguas del lago. No hay más que ver en la foto el tamaño relativo de un catamarán como el que nos llevaba a nosotros y el iceberg junto al que pasa.

Catamarán Quo Vadis, foto: Eugenia Malea

        Continuando el recorrido se llega al Canal Spegazzini, situado en la Bahía de los Glaciares, que tiene al Glaciar Seco, al Glaciar Heim Sur y al Glaciar Peineta subsidiaros que lo convierten en una maravilla natural, con una altura de su pared frontal de 135 metros. Es el momento de hacer un alto en el camino, de desembarcar en la Base Spegazzini, justo enfrente del Glaciar, donde hay un refugio al que se llega a través de una firme pasarela sobre un sendero del bosque flanqueado de árboles de troncos erosionados por la climatología del lugar que dan la bienvenida al viajero con sus caprichosas formas.

Curiosa contorsión del arbol a causa de la climatología, (foto: Eugenia Malea)

       Otra opción que nos propone la empresa Solo Patagonia cuando el clima es más cálido y los días son más largos, es hacer este mismo recorrido por la tarde. Se trata del programa Sunset para poder disfrutar de los colores que ofrece la puesta de sol.

En realidad, más que una excursión hay que calificarlo de una experiencia

       Y de regreso al campamento base en la ciudad de El Calafate, admirados pero también exhaustos, no hay como una buena ducha e ir a cenar el típico cordero patagónico o el tradicional bifé de chorizo, como el que ponen en el Restaurante Mi Rancho, de la avenida 9 de julio, un lugar de ambiente muy agradable con una elaborada comida de gran calidad, amenizado con música de tango.

Refugio del Glaciar Spegazzini, (foto: Eugenia Malea)

        Se seguirá informando.

Texto: Susana Ávila

Fotografías: Eugenia Malea y Pilar Rudilla