Mitos sobre el vino que deberíamos desterrar

EL VINO ES UNA BEBIDA ALCOHÓLICA QUE NO SE DEBE ABUSAR. PERO EN CANTIDADES RAZONABLES, TIENE BENEFICIOS PARA LA SALUD CARDIOVASCULAR
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En torno al mundo vinícola se ha creado una gran corriente cultural. Bajo este panorama, es inevitable que se originen mitos sobre el vino, algunas veces ciertos, pero otras muchas totalmente falsos. Muchos de ellos no obedecen a unos orígenes concretos, sino que aparecen de manera espontánea en boca de los consumidores. Aprender a diferenciar las verdades y las mentiras sobre este producto no solo nos hará un poco más duchos en la materia, sino que nos ayudará a disfrutar más y mejor de cada trago.


Los rituales del vino, originados por la larga historia y cultura de esta bebida, se han convertido en un arma de doble filo en la sociedad actual, que demanda sencillez y claridad. La complicación a la hora de consumir el vino, con procedimientos complejos, no hace otra cosa que confundir al consumidor que en ocasiones opta por bebidas más sencillas.


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  • Todos los vinos mejoran con los años


Esta afirmación es falsa, ya que no todos los vinos son iguales. Algunos son elaborados para tomar en su primer año de vida y otros, han sido pensados para adquirir nuevos matices con el tiempo. Cada variedad tiene sus complejidades, y consumirlos de forma inadecuada puede afectar a la percepción de sus características.


Una vez comprado, el 95% de los vinos NO mejora con los años. El 4% de los vinos puede mejorar algo en los próximos tres a cinco años, y sólo uno de cada 100 vinos puede mejorar con el tiempo y en la mayor parte de los casos no más de 10 años, tiempo a partir del cual inician su declive.


Muchos son los posibles motivos del que probablemente es el mayor mito del vino. A saber, la confusión entre la guarda en bodega (crianza) con la guarda en botella (periodo de consumo) una vez adquirido, la imagen generada en los medios con los vinos de coleccionistas que se compran y se venden en las grandes subastas (y nunca se beben), o incluso el género literario que ha acuñado esta expresión como metáfora para expresar la buena salud de una persona de edad.

Los vinos Blancos:

Estos no suelen ser vinos de guarda, más bien se clasifican como vinos de consumo rápido; su consumo preferente estará entre 2 o 3 años a partir de su año de vendimia.

Existen la excepción de dos tipos de vinos blancos que sí podrían conservarse por varios años y estos son: los vinos blancos de California de la variedad Chardonnay y los vinos blancos de Borgoña, Francia como es el caso de un Chablis o un Poulliy Fuisse.

Los vinos Tintos:

Generalizar que todos los vinos tintos están hechos para guardarse por varios años, es un error, ya que al igual que en los vinos blancos y en los tintos, existen sus excepciones.

Algunos tintos se pueden guardar de 5 a 10 años pero para ello tendrán que haber tenido un periodo considerable en barricas para que el tanino pueda conservar mejor su estructura, algunos ejemplos de ellos son: los Vinos Franceses, Vinos Españoles que cuenten con la categoría de Reserva o Gran Reserva; Refiriéndonos al Viejo Mundo y para el Nuevo Mundo podremos encontrar vinos Australianos, vinos Argentinos y vinos Mexicanos.

Y para el resto de los vinos tintos, no conviene guardarlo más de dos años en bodega. 


  • Los buenos vinos vienen con tapón de corcho


Esta creencia consiste en algo cultural. Es cierto que para aquellos vinos que vayan a tener una larga evolución en botella es más aconsejable cerrarlos con corcho, ya que permite cierta oxigenación. Sin embargo, el tapón de rosca sella por completo la botella evitando la penetración de microorganismos u hongos. Por esta razón es perfecto para los vinos que no tienen que evolucionar embotellados.


Aunque no sería acertado juzgar la calidad de un vino por el tapón que cierra su botella, sí que es cierto que la calidad del tapón influye en la percepción de la calidad del vino por parte del consumidor. Además, a esto hay que añadirle que el descorche de una botella supone todo un ritual en sí mismo para los amantes del buen vino. Ya que realmente no existe un diseño que haya probado mejorar las características que ofrece el tapón de corcho natural, podemos estar seguros de que el corcho permanecerá aún muchos años en un lugar especial dentro del mundo del vino. 

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  • Nunca meta el vino en la nevera, el tinto debe estar a temperatura ambiente


Es cierto que algunas variedades requieren su almacenamiento a temperatura ambiente. 

