Calisto se ubica en un espacioso local, elegante en sus tonos pastel, discreto y acogedor, en un edificio señorial del Paseo de Eduardo Dato, en pleno barrio de Chamberí, con una hermosa terraza a pie de calle. En cada mesa, como guiño del chef, un pequeño quinqué, recuerdo del restaurante homónimo y preludio de este magnífico Calisto.
Calisto interior
En una cocina a la vista, en la sala del fondo, Griffo y su equipo desarrollan una labor culinaria que oscila entre tradición y vanguardia, de claras raíces españolas, pero con influencias del recetario clásico francés.
En pocos meses, Calisto se ha afirmado como un referente de la buena comida, un sitio al que se puede y se quiere volver (y esto no se puede decir de cualquier restaurante). Con llenos diarios, el “boca a oreja“ ya ha comenzado a funcionar. ¿El secreto? Una cocina fiable, de altísima calidad, que respeta el producto de temporada (la carta puede cambiar), la buena cocción, con platos sabrosos que todos amamos y conocemos, pero con sorpresas que nos deleitan y demuestran la personalidad de Carlos Griffo. Hay combinaciones “mar y tierra”, muy en la línea del chef madrileño, que ya nos habían sorprendido en Quinqué, platos de cuchara de toda la vida, pero muy refinados, interesantes carnes, pescados y verduras excelentes por su frescor y forma de presentarse y elaborarse. Porque Calisto es, en definitiva, la búsqueda de la excelencia en cada producto, en cada elaboración, pero desde una cocina de la sencillez, de la tradición y de los sabores reconocibles, en una carta más extensa que la de Quinqué.
A sus 34 años, Carlos Griffo, poseedor de un curriculum apabullante y curtido en las mejores cocinas de España, como las de Quique Dacosta, Casa Marcial (Arriondas, Asturias) de Nacho Manzano-su gran maestro,-Dabiz Muñoz, La Bien Aparecida o BiBo Madrid de Dani García, ha sabido llegar a los corazones y al paladar de todos aquellos que se acercan a su restaurante, convertidos, automáticamente, en sus incondicionales.
Carlos Griffo
Los entrantes de Calisto son notables y muy originales. Es el caso de las alcachofas a la plancha con crema de foie, trocitos de manzana y escamas de parmigiano, que resultan deliciosas, siendo una forma de comerlas muy diferente a lo que se suele estilar en Madrid. También, sobresalen las croquetas de cecina con leche de oveja, untuosas y memorables, los mejillones y los torreznos cochifrito. Impresionante el tomate de Madrid (grandes productos de kilómetro 0) con ventresca y cebolleta. En cualquier caso, resulta difícil elegir en esta carta, en cualquiera de sus apartados.
El apartado de platos de cuchara es sobresaliente y uno de los más demandados. Judiones con rabito de cerdo deshuesado y chocos o garbanzos a la riojana con pulpo están dentro de esa línea de “mar y montaña”, tan del gusto de Griffo. Gustan tanto estos platos porque pertenecen a nuestro acerbo cultural, ese de cocina de “cuchara”, pero con toques modernizados y sofisticados, dentro de la sencillez.
Judión de Caristanco, Cerdo y Choco
En cuanto a las carnes, no hay que dejar de pedir el solomillo Wellington (mínimo 2 personas, 30 euros/persona), acompañado de una potente salsa de carne y un suave puré de patata. Una receta clásica de la alta cocina tradicional que, aquí, se nos antoja exquisita e indispensable. El hojaldre con la “duxelle” de champiñones que rodea a la tiernísima carne en su punto justo de cocción, es memorable. Viene emplatado delante del comensal por un servicio profesional y atento.
Solomillo Wellington @JoseSalto
Dentro de este clasicismo, encontramos el afrancesado coquelet de Las Landas con chalotas al oporto, unos riquísimos canelones de ternera con foie- receta de siempre que nos enamora- o un chuletón soberbio. La misma excelencia se encuentra en los pescados, tan apetecibles como el sapito a la Brasa y la dorada a la sal.
Chuletón de Cárnicas Lyo, Patata Frita
Los postres se caracterizan por su punto gourmet, con el arroz con leche, el coulant de chocolate, las torrijas o la tarta de limón.
Coulant de chocolate @JoseSalto
La carta de vinos posee alrededor de 50 referencias, entre las que se cuentan algunas de las principales D.O. españolas, vinos franceses (principalmente champagnes) y caldos alemanes.
Calisto es esto: una cocina de gusto exquisito con una buena relación precio-calidad y una experiencia culinaria muy agradable de sabores confortables. Todo ello, gracias al saber hacer de Carlos Griffo, uno de los grandes chefs del momento.
Direcciones: Paseo de Eduardo Dato, 8- Madrid
Precio medio: 60 euros/ persona
Horarios: De 13.30 h a 16.00 y de 20.30 a 23.00 h. Cierra domingos noche, lunes y festivos noche.
Reservas: 91 737 36 40- www.calistorestaurante.com
Autora: Carmen Pineda
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