un CUIDADO mundo de contrastes y armonías que conviven a la perfección

Bretaña, la Galicia francesa

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  • Viajar a las costas de Bretaña francesa conociendo algunos de los pueblos más bonitos de la zona y sus paisajes espectaculares, es traspasar las fronteras de la fantasía y dejarse llevar por el último rincón de la tierra que dio cobijo a la civilización celta, la más alegre de Europa.


Hay algo que tienen en común Pablo Ruiz Picasso, los Hermanos Lumière Hugh Grant. Todos ellos cayeron rendidos ante los encantos de la costa bretona, en el noroeste de Francia. Picasso buscó en esas playas un motivo que pintar; los Lumière, inventores del cinematógrafo, encontraron allí una fuente de inspiración; y Hugh Grant sigue paseándose por la zona para jugar al golf.


Bretaña, la región francesa con más metros de costa, tiene mucho para ser destacado, lo que haría este artículo inmenso, pero recojo aquí visiones como la de mi admirado gaitero Carlos Núñez define como "la Galicia ideal" y que el escritor Álvaro Cunqueiro cita como "la Galicia soñada" por los múltiples elementos que estos dos territorios de origen celta tienen en común.


La zona se la conoce como Costa Esmeralda por su color. Tradicionalmente, la gente acudía a las playas de Dinard y Saint-Malo (a 40 minutos de Rennes, la capital bretona) para aliviar sus dolencias mediante el agua y la brisa, lo que hoy se conoce (y se sigue practicando) como talasoterapia


Francia Dinard Taloserapia

Dinard, playas con piscinas marinas para practicar talasoterapia


Separada de Saint-Malo por el estuario del río Rance, la ciudad de Dinard tuvo su época de gloria a mitad del siglo XIX cuando la aristocracia inglesa y otros afortunados de la alta sociedad que podían permitirse unes vacaciones, las disfrutaban en esta parte de la costa.


Fue el conde de origen libanés Rochaïd Dahdah el impulsor de Dinard y el que promovió el cambio de aquel pequeño pueblo de pescadores en una ciudad glamourosa.


La ciudad tiene diferentes playas, pero la más popular es la Playa de l’Écluse. Es la más animada, donde se encuentran tiendas, restaurantes y mucho ambiente.


Es considerada la ciudad francesa más británica, también acudía selecta clientela de otros países europeos, como algunos miembros de las familias reales -entre ellos el rey Alfonso XIII- nobles, políticos, industriales, y personalidades de la cultura y el arte como Oscar Wilde, Agatha Christie, Winston Churchill, Julio Verne, Pablo Picasso, Laurence d’Arabia, los hermanos Lumière, Roland Garros, Alfred Hitchcoc  y otros tantos.


Francia Dinard, France, statue at of Hitchcock. 1500

Estatua de Hitchcock, que contempla la lejanía del mar con un par de cuervos sobre sus hombros. Dicen que Alfred Hitchcock tuvo como referencia para la casa de Psicosis, una villa que se encontraba en la Plage de l'Écluse de Dinard, también alusiva a su película “Birds”. (foto: José  Cerdeira)


De aquella época ha perdurado un interesante patrimonio arquitectónico, no sólo por las elegantes mansiones (hay contabilizadas 407 villas protegidas) sino también casinos y hoteles acordes con los distinguidos visitantes.


Caminamos hasta la Punta du Moulinet por el camino de ronda que al final nos muestra las mejores vistas de Saint-Malo. La mayoría de villas se encuentran en el paseo que conduce a la Punta de la Malouine.


Francia Dinard. Pointe de la Malouine

Dinard, Punta de la Malouine


Dinard


Tanto como Galicia, Bretaña es una región situada en la esquina noroeste del país, y dividida en cuatro provincias. Ambas regiones se caracterizan por sus paisajes verdes, rías y costas cinceladas, su clima fresquito y lluvioso, población de lejano origen celta y sendos cabos Finisterre. El gallego es más imponente y está más al oeste. A él acudían para ver el fin del mundo conocido los peregrinos que iban a Santiago al menos una vez en su vida.


Galicia y Bretaña son tierras de emigración, las dos con pasado agrícola, pesquero y atlánticas, volcadas hacia el mar, las dos cuentan con lengua vernácula aunque de origen muy distinto -el gallego y el bretón-, sus respectivos pueblos mezclan religión con leyendas, las dos tienen un fuerte carácter propio irrenunciable, realzan las encrucijadas de los caminos con cruceiros y "pardons" (perdones), son regiones o naciones geográficamente distantes pero de vida muy paralela.


