Castelló
‘Tras el corazón verde’, título del filme que protagonizarón hace casi cuatro décadas Michael Douglas y Kathleen Turner, serviría para definir lo que siente el viajero al sumergirse en el parque de Ribalta, frondosa antesala hacia el casco antiguo de Castelló. Aunque, paradojas del destino, su espacio fue ocupado hasta 1860 por un cementerio –el Calvario– desde entonces pasó a ser en uno de los lugares más singulares de la ciudad.
Parque de Ribalta, Castelló
7,7 hectáreas de superficie en forma trapezoidal arropan el actual parque, resultado de la fusión de dos anteriores –Ribalta y Obelisco– en uno solo, con una gran avenida que lo atraviesa en diagonal y una plaza circular en el centro donde se alza altivo un monumento en honor a los héroes de la Guerra Carlista (julio de 1837). El parque de Ribalta fue concebido como un jardín romántico inglés del siglo XIX y adopta el nombre del pintor Francisco Ribalta, de origen catalán pero muy querido –y ‘adoptado’– por los catellonenses. Rebosante de vegetación, con 2.100 ejemplares de árboles todos catalogados, con sus nombres científicos y su lugar de origen, es el sitio perfecto para un relajante break en cualquier visita a la ciudad.
Panorámica del Parque de Ribalta, Castelló
Pasear por su laberinto de pasillos, entre pinos, eucaliptos, cipreses, álamos, plataneros o palmeras, es embriagarse de sensoriales aromas mientras se van descubriendo otras sorpresas, como el modernista Templete de la música, donde muchos domingos hay conciertos matinales; el sinuoso ‘estanque de las ocas’, del que emerge una elegante Venus; la rosaleda dedicada a las víctimas de la violencia; casi una decena de estátuas de ilustres figuras (y entre ellas un imponente Toro), un edificio circular llamado la Pérgola o preciosos bancos de cerámica que son el más fiel reflejo de una de las señas de identidad de Castelló, que en abril de este año se convirtió en la primera ciudad española que se incorpora a la Ruta Europea de la Cerámica.
Bancos de cerámica en el Parque Ribalta de Castelló
El parque de Ribalta es un espacio vivo y activo, donde pueden verse niños jugando en espacios infantiles, jóvenes practicando running, mayores lanzando la petanca… o gente de todas las edades conversando tranquilamente sentados o paseando sin rumbo fijo. Un referente para el visitante que en otoño cobrará aún más protagonismo como lugar de paseo y escenario de conciertos al aire libre para la familia en un ambiente inigualable.
Pero Ribalta es solo la punta del iceberg de una ciudad que apuesta firmemente por la ecología y la sostenibilidad y que se oxigena con otros 11 parques, ocho de ellos en el entorno urbano castellonense. El parque de Rafalafena es el único que se caracteriza por ser un recinto cercado. El Parque del Auditorio está próximo al Palacio de Congresos y Auditorio de Castelló. El parque del Meridiano debe su nombre a su ubicación, en el meridiano de Greenwich y el paralelo 40. El parque Mérida, cercano a los centros comerciales, destaca por su zona ajardinada. El parque de las Comunicaciones, en el distrito sur, ofrece varias zonas de juegos infantiles. El parque Pont de Ferro es moderno y une tecnología y cerámica en un innovador estilo urbano. El parque Sensal se ubica en el barrio del mismo nombre, de moderna construcción y rodeado de campos de naranjos. Y el parque del geólogo José Royo destaca con su gran variedad de especies botanicas y acuáticas, en su lago.
En el distrito marítimo del Grau hay otros tres parques. La Panderola es un espacio de ocio que, justo este año, ha sido objeto de una importante renovación, con un concepto más diáfano y accesible. El parque del Pinar, la mayor zona verde de la ciudad, está ubicado en paralelo al Mediterráneo y la playa del mismo nombre. Y el parque del Litoral, también junto al mar, destaca por su zona de dunas.
Castelló, Parque del Pinar
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