Pily Reñones

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  • IMG 20190119 WA0001La fotógrafa gallega Pily Reñones ha conseguido una nominación a los premios Goya de fotografía, que se resolverán este sábado 2 de febrero
  • Hablamos con ella para conocer la historia de una foto de autor que captura una imagen icónica del rural gallego


¿Cómo acoges esta nominación, es importante para ti?


Estamos hablando de los Goya y los Goya en fotografía y en cine son lo más grande. Yo creo que cualquier actor o fotógrafo quisiera llegar, estar entre las diez mejores en mi categoría en un premio nacional como este es un sueño. Me había presentado otras veces y no es algo con lo que cuentes, hay mucha gente buena. Cuando realmente te dicen que estás ahí… te quedas un poco en blanco. A mí me transformó el momento que estaba viviendo, me trasladó a la infancia, me hizo recordar cómo empezara. Además representar a Pontevedra es un gustazo.


Y ya si consiguieras volverte a casa con un premio ya sería fantástico...


Ay, dios mío! Ya si consiguiera el premio ya sería… Pero bueno, estar entre los diez mejores ya es un premio, ganar sería la guinda.


Cuéntame un poco de dónde sale la foto que presentas, la historia que hay detrás.


Yo normalmente vivo de la fotografía de bodas, es lo que te aporta el día a día, pero lo que más me gusta es la fotografía de autor. Además me encanta el rural, fui niña del rural, vivo en el rural también. Pero cuando era pequeña lo viví mucho.


Esa foto surgió en un pueblo del interior de Ourense que se llama Marcelín, extremando con A Gudiña. Yo participaba en un cortometraje de Ruben Riós que se llama Vida y Holanda, que es la señora de la foto, había hecho un papel en ese cortometraje. Y un día de estos de rodaje estaba haciendo mis fotos y vi a Holanda en un balcón con un rosario pasando las cuentas. En ese momento me recordó a mi abuela porque la vi con una cara muy arrugada, con una toquilla que me recordaba a mi infancia… Y disparé. Pero no disparé pensando en conseguir un fotón, sino porque me gustaba la foto para mí.


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La verdad es que sorprende la intensidad de su mirada, casi parece que la has hecho posar!


No no no, esto es tal cual. Ella sabrá ahora de la foto, porque hasta ahora no sabía ni que existía. Yo lo hice para mí, como foto de autor. Esta foto realmente a mí me gustaba muchísimo, pasado un tiempo la imprimí y la dejé encima del escritorio. La foto se quedó ahí y siempre pensé que si algún día salía a la luz sería para algo importante. Nunca encontraba el momento. Hace dos años tuve la oportunidad de mandarla a los Goya y mandé otras. Y este año no estaba nada animada. Pero un amigo mío, un señor asturiano que es fotógrafo, me dio la fortaleza recordándome que tenía fotos en archivo. En los últimos días me llamó y me dijo que él se jubilaba, que lo hiciera por él. Me puse a ver la foto y pensé que igual la foto me ayudaba a entrar en los Goya. Mandé 3, pero esta era la que más me gustaba.


Supongo que ahora te tocará acercarte un día a invitar a esta señora a un café o algo...


Justo hoy se lo escribía a mi hermana, el cuerpo me pide ir junto a Holanda a sacarme una foto con ella. Me tira, me tira. No sé ni su teléfono realmente y además por teléfono sería complicado explicárselo. Así que voy a ir, le daré un beso y las gracias. Estar entre los diez mejores gracias a la foto de alguien que no sabía ni que existía ya es mucho para agradecer.


Ya para acabar, supongo que esta nominación no sale de la nada, que se siente como reconocimiento a años de trabajo.


Los reconocimientos vienen del esfuerzo. No es que vivas de los premios, pero sí es verdad que cuando te pasan estas cosas es una inyección de adrenalina, te dices “pues parece que algo bueno estoy haciendo”. Tristemente esto no son los Goya del cine, donde todo es mucho más pagado, más fashion. Parecen como unos Goya de segunda y en realidad son unos Goyas de primera.


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