1 200 pardons qui sont chaque annu00e9e fu00eatu00e9s en Bretagne.Cada año con motivo de las distintas fiestas se exiben unos 1 200 pardons en Bretagna 


Poco locuaces, a veces con un toque místico, si nos ganamos su confianza se vuelven líricos y te invitan a su mesa a comer y cantar. Y entonces comienza la fiesta. Cualquier motivo es bueno: festejar a los muertos, a los santos, al mar, a la luna llena, al dios Belenos. Así es el carácter bretón: amante de las fiestas nocturnas que se realizan al aire libre, y donde se comparte la ila cotriadei (un plato local de pescados, crustáceos y verduras) o el ikig ha farzi (cocido de carnes y verduras), todo ello regado con litros de sidra, un acompañante imprescindible para las galettes, que se sirve en “bolée” (taza). De hecho, existen más de 200 variedades de manzanas en Bretaña, que también sirven para elaborar el chouchennuna bebida alcohólica tradicional que se obtiene a partir de la fermentación de la miel en zumo de manzana y a la que se nombra en muchas canciones bretonas .


Cotriade bretonne excellent (1)Kighafarz plat

Ila cotriadei y el ikig ha farzi dos platos típicos de la cocina bretona


Bolu00e9e de cidre Breton

Tipica Bolée (taza) de sidra Bretona 


Continuamos viaje hasta Rennes, una moderna ciudad industrial, en el mismo centro de la región de Ille-et-Vilaine, un paraje cubierto de bosques y castillos, perfectamente armonizados con dólmenes y menhires, vestigios de otros tiempos.


Rennes tiene más de dos mil años de antigüedad: fue fundada por los Redones, una tribu gala, en el siglo II a.C. Una de las ciudades más importantes del antiguo reino, y posteriormente, ducado de Bretaña durante la Edad Media.


A Rennes, los romanos ya la conocían como aldea gala de nombre Condate, cuando los romanos llegaron la convirtieron en el centro administrativo provincial, junto con Nantes (que está más al sur), en el principal cruce de caminos de su red de calzadas. Tras la caída del Imperio romano se sabe poco de la ciudad, hasta llegar al siglo XI, cuando destacó en la resistencia a las incursiones normandas que asolaban Francia en esa época. Bretaña consiguió mantenerse independiente hasta poco después de que la Duquesa Ana de Bretaña contrajera matrimonio con el rey francés Carlos VIII en 1491. Hoy en día, capital de la región del mismo nombre. 


Situada en la confluencia de los dos ríos más importantes de Bretaña, el Ille y el Villaine, y que a su vez la divide en centro norte y centro sur. El centro sur es donde está toda la actividad administrativa e industrial, es más moderna. En cambio el centro norte se corresponde con el casco histórico, la ciudad estudiantil, el comercio y las zonas de ocio. La ciudad se puede visitar en un día y medio como mucho. El sábado la ciudad bulle, la gente pasea, va de tiendas, de bares... en cambio el domingo es diferente, sólo están los visitantes, pues casi todo está cerrado.


Queda claro que hay mucho que ver en Rennes

 

Recomendamos acudir a la oficina de turismo, que se encuentra en una capilla, concretamente en la Chapelle de Saint Yves (del siglo XV) y que pertenecía al Hôtel Dieu de la ciudad (el antiguo hospital que fue demolido para canalizar el río) en ella está la exposición permanente Rennes, ville d'art et d'histoire que a través de fotografías, maquetas y pinturas nos documentan la historia de la ciudad y su gente. El domingo es un buen día para una visita guiada, pues apenas hay gente y nos podemos perder por la ciudad tranquilamente. 


Detrás de la Rue St-Ives encontramos las calles más pintorescas de la ciudad como la rue du Chapitre con el Hôtel du Blossac, en el número 5, uno de los mejores ejemplos de casas con estructura de madera y que sobrevivieron al incendio de 1720, y la rue de Psalette, así como numerosos palacios de los siglos XVIII y XIX. 


Francia Rennes pl Ch Jacquet Casco antiguo 1500

Rennes, Casas antiguas en la Plaza de Champ Jacquet


Por la rue des Dames (lleva el nombre en honor de las damas de compañía de la duquesa Ana de Bretaña, por ella llegamos a la Catedral de St-Pierre, construida en el siglo XVII en estilo neoclásico, en la portada, flanqueada por dos torres gemelas podemos ver el escudo de Luis XIV, el rey Sol. 