Cada vino tiene sus secretos

Al igual que para consumirlo cada vino tiene sus secretos, lo mismo ocurre para conservarlo. En el caso de los tintos, tradicionalmente se guardaban a temperatura ambiente, pues se consideraba la mejor solución para disfrutarlo plenamente. Sin embargo, determinados expertos aseguran que la mejor forma de almacenarlo es bien cerrado y en la nevera. Esto se debe a que las bajas temperaturas ralentizan las reacciones químicas que producen la oxidación.


El caso de los blancos es diferente. Así como los tintos, erróneamente, se guardan a temperatura ambiente, con los blancos sucede exactamente lo contrario. Habitualmente los consumidores de este tipo de vino cometen la equivocación de conservarlo en la nevera durante largo tiempo. Para los expertos, un vino de estas características debe enfriarse solo en el momento en que se vaya a consumir y durante muy poco tiempo. Esto se debe a que ciertos vinos no responden bien al almacenarse en condiciones de bajas temperaturas.


Vinos 2 las palabras que me habitan


El vino debe servirse a la temperatura que índica la bodega y ésta no suele coincidir casi nunca con la temperatura ambiente. La temperatura habitual de una vivienda suele estar a unos 20-25 ºC con climatización, o incluso más en verano. No conviene tomar un vino tinto por encima de los 17 ºC, ya que aumenta la sensación de alcohol. Es más, los vinos jóvenes, tanto tintos como rosados o blancos, deben consumirse más frescos (a entre 10 y 12 ºC), mientras que los espumosos, al contener gas carbónico, deben tomarse aún más fríos: a entre 6 y 8 ºC.


Sin embargo, una vez abierto y para ralentizar las reacciones químicas que producen la oxidación, lo más aconsejable es guardar el vino en la nevera.


No olvidar que un vino necesita ternura, para florecer, abre la botella con unas horas de anticipación, deja el vino de cámara en la bodega a 14 °, y encontrarás con toda naturalidad la diferencia cuando le ofrecemos paciencia y respeto. La botella se vuelve más refinada y sabrosa, habiendo conservado toda su estructura sin perder su fuerza.


  • Los tintos mejor con la carne


Este es otro tópico muy extendido, que no siempre es cierto.


Muchas personas incurren en el error de pensar que una variedad de vino marida mejor con un tipo de alimento que otra. Actualmente no es prioridad seguir esa regla debido a la amplia gama de estilos de vino que tenemos en el mercado, situación que nos ayuda con la singular tarea de buscar el complemento perfecto, ya que existen tintos con tal ligereza que pueden acompañar perfectamente ensaladas y carnes blancas, como espumosos, blancos y rosados con la complejidad o frescura necesaria para maridar con carnes rojas y platos condimentados.


Lo primero a tener en cuenta en este caso es que el vino debe tomarse según el gusto de cada consumidor. No existe una fórmula mágica para un buen maridaje, ya que este depende de muchos factores, como la intensidad de sabor, la cocción, las salsas. La armonía entre vino y gastronomía no es una ciencia exacta, por lo tanto el éxito se alcanza probando.


Hoy sabemos que la combinación del vino con el plato no depende del color, sino de la capacidad de éste en maridar con la comida, entendiendo maridaje como la cualidad del vino de potenciar el alimento, al preparar las papilas gustativas para estimular los sabores.


El maridaje busca la mejor combinación entre acidez, sal, tanicidad del vino y grasa del alimento. La clave para obtener el mejor partido del vino con una comida, o la comida con el vino, es comprender los componentes básicos del plato. A veces el maridaje no es otra cosa que probar.


  • Sobre el vino rosado


Es el vino perfecto para el verano, está delicioso y marida con casi todo. Sus propiedades, maridajes y frescor hacen del rosado el vino ideal para disfrutar de los días calurosos en una terraza. Sin embargo, a veces da la impresión de que es el patito feo  de los vinos. 


Sin embargo, aún hay muchos tópicos a su alrededor, ¿Los conoces todos? Desmontamos falsos mitos sobre el vino rosado.

                                 El vino rosado es para mujeres

El vino rosado suelen categorizarse como "cosa de mujeres" o "para principiantes" pues tiene fama de ser un vino poco exigente y fácil de beber. La base de esto es que son generalmente muy afrutados. Sin embargo, muchos expertos alegan que esta idea debe ser erradicada. 

                                 Se hace mezclando tinto y blanco

Totalmente falso. El rosado no es el resultado de la mezcla de tinto y blanco, sino de un proceso de elaboración diferente en el que es especialmente importante controlar cada detalle, desde la temperatura hasta la humedad. 


