su centro urbano, que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad

Torun, en Polonia, ciudad de leyendas, donde nació Copérnico

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Torun, Polonia, es un perfecto ejemplo de ciudades medievales que se puede encontrar en el país báltico. A lo largo de su centro urbano, que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad, encontrará un buen número de monumentos, principalmente enmarcados en el estilo gótico característico del Báltico. Torun fue, además, la ciudad natal de uno de los grandes genios de la ciencia medieval, el astrónomo Nicolás Copérnico.


Precisamente uno de los monumentos más representativos que ver en Torun es la estatua de Copérnico, que se encuentra en la Plaza del Mercado de la ciudad. La imagen de este astrónomo, que fue el primero en formular la teoría heliocéntrica, es una de las imágenes más conocidas de la ciudad polaca, situada a ambas orillas del río Vístula, y posee la mayor riqueza de arquitectura gótica de Polonia, salvada milagrosamente de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. 


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Copérnico, en primer plano en la Plaza del Mercado de Toruń 


En Torun destaca la Plaza Mayor, con el ayuntamiento en su parte central. Desde lo alto de su torre se contempla una maravillosa vista panorámica de la ciudad. Sus monumentos más destacables son: la estatua de Copérnico, la casa de la familia de Copérnico, tres iglesias góticas, las murallas defensivas y accesos medievales, las ruinas de un castillo de los caballeros teutónicos y la Torre Torcida.


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Ruinas del Castillo de la Orden Teutónica de Torun, que data del siglo XIII 


Entre las iglesias destaca la de Santiago Apóstol, ya que en la Edad Media Toruń se encontraba en el Camino de Santiago del noreste europeo a la Península Ibérica. Además, tiene numerosos museos, uno de arquitectura tradicional al aire libre, y un planetario.


Uno de los monumentos más representativos que ver en Torun es la estatua de Copérnico, que se erige en la Plaza del Mercado desde 1853, a sus pies reza algo así como: El hombre que movió la tierra y detuvo el cielo.


La figura de este astrónomo, que fue el primero en formular la teoría heliocéntrica, es una de las imágenes más conocidas de la ciudad polaca.


A espaldas de Copérnico se encuentra uno de los edificios imprescindibles de visitar, el ayuntamiento. Este soberbio edificio de ladrillos del siglo XIII no solo ha hecho las veces de Casa Consistorial a lo largo de su historia, también ha sido el lugar de celebración del mercado local y hoy día acoge las dependencias de un museo de arte de la región.


En el Ayuntamiento de Torun, en Polonia, se puede subir a lo más alto de su torre, de 40 metros de altura. Las vistas desde allí son espectaculares, con toda la Ciudad Vieja a sus pies y sus torres medievales de ladrillo rojo salpicando las calles de la ciudad.


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Ayuntamiento de Torun y Plaza Mayor


En la Catedral de San Juan, una de las tres iglesias góticas con una preciosa arquitectura y el uso de ladrillos rojos, muy común en el estilo propio del Báltico, destacan las alusiones a Copérnico, desde su pila bautismal hasta un epitafio del astrónomo.


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Catedral de San Juan 


La Iglesia de San Jacobo es otra del estilo gótico del Báltico que ver en Torun. En el interior de este templo no se puede dejar de admirar los impresionantes frescos que decoran los muros y que han convertido a esta iglesia en la más bonita de la ciudad. Por otra parte, en la Iglesia de Santa María, la última de esta triada de templos góticos, se encuentra el sepulcro de la Princesa Ana Wazowna, un importante personaje de la historia polaca.


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Y por supuesto, al visitar la ciudad de Copérnico, es imprescindible visitar el hogar del astrónomo. Aunque no se trate de la original, sino una réplica posterior, reproduce a la perfección la típica casa medieval de Polonia, que además conjuga plenamente con el ambiente histórico de la ciudad. Hoy en día se ha convertido en un museo que, como no puede ser de otra manera, repasa la vida y la obra del científico polaco.


Copérnico, fue matemático, jurista, físico, diplomático, economista… pero su gran aportación, aquel descubrimiento científico que más tarde daría al traste con las convicciones religiosas, la hizo en el campo de la astronomía, en el que brilla como un referente. 


Nicolás Copérnico fue el hombre que vio en el sol el centro del Universo, el autor de aquel tratado prohibido que marcó un hito en la historia de las ideas. Vivió en Torun hasta los 18 años, para después completar sus estudios en Cracovia y otras tantas ciudades italianas, en las que permanece la huella de su figura.


Más allá de este hecho, suficiente para desplazarse tras los pasos del genial astrónomo, Torun constituye una joya sin pulir de Polonia.


Una encantadora ciudad gótica a orillas del Vístula que sigue siendo aquel bastión medieval al que la Segunda Guerra Mundial pasó por alto como en un milagro. Su vista panorámica desde el río, con la silueta de las agujas proyectada sobre las aguas, ha sido catalogada como una de las siete maravillas del país en una elección votada por los propios polacos.