La Catedral de Rennes, la Catedral de San Pedro


Cinco fueron las ciudades fundadas por los romanos en la Bretaña histórica, pero sólo tres de ellas mantuvieron su status a lo largo de los siglos: Vannes, Nantes y Rennes. ¿Por qué? Porque las tres contaron con obispados dentro de sus murallas. Y obispado significa… ¡catedral! 


La “sobriedad” de la fachada neoclásica de la catedral de Rennes no da pistas sobre el interior con sus órganos monumentales, un altar románico, imitación de mármol, mosaicos y un dosel de madera. Cuando ves la fachada no te esperas lo que te vas a encontrar dentro, y comtemplerla por dentro es desubrir una joya arquitectónica. 


Francia, Rennes Catedral de San PedroFrancia renne rue tipique

Rennes, Catedral de san Pedro y una de sus calles típicas en el centro histórico


En frente de la catedral hay una calle que nos lleva a las Portes Mordelaises, las puertas de la muralla construida por los romanos en el siglo III. Por aquí pasaban los duques de Bretaña para su coronación en la Catedral.


Portes Mordelaises

Portes Mordelaises, en Rennes


Las calles más bonitas de Rennes con sus casas de entramado de madera


A partir del siglo XVI, la arquitectura tradicional de esta zona de Bretaña consistió en casas construidas con entramados de madera. El incendio que asoló el parlamento bretón y toda la ciudad en 1720, acabó con muchas de ellas –sólo sobrevivieron 270 de las más de 1.000– y, por extensión, con la costumbre. Se prohibió utilizar la madera como material de construcción para evitar nuevas catástrofes como aquélla.


Rennes rue st guillaume

Rennes calle de San Guillaume, con sus típicas casas de paneles de madera


El Parlamento de Bretaña


Una de las joyas turísticas de Rennes es el parlamento de Bretaña. El imponente edificio ha vivido más de un episodio destructivo. El primero en 1720 cuando, sólo once años después de acabarse, sufrió un incendio. El mismo que asoló gran parte de la ciudad, construida en madera como el propio palacio, durante nada menos que ¡seis días! El último, en 1994 cuando una manifestación contra las normas de pesca europea acabó, de nuevo, con el palacio en llamas.


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La Sede del Parlamento Bretón en Rennes (foto: Antón Alonso)


La bandera de Bretaña se la conoce como Gwenn ha du y fue diseñada en 1925, es blanca y negra. Está compuesta por cinco bandas negras, que simbolizan los antiguos obispados de la Alta Bretaña (Rennes, Nantes, Dol, Saint-Maló y Ssaint-Brieuc) y cuatro franajs blancas que corresponden a los de la Baja Bretaña (Cornualles, Léon, Tréguier y Vannes). En un recuadro blanco se representan once armiños estilizados, emblema de los Montfort, duques de Bretaña (la forma de cruz recuerda la piel de este animal, que aparece en muchos escudos

de las ciudades bretonas).


Triskel breton

Otro símbolo bretón que se encuentra en cualquier parte es el Triskell una cruz de tres espirales que representan la tierra, el fuego y el aire.


Probablemente sea un símbolo de origen celta que se encuentra no sólo en monedas y joyas antiguas, sino también en miniaturas y pergaminos medievales, en la actualidad lo encuentras en los diferentes souvenirs que hay en todas las tiendas de recuerdos.


Continuamos disfrutando del recorrido y nos acercamos a la Place des Lices, fuera de las murallas y donde durante la Edad Media se celebraban los torneos de caballeros y las Lizas. Si lo visitáis una mañana de sábado, podréis disfrutar de uno de los mercados al aire libre más grandes y coloridos de toda Francia.


Al final de esta plaza, encontramos la de San Michel, lugar de reunión para los habitantes de Rennes, ahora, porque en siglos pasados aquí estaba la horca, justo debajo del reloj que no funciona (se dice que está encantado) para impartir "justicia" y no era muy visitado que digamos, al lugar se le conocía como "el fin del mundo". Siguiendo por la Rue Saint Michel, una de las calles más antiguas de la ciudad veremos más edificios con el típico entramado de madera, son casas de los siglos XV y XVI, en el número 13 encontramos la casa más antigua de la ciudad.