El mito del vino rosado dice que se realiza a partir de la mezcla de vino blanco y tinto. Sin embargo, esta forma de proceder se abandonó hace años.


En la actualidad existen tres formas principales de elaborar rosados. Para entenderlos, hay que partir de la idea de que el mosto es transparente y adquiere su color en la maceración con los hollejos de la uva (la piel y las pepitas), que aportan a la bebida su color, taninos, aromas, sabores, etc.

                                     Prensado directo

Se realiza con uva blanca y tinta. La mezcla se estruja y se prensa para posteriormente ser sometida a un proceso de maceración corto, en el que el vino adquirirá su característico color.

                                      Clarete

El clarete se elabora mezclando los mostos (no el vino) de tinta y blanca. Una vez juntos, se procede a una fermentación parcial en la que los hollejos tintos transmitirán el color, los aromas y los taninos a la bebida.

                                        Sangrado

Es una técnica, que, en lugar de mezclar uvas o mostos, se realiza solo a partir de uva tinta. Esta se somete a un proceso de maceración corto. Luego, los bodegueros la sangran y la introducen en otro depósito, donde cumple los procesos de fermentación apartada de los hollejos.


Existen rosados de excelente calidad, complejos, e ideales para acompañar todo tipo de comidas.

Vin rose

Los distintos colores del Vino Rosado



  • Que vino beber ¿Uno Joven, Crianza, Reserva o Gran Reserva?


Jóven, Crianza, Reserva o Gran Reserva

El tiempo que un vino permanece tanto en barrica como en botella va a determinar su categoría: Crianza, Reserva o Gran Reserva. Este tiempo está establecido por el Consejo Regulador de las distintas Denominaciones de Origen, por lo que puede variar de una a otra. Todo este proceso, las infraestructuras que se necesitan y la mano de obra explican que estos vinos sean superiores a los jóvenes y alcancen por tanto un precio más alto en el mercado.


Como saber si el vino tinto es joven roble crianza reserva o gran reserva


Aquí no hablamos del periodo de consumo, sino del método de elaboración en la bodega, es decir si el vino ha sido envejecido o no antes de salir a la venta.


Existen los grandes vinos crianza, reserva y gran reserva.  Pero también existen pésimos vinos crianza, reserva y gran reserva. Hay vinos jóvenes que son auténticas "explosiones de sabor", cálidos, potentes y de taninos maduros. Y vinos "reserva" que poseen un tanino verde, maderizados, y descompensados.


El método de elaboración, en cuanto a la crianza, puede condicionar su consumo: el maridaje, la ocasión, las preferencias,... pero en ningún caso la calidad del vino.


En cualquier caso, para que no tengas ningún tipo de dudas, en la etiqueta de la botella, podrás encontrar información referente al tipo de vino, su Denominación de Origen y al tiempo que ha permanecido en las barricas antes de ser embotellado, si no se trata de un caldo Joven.


  • Los vinos deben respirar antes de consumirlos


Al igual que muchas de los mitos anteriores, este también se ve influido por la clase de vino. 


El vino necesita oxigenarse, de eso no hay duda, pero abrir la botella y dejarla descorchada no nos aportará mucho, ya que lo que pueda pasarle al vino a través de la pequeña superficie del cuello de la botella es mínimo. Lo correcto para ciertos tipos de vinos será decantarlo (verter su contenido en un recipiente limpio, idealmente, de cristal) para que la superficie en contacto con el aire sea mayor y así dejar que se airee y oxigene 


Es cierto que los vinos de larga crianza que permanecen mucho tiempo embotellados conviene oxigenarlos para evitar que surjan aromas defectuosos. Sin embargo, también es cierto que solo con descorcharlos no es suficiente. Para favorecer la oxigenación conviene verter el vino en un decantador para que la superficie en contacto con el aire sea mayor.


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  • El vino espumoso con el postre



Es habitual (excepto en la Comunidad de Cataluña), usar el Champagne o el cava para brindar en los postres pero esto es, precisamente, lo peor que podemos hacer. En los postres sería mejor utilizar un vino dulce. Realmente un buen vino espumoso, por su finura y, especialmente, si son brut o extra-brut (es decir, secos, sin azúcar), se deberían tomar al inicio de una buena comida, con los aperitivos, para ser apreciados mejor.

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El mundo del vino resulta apasionante con todos sus matices y formas. No obstante, la mejor manera de disfrutarlo es conociendo todos sus secretos y desterrando los falsos mitos que se originan a su alrededor.




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