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Panorámica de Torun, en las orillas del río Vístula



  • Tesoros arquitectónicos



Magníficamente conservada son muchos son los atractivos que la hacen merecedora de más que un destino de paso hacia otras grandes metrópolis. Empezando por su casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad, que está presidido por el antiguo ayuntamiento de ladrillo rojo, hoy Museo Regional, con una torre a la que puede subirse tras salvar 175 escalones. Merecen la pena, porque la panorámica que se observa resulta espectacular.


Solo desde arriba se aprecia la magnitud de la Catedral, que tardó 200 años en construirse. Un grandioso monumento famoso por albergar la llamada Trompeta de Dios: la campana de 7,5 toneladas (la segunda más grande de Polonia) que se elaboró con los objetos de metal que donó la propia población en un año, el de 1500, en que se creía que tendría lugar el fin del mundo. También desde lo alto se divisa la Casa de la Estrella, una proeza arquitectónica que se cuenta entre las construcciones más bellas. Y cómo no, las iglesias, hasta 200 de estilo gótico (algunas revestidas con capas clasicistas, manieristas, barrocas…) que otorgan a Torun total homogeneidad.


Y es que, si algo destaca en su magnífico trazado de calles peatonales, es ese ambiente medieval. En lo que queda de las murallas con las tres puertas imponentes. En las ruinas del castillo de los caballeros teutones, destruido por los lugareños como protesta. En la torre inclinada unos 146 centímetros, donde la sabiduría popular dice que, si se logra apoyar la espalda y extender los brazos sin caer al suelo, la persona en cuestión estará libre de pecados.


Recorridos


Una visita ideal es deambular sin rumbo, descubriendo nuevos secretos, como las numerosas esculturas que salpican las calles, entre las que destaca el Burro de la Tortura (con un filo de metal en el lomo sobre el que obligaban a sentarse a los reos en tiempos de la Inquisición) o la menos cruenta del Perrito, que es un guiño sarcástico al comunismo.


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También, se puede dar un paseo por el Vístula a bordo de un barco. O, en su defecto, caminar a lo largo de la orilla en el bautizado Bulevar de Filadelfia en honor a la ciudad americana con la que Torun se encuentra hermanada. Eso y algunas visitas imprescindibles para descubrir que también esta localidad sabe de arquitectura contemporánea. Por ejemplo, el teatro Baj Pomorski, que tiene la forma de un armario de madera, con personajes de los cuentos infantiles tallados en su fachada. O el Centro Cultural Jordanki , proyectado por el español Fernando Menis, que he ganado numerosos premios por su rompedora estructura con techos móviles.


También rendirse a los placeres del estómago en los múltiples restaurantes donde se sirve una gastronomía contundente y sabrosa. Imprescindible es conocer Jan Olbracht, un local tradicional de madera donde elaboran su propia cerveza; o, más moderno, el Bistro Klonowica, donde sirven platos vanguardistas. Dos caras de esta ciudad que aún está por descubrir





El Planetario de Torun, dedicado al astrónomo y matemático Wadyslaw Dziewulski, fue inaugurado en el año 1994, cuyo primer director fue Lucien Broniewicz. Presenta unas pantallas con conocimientos astronómicos que merece la pena visitar.


El Planetario es visitado por grupos de escuelas, familias con niños y turistas. Está situado en el edificio de antigua fábrica municipal de gas en el Casco Viejo.


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El Planetario de Torun, en Polonia 


El Planetario ofrece las sesiones astronómicas en una sala de proyección debajo de la cúpula y presenta dos exposiciones interactivas: Base MARS#17 y Geodium.


Desde sus principios todas las sesiones están producidas en su propio estudio y a base de sus propios guiones originales. Cuentan sobre la magnitud y la estructura del Universo, permiten conocer estrellas, constelaciones, planetas del sistema solar y historia de los descubrimientos astronómicos.


La exposición Base MARS#17 es un nuevo espacio interactivo y multimedia, cuya escenografía recuerda un laboratorio espacial futurista en MarteLa exposición Geodium, en esencia, está dedicada a la Tierra, enfoca en los aspectos astronómicos y naturales de nacimiento y de evolución de nuestro planeta. Las dos exposiciones permiten a los visitantes realizar por si mismos unos experimentos sencillos y facilitan la adquisición de conocimientos del mundo que nos rodea.


El Planetario en Toruń se integra perfectamente en el ambiente de la ciudad de Copérnico y es una importante atracción turística de la ciudad y de la región.


Pan de jengibre


Otro gran símbolo de Torun, casi tanto como Copérnico, es su famoso pierniki o pan de jengibre, apreciado en todo el país. Un dulce que se remonta a aquellos tiempos en que la ciudad era un importante puerto fluvial al que, como cruce de rutas comerciales, llegaban numerosas especias. Con muchas de ellas (pimienta, canela, cardamomo, clavo…) se siguen elaborando hoy estas galletas que cuentan hasta con un museo, que desgrana su peculiar historia, viendo cómo se elabora la masa y conocer sus secretos.


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Pan de Jenjibre


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