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La casa mas antigua de Rennes y la Plaza de Santa Ana, donde está la Iglesia Saint-Aubin


Tras recorrer la rue St-Michel a la que los estudiantes suelen llamarla la "rue de la soif" la calle de la sed, debido a la gran concentración de bares que hay por la zona, llegaremos a la Place St-Anne, donde se encuentra la iglesia de St-Aubin


Tomamos la Rue St-Melanie, llegaremos a otra iglesia neoclásica la de Nôtre-Dame en Sainte-Melaine. Al lado de la iglesia está el parque o Jardin du Thabor, originalmente era el huerto de los benedictinos de Ste-Melanie, que lo llamaban así en recuerdo del monte de Palestina. Con más de 10 ha, es un un jardín de estilo francés, con un huerto botánico y un célebre rosal, en el que todos los rosales tienen un nombre, están etiquetados o bien hay una placa con el nombre. El parque es un punto de reunión importante para los ciudadanos de Rennes, hasta el punto de que todo el mundo los domingos por la tarde se reúnen en él. Si volvemos al centro de la ciudad en la calle principal encontramos el ayuntamiento y el teatro de la ópera, situados en la Place de la Mairie, estamos en el corazón de la ciudad.  


El Hôtel de Ville erigido en el 1743, destaca la Tour de l'Horloge entre dos alas simétricas. Hay una curiosa historia en la hornacina que hay en medio, había una estatua de Jean Boucher de 1911 y que simbolizaba la unión de Bretaña y Francia, el problema es que se veía a la Duquesa Ana de Bretaña arrodillada delante de Carlos VIII rey de Francia, el 7 de agosto de 1932 una bomba del grupo separatista Gwen ha Du (blanco y negro) la hizo volar por los aires, pues lo consideraban como un "monumento a la vergüenza nacional". 


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Rennes, Ayuntamiento, al atardecer (foto: M.F. González)


En frente está el Teatro de la Ópera, en estilo neoclásico todo circular. Si bajamos hacia el río, nos encontramos con la Place de la Republique, con unos edificios impresionantes, el Palais du Commerce, construido en 1882 actualmente es la sede de Correos y fue ideado para "esconder" la ciudad baja, pues se creía que su visión desvirtuaba la magnificencia de la plaza.


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Palacio y Plaza del Comercio, en Rennes (foto: M.F. González)


Por la zona del Parque Thabor, hay unos cuantos palacetes o Hôtels Particuliers que son bonitos de ver, hay unos cuantos interesantes. Si bajamos por la rue Gambetta podremos ver el Palacio Saint Georges. El Palacio de St. Georges fue construido en el sitio de una abadía benedictina fundada alrededor de 1032 por el duque Alain III para dar cabida a las mujeres de familias nobles. Fue saqueado y quemado a finales del siglo XII , y reconstruido por su abadesa Magdalena de Lafayette y Marguerite de Halgouet. Durante la Revolución el edificio se convirtió en un cuartel. En 1888 los establos fueron destruidos para construir la escuela de medicina. 


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Río Vilaine que atraviesa Rennes (foto: Antón Alonso)


Una curiosidad más es la Piscina Saint-Georges, una piscina de principios del siglo XX toda decorada en estilo Art-Deco.


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Rennes, la famosa Piscina de San Georges


En Rennes hay buenos lugares para comer las típicas Galettes, y Crêpes acompañadas de un botella de sidra.



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Rennes, calle peatonal de San Georges, con numerosos bares y restaurantes con terraza (foto: M.F. González) 


Tomar una dirección desde la ciudad de Rennes es difícil. Mont Saint Michel, entre la frontera de Normandía y Bretaña, la abadía en realidad pertenece a la región de Normandía y no a La Bretaña, pero es impensable pasar tan cerca sin hacer esta visita.


  • Desde lejos o desde cerca, el Mont-Saint-Michel es una maravilla. Casi un espejismo. Su reflejo en la espléndida bahía del mismo nombre, una doble ilusión. El Monte Saint-Michel y su bahía están incluidos en el Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1979. 


Uno de los sitios más visitados de Francia


Este grandioso lugar, atrae a turistas del mundo entero. Figura entre los lugares más visitados de Francia, curiosos de todo el mundo vienen a descubrirlo. Entre ellos, turistas y peregrinos en busca de descubrimiento o espiritualidad.
 

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Panorámica del El Monte Saint-Michel, desde la pasarela que da acceso (foto: Antón Alonso) 


Escenario de las mareas más grandes de Europa, es majestuoso con tiempo despejado y aún más misterioso bajo la niebla... Cualquier tiempo y todas las estaciones son apropiadas para su visita. 


El Mont-Saint-Michel es, ante todo, un lugar sagrado y lleno de historia. 


