¿Cuánto tiempo dura un vino embotellado?

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Si vas a guardar el vino por unos meses, ese lugar debe contar con algunas características 


Cuánto tiempo dura una botella de vino es un aspecto importante a conocer por un buen sumiller, por cualquier amante de los vinos que tenga una pequeña bodega en casa o incluso a la hora de comprar vino, porque no siempre nos van a vender el vino en su añada óptima. 


El vino como producto vivo que es evoluciona con el tiempo, por lo que presenta una curva o ciclo de vida como todos nosotros.


La crianza o envejecimiento del vino no sólo se produce en la cubas o barricas, también ocurre en las propias botellas de vino, tanto en la propia bodega productora como en la del consumidor. El vino evoluciona, por tanto, en la botella. Pero, ¿Cuánto tiempo dura el vino en la botella? Y sobre todo ¿Cuándo beberlo?. Desde Wine At Home, firma líder en fabricación de cavas para conservación de vinos, nos responden a esta y otras cuestiones.


Las condiciones de crianza de un vino dentro de una botella son generalmente de reducción, aunque también de oxidación debido a que puede producirse una entrada de aire dentro de la misma, especialmente durante su permanencia en la bodega productora, teniendo ésta diverso origen.


En una botella estándar -de 75 cl.- recién llenada y taponada, puede existir una pequeña cantidad de aire situada en el gollete y sobre la superficie del vino que procede del llenado de la botella, así como del aire disuelto durante la misma operación, que puede variar en función del tipo de llenadora. Unas pequeñas décimas de ml. de aire que durante las primeras semanas y meses siguientes al embotellado provocarán una microoxigenación del vino.


Por otro lado la falta de hermeticidad del tapón de corcho, en caso de usarse este cierre, por encontrarse inicialmente en expansión, y también por el propio aire contenido en el corcho, contribuirá a esta microoxigenación.


Si por el motivo que sea no podemos tener una vinoteca en casa, el lugar que elijamos para guardar el vino debe cumplir una serie de requisitos para que se conserve de la mejor manera posible.


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OSCURIDAD 


Los rayos ultravioletas del sol hacen madurar al vino demasiado rápido y se echará a perder mucho antes de lo previsto. 


TEMPERATURA Y HUMEDAD


Temperatura La temperatura del lugar elegido debe oscilar entre los 11ºy los 14º C. jamás deben estar expuestos a temperaturas mayores a 21º C ni estar por debajo de los 10º C.


El vino no acepta los cambios bruscos de temperatura. Cuando tengamos que enfriar un vino, debemos hacerlo de forma lenta y progresiva.


No es conveniente colocarlos dentro del congelador ni agregarlo con hielo.


También es importante destacar las variaciones exteriores de temperatura, que provocan dilataciones y contracciones del vino, que pueden 'bombear' aire hacia el interior de la botella en cantidades muy importantes. 


Una diferencia de 15° C de temperatura, admite o expulsa un volumen de aire o vino del orden de 4 ml, que corresponde a una entrada de oxígeno de unos 0,4 a 0.8 ml por cada cambio térmico. Este hecho puede suceder tanto en la guarda inicial en la bodega productora como en el propio domicilio del consumidor, por tanto resulta vital para mantener la calidad del vino evitar las oscilaciones de temperatura.


Es importante la utilización de un termómetro que nos permita conocer en todo momento la temperatura del lugar. Pero lo ideal es disponer de una estación meteorológica electrónica, que nos proporcione: temperatura y humedad relativa. 


Con unas buenas condiciones de guarda en botella, con una temperatura baja y constante, unido a un adecuado llenado de la botella en la bodega, con la utilización de un buen tapón de corcho u otro material adecuado y hermético, y conservando las botellas en posición horizontal o invertida, para que el corcho permanezca elástico y en contacto con el vino, entonces las cantidades de oxígeno que pueden penetrar en la botella se pueden considerar nulas, pudiendo de este modo referirse a una crianza realizada en un ambiente reductor, exclusivamente.


Los problemas que el tapón de corcho viene ocasionando a los vinos embotellados, en unos casos por una cesión de sustancias aromáticamente defectuosas (el más común es la contaminación por TCA), o en otros casos derivados por una falta de hermeticidad, hacen que en la actualidad se esté cuestionando la utilización de otros sistemas alternativos para el cierre de las botellas que, rituales aparte, ofrezcan mejor hermetismo al vino.


