Carnaval, Entroido

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No es una celJacinto Seara 202ebración que sea una festividad cristiana, aunque tal como lo conocemos nació en la Edad Media para “paliar” los 40 días de Cuaresma que preceden a la Semana Santa. Los estudiosos del tema no se ponen de acuerdo si eran sólo tres días (domingo, lunes y martes) o se iniciaba el jueves anterior. Lo que sí es cierto es que siendo una celebración no cristiana estaba permitido todo exceso, incluidos conventos, y en donde era muy abundante la carne, que posteriormente en cuaresma no se podría comer. En pocas palabras buena mesa y diversión, mucha diversión. Tas la reforma y el Concilio de Trento, el carnaval queda asociado a los países católicos, aun cuando en algunas regiones o países cercanos siguen celebrando el martes comiendo filloas o lo que ellos llaman panqueques.


La palabra Carnaval tiene su origen en el italiano carnevale (carne levare, retirar la carne). En el castellano antiguo se le denominaba con una palabra del latín: “introitum” o “entrada” en Cuaresma. Supongo, al ser lego en lingüística, que de ahí tenemos en Galicia la palabra Entroido, con tradiciones en muchos casos propias de aquí. Lo cierto es que Carnaval es más extendido y lo conoce todo el mundo, y, como ya he dicho, de diferentes formas se celebra en todo el mundo católico, siempre cómo un “desmadre” previo a la Cuaresma. En España se celebró desde que el cristianismo salió de las catacumbas y existen relatos literarios que recogen esta milenaria celebración, que fueron adecuándose a los lugares de en donde se festejaba.


Muchos estudiosos lo ven como una continuación de las saturnales, bacanales, fiestas dionisíacas en Grecia, e incluso en honor del dios Mitra. Hay datos que nos dicen que por estas fechas también se celebraban en Egipto y Sumeria actos similares, llegando incluso a remontar estas fiestas a 5.000 años antes de nuestra era. Creo que no tienen relación y el hecho básico es que precede a la Cuaresma católica. Bien es cierto que en un mundo agrícola, el mes de febrero es de muy poca actividad y lo normal era que los pueblos, y especialmente los dirigentes, buscasen una forma de tener a las gentes entretenidas: no olvidemos el “panem et circenses” (pan y circo) romano.

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