El origen del Monte, una aparición 


El Mont Saint-Michel debe su existencia a una aparición: la del Arcángel Miguel (de ahí su nombre) a Aubert, obispo de Avranches. Bajo santa solicitud, el obispo hizo construir en el año 709, un santuario en el monte Tombe, por aquel entonces un simple islote de granito. En el año 966 (a petición, en esta ocasión, del duque de Normandía), una comunidad benedictina construye en la roca una abadía benedictina.


Un fabuloso sitio medieval


Poco a poco, a lo largo de los siglos, se sigue construyendo: la iglesia abacial románica y los edificios del convento en los siglos XI y XII y los edificios de Merveille (el claustro y refectorio) del s.XIII al s.XVI. 


Por no hablar de los edificios de protección militares en el siglo XIV (que preservaron el Monte en la Guerra de los Cien Años) y, al mismo tiempo, el pueblo. 


Todo este edificio es un milagro: traídos de las islas Chausey, los bloques de granito fueron tallados y luego izados hasta la cima del monte. 


Santuario religioso 


A través de los siglos, el Mont-Saint-Michel ha sido siempre un centro religioso de renombre. Era, junto a Roma y Santiago de Compostela, (otra de las semejanzas con Galicia), uno de los puntos más importantes de las peregrinaciones del Occidente medieval.


Su primera vocación, la oración y la bienvenida, son actualmente respetados siempre, en particular a través de la presencia, desde el año 2001, de los hermanos y hermanas de las comunidades monásticas de Jerusalén. Por tanto, es natural que el Mont-Saint-Michel sea una de las 13 Ciudades Santuarios del territorio francés. 


Una bahía teatro de las mayores mareas de Europa


¿Qué mejor lugar que esta bahía, teatro de las mayores mareas de Europa? Durante todo el año, y más especialmente durante la época de buen tiempo, son muchos los peregrinos y los profanos que acuden a vivir la experiencia de la travesía de la bahía. Acompañados de un guía, descubren todas las riquezas de este ecosistema único.


Los visitantes recorren las callejuelas adoquinadas del Monte Saint-Michel para acceder a la abadía que se encuentra en la cima de la roca.


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Callejones y calles adoquinadas, en la Fortaleza, Cisterna para recoger las aguas pluviales (fotos: A. Alonso)


La terraza del Oeste, explanada de la abadía, ofrece unas vistas panorámicas increíbles sobre toda la bahía


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Panorámica de la Bahía de San Michel y el acceso desde la Terraza del Oeste (foto: M.F. González)


Cuando el coeficiente de la marea es superior a 110, el monte se convierte en una isla. Las paredes están bañados en agua. Los accesos a la roca quedan cortados. El fenómeno, que dura solo unas pocas horas, ¡no se producía desde hace más de 130 años! 


Lo que no hay que perderse del Mont-Saint-Michel 


  • Observe el monte desde la gran belvedere de la nueva presa (que se visita) y aproveche para observar el fenómeno de las mareas; 
  • Suba a la Grande rue y a las murallas;


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Pasee entre las pequeñas tiendas de recuerdos y restaurantes; (foto: M.F. González)


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La Grande Rue, la calle principal del pueblo, adoquinada y estrecha llena de tiendas y lugares para comer (foto: A. Alonso)


  • Visite el museo histórico o también el museo del mar y de la ecología;
  • Descubra el logis de Tiphaine, casa histórica del caballero Bertrand du Guesclin (condestable del ejército del Rey de Francia); 
  • Admire la iglesia parroquia, la casa del peregrino y su biblioteca religiosa; 
  • Contemple la abadía, joya arquitectónica y sus jardines;


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Claustro de la Abadía de St. Michel  (fot: Antón Alonso)


  • Escuche los oficios cantados por los monjes y monjas; 
  • Observe, desde lo más alto, la bahía del Mont-Saint-Michel; 
  • Recorra, acompañado de un guía, la bahía del Mont-Saint-Michel. Cuidado, aventurarse solo está prohibido y es muy peligroso. Las arenas movedizas y las aguas subiendo han creado en el pasado numerosos incidentes; 
  • Déjese sorprender por una achéoscopie, gran espectáculo multimedia que le sumergirá en la historia


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El islote de Saint Michel está superpoblado y encontraréis unos precios desorbitados, diríamos que incluso para los franceses, y hoteles no demasiado cuidados. Para evitar que os cueste lo que ni el chauvinismo justifica, y estar igualmente cerca, os aconsejo Les Relais St Michel, donde si lo buscáis con tiempo -y con suerte- encontraréis precios más asequibles. 


