Hombres de Negro

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   ¡Lo que nos gusta un detalle!. En numerosas ocasiones, nos quedamos en lo superficial, en lo irrelevante. Como diría Serrat, "son esas pequeñas cosas"

"Tenemos que aprender a distinguir lo verdaderamente relevante de lo que no lo es

    Sin embargo, hay momentos en los que centrarnos en pormenores, puede ocasionar una distracción o quizás, una versión distorsionada de lo verdaderamente importante. Pues si algo hemos aprendido del encierro al que nos hemos visto abocados en las últimas semanas, es que tenemos que aprender a distinguir lo verdaderamente relevante de lo que no lo es.


Nos encontramos ante una vorágine de información, en la que cada día se nos atraganta algún hecho en equilibrio con otro que nos envuelve en un hilo de esperanza. Ahí fuera hay grandes pérdidas, personales y económicas. Bien sabemos que esto no es fácil, nadie dijo que lo fuera. Sin embargo, a pesar de que se nos invita a estar juntos en la distancia y a luchar “todos a una”, unos cuántos altavoces, arremeten constantemente a favor de corbatas negras y  astas de banderas semidesnudas.

"Vuelven como antaño, a comerciar con nuestros muertos.

Una especie de Troika, con hombres de negro vigilantes, claman cada día su insatisfacción. Vuelven como antaño, a comerciar con nuestros muertos. Culpan a los de enfrente por una debacle mundial, que se vuelve imprevisible a cada momento, mientras sus negocios sanitarios nos muestran sus anchas espaldas.


La política del luto frente a la de vivas aportaciones. El trueque de almas por humo. O cómo la crítica destructiva, solo hace eso, destruir sin atisbo de cordura.


Y mientras, a cada segundo, surge la ingente necesidad de medidas para salvar a nuestro pueblo que está jugando el mayor partido de su vida. ¿Vale la pena aparcar los egos e inclinar los sesgos ideológicos ante lo extremo? ¡Pues claro que vale la pena!. Porque al contrario de lo que Saint-Exupéry nos decía, "lo esencial no es invisible a los ojos". Y nuestros esenciales, ahora son más visibles que nunca.

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