La pradera submarina de la Posidonia Oceánica, el secreto de las cristalinas aguas de Formentera

Formentera

• Formentera esconde un secreto que poco tiene que ver con el aspecto más bien árido que luce en su superficie: sus verdes praderas de Posidonia Oceánica. Una planta ­–el ser vivo más longevo del mundo, con 100.000 años de antigüedad– que crece agazapada en los fondos arenosos poco profundos de su litoral mediterráneo. Y no solo es fuente de vida para peces, esponjas, algas y otros animales, sino que protege de la erosión a esos fondos marinos gracias a sus raíces y ejerce una función depuradora que otorga a las aguas de la Pitiusa menor su transparencia sublime; esa que convierte en paradisíacas sus playas y calas. 

Pero amenazas como la contaminación, los vertidos de líquidos residuales o el fondeo de barcos, que las arranca del fondo marino, han puesto en peligro a esta planta que mantiene la calidad del ecosistema submarino. Allí se alimentan y reproducen más de 400 especies de plantas marinas y un millar de especies animales, muchas de las cuales son materia prima de la gastronomía balear. Es por ello que, para evitar su desaparición, Formentera puso en marcha en 2017 el Save Posidonia Project, un proyecto solidario de micro mecenazgo –pionero en el Mediterráneo occidental­– que consiste en apadrinar metros cuadrados de esta planta, a partir de 1 euro el metro cuadrado.

Posidonia Oceánica, Formentera

  Este proyecto ha logrado apadrinar ya 251.052 metros cuadrados de los 76,5 millones de metros cuadrados de la pradera de Posidonia Oceánica que envuelve las aguas de Formentera. Un auténtico tesoro natural que constituye el principal atractivo de dos de las variadas actividades náuticas que ofrece la isla: el submarinismo y el snorkel (buceo de superficie). Formentera es como un iceberg que muestra solo una pequeña parte de su grandeza natural... porque su belleza no solo está en su superficie salvaje sino en un paraíso submarino llamado Posidonia Oceánica. 

Buceo en Formentera

• La Bota

La Bota es un bajo situado al suroeste de la isla de Ibiza, no lejos de Es Vedrá. Se trata de un bajo situado sobre un fondo de arena que alcanza los 31 metros de profundidad. Desde este punto se eleva hasta casi alcanzar la superficie. 

La Bota, Formentera

    En muchas ocasiones, cuando las condiciones del mar son algo más duras y el oleaje es abundante, llega a emerger y es visible la espuma de la ola que choca contra su cima, pero cuando el mar está en calma resulta peligroso para la navegación ya que no es visible desde la superficie. Este hecho le ha convertido en un enclave muy conocido entre los marinos que frecuentan las aguas de las Pitiusas debido a su peligrosidad.

Para los buceadores en cambio, la posición de La Bota es el secreto que la hace tan atractiva, y es que su distancia de la costa hace que sea un lugar afectado por las corrientes, es precisamente esta afectación lo que provoca que sea un punto en el que se concentra una abundante fauna marina.

Son muchas las especies que pueblan La Bota: sargos comunes (Diplodus sargus), obladas (Oblada melanura), pero quizá lo más atractivo sean los bancos de barracudas (Sphyraena viridensis), los grandes meros (Epinephelus marginatus), las morenas (Muraena helena) y las escórporas (Scorpaena scrofa).

El inicio de la inmersión suele depender de si hay o no corrientes o de si éstas son fuertes o débiles, en función de esto se optará por bajar en un lado u el otro de La Bota. Independientemente de las condiciones del mar, se descenderá hasta el punto más profundo al inicio de la inmersión y se irá ascendiendo paulatinamente hasta volver al punto de fondeo. La ruta que se siga será bien por una de sus caras haciendo zigzag o dando la vuelta al promontorio mientras se asciende.

Desde hace unos años La Bota es uno de los puntos donde puede llegar a producirse el anhelado encuentro con alguno de los caballitos de mar (Hippocampus guttulatus) que habitan en las aguas de Ibiza y Formentera. Es muy recomendable mantener los ojos bien abiertos durante esta inmersión.