En todo caso, durante la crianza en botella se busca y se produce una disminución del potencial oxidativo del vino que favorezca la formación del color, una mayor complejidad aromática y suavidad en el vino debido a la polimerización de alguna de sus sustancias (polifenoles).


Humedad La humedad es importante para evitar que el corcho de la botella no se reseque y de esa manera evitar la aparición de moho. 

 

POSICIÓN DE LAS BOTELLAS


A pesar de existir mucha controversia con este tema, nosotros recomendamos mantener las botellas de vino blanco joven, rosado y Cava en posición vertical, mientras que los vinos tintos de reserva y Gran Reserva se guardarán en posición horizontal.


Pueden conservarse en el mismo embalaje de origen, ya que representará una protección adicional para el producto. Como hemos dicho antes, cada vino requiere ser almacenado en una posición determinada; esta posición viene condicionada por las características de cada uno de ellos. Para los productos que deben reposar tumbados, bastará con un botellero tradicional situado en una zona ventilada, sin humedades y poca luz.


Para el resto de botellas, deberíamos encontrar un lugar que permita su reposo en posición vertical, como podría ser un armario que no esté en la cocina, ya que en ella se producen grandes cambios de temperatura.


Deben tener ventilación suficiente. 



LA CURVA DE CALIDAD DEL VINO


La crianza en botella se desarrolla según una curva de calidad, que toma forma de campana invertida, llegando a un máximo al cabo de unos meses o años, depende del vino, y decayendo con una mayor o menor rapidez hasta llegar a anularse haciendo el vino imbebible.


La duración de esta curva también depende del tipo de vino y de las características de su añada, pudiendo en algunos grandes vinos tintos llegar a superar los 40 a 50 años, mientras que en otros, este período puede ser de tan sólo unos meses.


En casos muy puntuales, los grandes vinos dulces y generosos pueden incluso llegar a vivir un tiempo superior a los 100 años.



TRES ETAPAS


Se distinguen por lo tanto tres etapas en la evolución del vino en la botella:


Fase de desarrollo


En esta fase de crecimiento el vino, una vez embotellado empiezan a desarrollar los fenómenos antes descritos, que mejoran su calidad, incrementándose paulatinamente su calidad durante un período variable, y pudiendo pasar por unas etapas de oscilación previas, motivadas por la recuperación del vino de las operaciones del embotellado.


Fase de apogeo


En esta fase de plenitud, donde el vino alcanza su máxima calidad, que mantiene durante un período relativamente dilatado.


Fase de declive


Donde el vino una vez alcanzada su máxima calidad, inicia un camino descendente, hacia su "muerte". Esta etapa puede ser de mayor o menor duración, dependiendo de las condiciones ambientales y de cómo conservemos las botellas.


No obstante, la mejor manera de establecer la idoneidad de consumo de un vino a efectos de la curva de calidad es probarlo. Es conveniente guardar varias botellas del mismo vino y añada e ir abriéndolas a lo largo de varios meses para comprobar su evolución y su momento óptimo de consumo. La recomendación de consumo de la propia bodega también puede resultar un dato orientativo fundamental. 


RECOMENDACIONES GENERALES SOBRE EL MOMENTO ÓPTIMO DE CONSUMO


  • Vinos espumosos de calidad (método tradicional champanoise), vinos blancos jóvenes o vinos rosados. Entre 1 – 3 años.
  • Vinos espumosos de calidad o vinos blancos con crianza en madera. Entre 3 – 5 años.
  • Vino de maceración carbónica (beaujolais nouveau o novello). Dentro del primer año.
  • Vino tinto joven o Cosecha. Entre 1 – 3 años.
  • Vino tinto Crianza. Entre 3 – 6 años.
  • Vino tinto Reserva. Entre 6 – 8 años.
  • Vino tinto Gran Reserva. Más de 10 – 12 o muchos más años, depende mucho de las características del vino.


Estos datos son una pequeña orientación que ha de tomarse como tal.


Fuente:elaboración propia y vinatur

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