Bosques mágicos


A unos 70 kilómetros al norte de Rennes llega el olor a mar de la costa, desde Cabo Fréhel hasta la villa de Cancale. Este es un lugar de ensueño para observar uno de los fenómenos más atrayentes de la zona: las mareas. El ritmo misterioso de la luna marca dos mareas al día y dos de noche, que desnudan una y otra vez la costa. Las mareas del litoral bretón dejan al descubierto dos veces al día grandes extensiones de arena y peñascos; hasta 118 metros se retira el mar en la costa norte de Cancale, llegando a alcanzar los 14 metros de altura.


Cancale. 1603

Cancale


Para los que prefieren los pastos verdes, pasear por el bosque de Huelgoat, al oeste de Bretaña, a unos 150 kilómetros de Rennes es una maravilla. Aquí se pueden ver gigantes de piedra, enormes grutas y caudalosos ríos que fueron testigos, en su día, de las hazañas del rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda y de las intrigas de Merlín. 


Francia Le ''champignon'' de la Foru00eat d'Huelgoat, Finistu00e8re

El ''champignon'' del Bosque de Huelgoat, Francia

 

Aunque el mejor paseo lo ofrece, sin duda, el bosque de Brocéliande. Allí quedan los restos de la Fuente de Barenton, el primer encuentro entre Merlín y la bruja Viviana, o la tumba de Merlín, junto a la Fuente de la Juventud.


Brocu00e9liande forests

Bosque de Brocéliande


Brocu00e9liande, La fontaine de Barenton

Bosque Brocéliande: La fontaine de Barenton


El siguiente paso en nuestro viaje es descubrir los acantilados de Bretaña: Fort la Latte, el Cabo Erquy o Cabo Fréhel, el más conocido y el que ha inspirado a tantos artistas. 


Cabo Erquy

Cabo Erquy


Cabo y ciudad Erquy 1500

Panorámica del Cabo y la Villa de Erquy


Fuerte la Latte, el arquetipo de castillo inexpugnable


El Fort la Latte está ubicado en la costa norte bretona, conocida como la Costa Esmeralda. Este tramo está dominado por la mano del hombre a través del fuerte y por la propia naturaleza, ya que aquí se encuentra el fantástico Cabo Frehel, una abrupta punta que se asoma al mar, en lo que durante siglos se consideraba el fin del mundo. Un lugar dominado por una naturaleza salvaje y escenario de cruentas batallas resume a la perfección el carácter indómito de la costa celta. 


El fuerte la Latte, está bastante cerca de la famosa y corsaria ciudad de Saint Malo, a unos 40 Km y 50 minutos de camino, lo que da una idea aproximada de los tramos de costa que hay que bordear para llegar al famoso castillo.


Fort La Latte es una de las construcciones más espectaculares de la costa, transformado en fortaleza de defensa costera entre 1690 y 1715, el Fort La Latte, con sus muros colgando sobre el mismo acantilado. Construido y reconstruido desde su primer asentamiento en el siglo IX, hoy es una propiedad privada abierta al público. El fuerte es sensacional, rodeado de la exuberante vegetación de la Costa Esmeralda y destaca su espectacular torre del homenaje, además de su posición junto al acantilado. Es fácil entender el por qué uno de los clásicos del cine, Vikingos. Su sistema défensvo del siglo XIV, todavía resulta visitable hoy.


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Castillo Fort la Latte en la Costa d'Armor, en Bretaña


Cabo Fréhel: mar y tierra en simbiosis


En Cabo Fréhel, (Cap Fréhel en francés) desde hace algunos años, se ha prohibido acampar y para acercarse hay que dejar el coche en un aparcamiento cercano. El motivo es preservar este entorno natural de la contaminación de los automóviles.


El Cabo Fréhel y todo el paisaje dominado por este abrupto acantilado. Situado a 4 Km del castillo, desde la carretera ya se advierte que estás en un sitio especial y es que la vegetación rodea la vía, dominado el rojo y el verde. Y esto es así hasta que cae al mar, creando un paisaje con una paleta de colores increíble a la que se añade el azul turquesa del mar


Cap Frehel Bretagne

Cabo Frehel, Bretaña


Ile de Bréhat


Otras de las bellezas que ofrece Bretaña es la infinidad de islas que se unen y separan del continente por la continua acción de las mareas. Uno de estos entornos paradisíacos es Ile de Bréhat, apodada “isla de las flores” una pequeña isla de no más de cuatro kilómetros cuadrados. 


