La mítica carretera nacional 2 nos descubre lo más profundo de Portugal y nos adentra en la ciudad de Viseu, punto de partida de la tercera y última etapa de nuestro viaje.
Daniel Marín y Glenn Schippers al inicio de su III etapa por el Norte de Portugal
Viseu, ciudad que recordaremos por su arquitectura y elegantes paseos donde rezuma una rica historia
Nuestra ruta transcurre por la célebre “Ecopista do Dão”, ciclovia que es delimitada por un paisaje natural deslumbrante, a su paso nos encontramos con una multitud de peregrinos y cicloturistas.
Hacemos camino en dirección oeste, zigzagueando entre aldeas, localizamos un bar-ultramarino donde disfrutamos de un café y nos avituallamos de agua, dulces y plátanos para hacer más llevadero el viaje.
Los primeros 20 kilómetros de recorrido fueron un paseo como se dice en la jerga ciclística, del libro de ruta se había encargado mi compañero Glenn, mi sorpresa fue que al pasar la aldea de Paranho Besteiros, nos esperaban 10 kilómetros de un encadenado de 3 puertos a un desnivel promedio de 6%, con intervalos de rampas que llegaban al 15% de inclinación. Sin entrar en detalles, os digo que fue durísimo, menudo dolor de piernas. Pese a la dureza de algunos caminos desde la bicicleta, no necesita de la ficción para narrar el paisaje y llegar a la cima del puerto a 983 metros de altitud, la recompensa es la contemplación del entorno desde un lugar privilegiado.
Tras recorrer más de 40 kilómetros con duras pendientes, el camino es mucho más amable y nos volvemos a encontrar con pelotones de ciclistas. Con viento a favor y la maña de viejo ciclista, me pego a la rueda de mi compañero, para hacer más llevadero el pedaleo. Al llegar a la localidad de Águeda empezamos a percibir la frescura salina del océano Atlántico, señal que nos indica que estamos cerca del mar y de nuestro destino.
A las 14 horas llegamos a la resplandeciente e inspiradora ciudad de Aveiro, esquivando turistas pedaleamos por sus coloridas calles, hasta que encontramos una céntrica cafetería donde disfrutamos de unas cañas y dimos por finalizada nuestra aventura.
Aveiro, Portugal
En 3 días recorrimos un total de 400 kilómetros con un desnivel montañoso de 6.000 metros de altitud, un viaje en el que creamos nuestra propia “road movie”, dónde lo importante no fue llegar a nuestro destino, sino los momentos compartidos junto a personas únicas.
Este diario de viaje, está dedicado a mi compañero de aventuras ciclísticas Glenn, al que le deseo una pronta recuperación, para volver a pedalear juntos por los caminos de Galicia.
Glenn Schippers y Daniel Marín
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