Las playas alemanas tienen que tener acceso libre

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Playa de Schillig en Wangerland (Alemania)


El Tribunal Federal de lo contencioso administrativo de Alemania acaba de sentenciar que el acceso total a una playa no puede estar sometido a una tasa o pago de una entrada.


Tener la playa en frente de casa pero que esté vallado el acceso a la misma, situación que por desgracia, en parte del litoral español sobre todo en el sur, ya empieza a ser corriente, es de total normalidad en las costas alemanas, en especial las del Mar del Norte en la Baja Sajonia y Schleswig - Holstein.


En el caso concreto se trata del ayuntamiento de Wangerland (9.000 habitantes) ubicado en la Frisia Oriental que en época de playa o baño cobra una tasa diaria a los no residentes de 3 euros, aunque solo quieran dar un paseo por la arena. Dos vecinos de municipios limítrofes presentaron demanda contra esta injusticia, que fue rechazada en las primeras instancias, pero si admitida por el Tribunal Supremo.


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Playa de Wangerland (Alemania)

 

El alto tribunal sentenció que el ayuntamiento no puede cobrar tasa alguna por acceder a la totalidad de la playa, sino solo en aquellas zonas de especial uso turístico con restaurantes, quioscos, piscinas, puesto de socorrista y vestuarios. En aquellas partes de la playa que no dispongan de estos servicios tiene que existir acceso libre de tasas. Las disposiciones actuales municipales son así contrarias al art 2.1 de la Ley Fundamental que garantiza que Toda persona tiene el derecho al libre desarrollo de su personalidad siempre que no viole los derechos de otros ni atente contra el orden constitucional o la ley moral. Además la Ley Federal de Protección de la Naturaleza dispone del derecho del acceso libre a la naturaleza. Por ese motivo los magistrados federales consideran aquellas playas con escasas infraestructura turísticas como naturaleza de libre acceso.


Para la mayoría de los ayuntamientos esta sentencia presenta un contratiempo muy importante para la elaboración de sus presupuestos. La mayoría de las playas son artificiales y el mantenimiento de las mismas es muy costoso, en especial en la reposición de la arena, las áreas infantiles y los aparcamientos.

 

En el caso del ayuntamiento de Wangerland a los ingresos anuales de alrededor de casi 1 millón de euros hay que buscarle ahora otro origen.

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