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Molino de la Isla de Bréhat


Las rocas de la isla son de granito de color rosa, como toda la costa de esta zona de la Bretaña, y su clima es templado gracias a la corriente del golfo. Este microclima hace que puedan subsistir plantas y flores de procedencia mediterránea, tales como, palmeras, eucaliptos, hortensias, geranios…, que embellecen los jardines de las preciosas casas de estilo bretón y las calles del pueblo. En toda la isla, solo circulan los coches de los que tienen residencia en la isla, los cuales son pequeños y pensados para desplazarse dentro de la isla, ya que las calles y caminos en general son muy estrechos.

El único medio de transporte es la bicicleta o los tractores, reconvertidos en transporte turístico cuando terminan las labores campestres los 300 habitantes de la isla.


Francia Bretau00f1a  Ile de Bru00e9hat,


Superado este primer bache, el paseo merece la pena y será la única forma de recorrer en un día toda la isla. En este lugar existe una auténtica vivienda celta, que sirvió de inspiración para la casa de la Bella y la Bestia de Walt Disney. 


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Capilla de San Michel


Desde la capilla de Saint Michel, a 33 metros sobre el nivel de mar, el punto más alto de la isla, la panorámica es excepcional.


Vista desde la Capilla Saint Michel croix

Vista desde la capilla San Michel


El viaje sigue su curso aunque el tiempo vuela, a lo largo del día de hoy haremos 100 km desde el Mont Saint Michel a Dinan, pasando por Saint Malo, haciendo parte del recorrido por una carretera de costa. Nos dirigimos hacia un sitio singular en la costa, a vistar por cercanía, está a unos 5 kms. de Saint Malo y a 60 kms. de Mont Saint Michel, recorrido que nos lleva cerca de una hora, hay fácil aparcamiento en el mismo parking del restaurante Le Benetin ya que según parece son ellos los que gestionan este pintoresco lugar, el restaurante es de lujo y dispone de una terraza espectacular con vistas al mar.


En un grandioso entorno natural, Les Rochers sculptes de Rotheneuf son un lugar donde  se han tallado en la roca casi 300 estatuas. Estas esculturas monumentales entre las más famosas de Bretaña y bajo el arte brut fueron creadas por el padre Fouré durante 25 años sobre el granito de la costa, él fue quién esculpió las figuras que representan corsarios, pescadores, duendes, bestias marinas y figuras vinculadas a los marineros de Rotheneuf, con el paso del tiempo y debido principalmente a la erosión del viento y la fuerza de las olas esta condenado a que poco a poco las figuras vayan desapareciendo


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Rochers sculptu00e9s de Rothu00e9neuf 1

Les Rochers sculptes de Rotheneuf


Terminada la visita, continuamos nuestro recorrido hacia dirigimos a Saint Malo siempre por la carretera de la costa y descubrimos un sitio muy interesante a visitar, La Pointe de la Varde, una reserva natural protegida desde donde se divisan unas vistas muy buenas de la bahía de Saint Malo, también hay antiguas fortificaciones usadas por los alemanes durante la II Guerra Mundial, hay fácil aparcamiento y diversos caminos para recorrer. 


Francia Bretau00f1a La Pointe de la Varde

La Pointe de la Varde Reserva Natural


Desde aquí ya vamos directos Saint Malo, llamada La Ciudad Corsaria, aparcamos el coche en una de las calles que parten desde la Chaussee du Sillon de forma gratuita ya que el parking al lado de la ciudad intramuros es caro, la Chaussee du Sillon es la calle que bordea la playa principal de Saint Malo.


Francia st malo

Panorámica de San Malo desde el embarcadero deportivo


La ciudad amurallada de Saint Malo presume a lo largo de los siglos de una larga y abultada historia, pero también bastante convulsa, y en ocasiones trágica. Apodada como la ciudad corsaria y desde luego, una vez conocida, el apelativo le encaja como un guante. Ya en los siglos XIII y XIV los habitantes de Saint Malo se dedicaban a la piratería de barcos enemigos, y hasta llegaron a ser una ciudad independiente. A lo largo de los siglos la configuración de sus calles entorno a la catedral han cambiado en parte debido a los incendios sufridos por la ciudad en el pasado hasta llegar a la Saint Malo que hoy conocemos. 


