La culpa la tienen los romanos. Fueron quienes llevaron el vino al Palatinado y así fue como empezó: la Ruta alemana del vino. Recorre una de las regiones más bonitas del país, en un marco de castillos medievales, bosques de ensueño e infinidad de viñedos.
La mayoría de los viñedos alemanes se encuentran ubicados al oeste y al sur del país, localizados sobre todo en las riberas de ríos Rin, Mosela y Neckar. Son 13 las regiones vitivinícolas, donde se producen esencialmente vinos blancos, que han logrado una inmensa reputación y galardones a nivel mundial. Las uvas blancas representan más del 80% de los viñedos alemanes y la más famosa es sin dudas la Riesling. Otra de las variedades más abundantes es la Müller-Thurgau, híbrido de menor calidad de la Riesling, la Ruländer, la Pinot Blanc, la Gewürztraminer y la Sylvaner. Hay también un excelente potencial para la elaboración de vinos tintos, con cepas como Spätburgunder (Pinot Noir), la Lemberger y la Dornfelder.
En la región de Pfälzer Wald o Palatinado, a 100 kilómetros al sur de Franckfurt y junto a la frontera francesa, está ubicada la Deutsche Weinstraße, la ruta del vino alemán más famosa y la preferida por los turistas. Creada en 1935
para fomentar el enoturismo en la zona, es la continuación de la Ruta del Vino de Alsacia, Francia, serpentea por esta región, desde la cooperativa Deutsches Weintor, o la puerta del vino alemán, en la frontera francesa en Schweigen-Rechtenbach de unos 85 km hasta Bockenheim en el norte, donde se construyó la Casa del Vino, al estilo de una ciudadela romana. Son unos 85 kilómetros llenos de maravillosas atracciones turísticas.
Puerta del Vino
Sin dudas, la mejor época del año para visitarla es el otoño, durante la vendimia. Pero tanto en primavera como en verano, el paisaje invita a realizar el recorrido a pie o en bicicleta, y detenerse en las distintas bodegas a degustar sus grandes vinos o excelentes platos de la gastronomía local. Como particularidad, cada año el último domingo de agosto, la Ruta del Vino está reservada para los peatones: ni coches, ni motos pueden pasar por allí, nada que genere ruido. En esa fecha, uno puede disfrutar completamente del ambiente relajante de la región.
En cada localidad uno se puede detener y degustar una cata de vino. En cenadores, a orillas del camino, en tabernas y numerosas enotecas se sirven fantásticos caldos de conocidas bodegas. En esta encantadora despensa de sol, la mayor región vinícola de Alemania, donde las vides realmente apresuran su crecimiento, se percibe la presencia de Dionisio, o quizás baco el dios del vino, para los romanos. La tríada del Palatinado compuesta por Riesling, Grauburgunder y Dornfelder supone el máximo placer para disfrutar de un caldo.
Mundos de vino
El recorrido también ofrece otras atracciones: el Bosque del Palatinado, donde se pueden ver ruinas de castillos medievales. Muchos de esos castillos están en el valle de Elmstein, a donde lleva el Kuckucksbähnel o Tren del Cucú, un tren histórico con locomotora a vapor. En el balneario de Bad Dürkheim se celebra en septiembre el festival de vino más grande del mundo, el Wurstmarkt. Allí también se encuentra el "Dürkheimer Riesenfass".que da cabida a unas 650 personas, y alberga el mayor barril del mundo, que puede contener 166 millones de litros de vino y que ha sido transformada en restaurante de vinos, que ofrece catas y delicias culinarias. Impresiona también el calendario festivo dedicado al vino que es tan largo como la propia ruta: desde la Fiesta del Almendro en Flor en primavera, pasando por la mayor fiesta del vino del mundo o Dürkheimer Wurstmarkt, o la Fiesta de la Vendimia en Neustadt donde se elige la Reina del Vino, hasta la fiesta de despedida del otoño a finales de octubre en Schweigen-Rechtenbach.
Dürkheimer Riesenfass La mayor barrica del mundo
Neustadt, el Hambacher Schloss es conocido también como la cuna de la democracia alemana, además de haber sido el lugar de celebración de la Hambacher Fest, una fiesta nacional alemana que se celebró en 1832. En Deidesheim está el histórico ayuntamiento de la ciudad alberga un interesante museo del vino.
Pnorámica de Neustadt
El viñedo Traminer, de unos 300 años, es uno de los más antiguos viñedos de Europa que aún siguen en uso.
Viñedos de Traminer
A unos kilómetros de la Ruta del Vino, se encuentra el pueblo vinícola de Freinsheim, rodeado por un muro medieval, se encuentra poblado desde la época de los romanos.
Freinsheim
Es simplemente un placer integral
Paisajes idílicos, un patrimonio natural único, con castillos y palacios, aldeas, pequeñas ciudades y pueblos vitivinícolas, algunos con más de 1.000 años de antigüedad. Rincones románticos, museos y 1800 horas de sol al año, hacen de la Ruta del Vino alemán un destino imperdible. Una vez recorrida, se sugiere volver a descubrirla y a experimentarla de lleno recorriéndola en sentido inverso.
RUTA ALEMANA DEL VINO - LONGITUD: 85 km aprox. - TEMÁTICA: vino, placer, cultura, naturaleza
www.deutscheweinstrasse-pfalz.de |
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