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El barco Étoile du Roy, convertido hoy en barco turístico, es una réplica de una fragata Corsaria de 1745. Esta nave de 310 tonenladas estaba armada con 20 cañones y estaba ocupada por 236 hombres a bordo


A pesar de la destrucción sufrida en la Segunda Guerra Mundial que arrasó el 80 por ciento de la ciudad intramuros, Saint Malo luce hoy como nunca y es una de las ciudades turísticas de Bretaña que más interés despierta. Las vistas de la ciudad desde la zona del puerto deportivo son fantásticas.


Después de visitar la oficina de turismo que se encuentra casi enfrente de la Puerta de Saint Vicent y hacernos con un plano de la ciudad iniciamos nuestro recorrido, por no cargar este relato con demasiadas fotos, dejamos un enlace de la oficina de turismo para el que quiera realizar una visita virtual con imágenes de 360 grados de los mejores sitios de Saint Malo, sobre la ciudad decir que es un antiguo refugio de corsarios protegidos por Francia que luchaban contra los ingleses. 


Puerta St Vincent 1518

Puerta de Saint Vicent, en San Malo

  

Aunque no lo parezca en 1944 durante la II Guerra Mundial fue casi destruida por completo pero se llevó a cabo un gran trabajo de reconstrucción. Se puede pasear por la parte superior de la muralla que protege y rodea completamente la ciudad intramuros, algunos tramos se remontan a la edad media aunque la mayor parte es del siglo XVIII, durante el paseo sobre la muralla que nos lleva unos 40 minutos encontramos varias puertas de entrada aunque las mas destacadas son:


  • La puerta de Saint Vicent construida en 1708, es la entrada principal a la ciudad intramuros, en la parte frontal tiene dos escudos que son el escudo de armas de la ciudad y del ducado de Bretaña, una escalera que hay bajo la puerta nos da acceso a la parte superior de la muralla.
  • La Grand Porte, esta es la entrada mas antigua a la ciudadela que data de la segunda mitad del siglo XV, esta compuesta por dos grandes torres con matacanes.


Sain Malo La Grand Porte, 1551

Interior de la Grand Porte, en San Malo, uno de los iconos


Entre las torres que encontraremos a lo largo de la muralla la mas famosa es La torre Bidouane construida sobre un promontorio en la segunda mitad del siglo XV, tiene 23 metros de alto y es el lugar desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la ciudadela, el cabo Frehel con buen tiempo, las murallas, y las islas Grand Be y Petit Be.


Saint Malo  Torre Bidouane

San Malo, vista desde el mar en medio la Torre Bidouane


Una vez recorrida la muralla vamos a comer primero y despues a recorrer las calles que se encuentran intramuros, aunque el tiempo no acompaña hay un gran ambiente por las calles, muchas tiendas donde entretenerse y cafés donde hacer un descanso, el edificio mas destacado intramuros es la catedral de Saint Vincent de estilo románico y gotico, fue construida en el siglo XII pero ha sido restaurada a lo largo del tiempo varias veces, durante la II GM sufrió muchos daños, su interior es muy curioso porque esta construida en varios niveles por lo que hay muchas escaleras en su interior, entramos a la misma desde la puerta que da a la rue Blatrerie. 


Francia San Malo cathedrale saint vincent construite au xi

Catedral de Saint-Vincent, en San Malo


Al lado de la ciudad intramuros se encuentran la isla de Petit Bé (web) en donde destaca su fuerte, una obra maestra de la ingenieria militar y que en estos momentos pertenece a un particular que se comprometió a conservarlo y abrirlo al público, y la isla de Grand Bé donde está la tumba de Chateaubriand, antiguo político y escritor francés, a ambas islas sobre todo Grand Be se puede ir a pie cuando la marea está baja, pero hay que tener en cuenta que si la marea sube y estamos allí, no podremos volver hasta que vuelva a bajar la marea, también se puede acceder a la Petit Be desde la Grand Be a través de un transporte público gratuito de barca, que se coge en el viejo embarcadero de la Grand Be hasta la playa del Petit Be. 


Tambien se puede acceder al Fort National que es monumento histórico pero hay que tener en cuenta que la apertura de estos sitios depende mucho del tiempo, la temporada turística y las mareas, Saint Malo al igual que el Mont Saint Michel tiene una de las mareas mas oscilantes del mundo y cuando la visitamos nosotros era marea alta, que hacia imposible el acceso tanto al fuerte como a la isla Grand Be. 


San Malo la Plage de l’Eventail

La Plage de l’Eventail y al fondo el Fort National


Es que Bretaña da para mucho !!!!


¡Bon voyage! 


Fuentes: propia, wiquipedia y varios

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