Fiesta de Todos los Santos en las Islas Baleares

Una dulce tradición con flores, “rosaris ensucrats”, “panellets” y “bunyols”

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El aroma que dejan las primeras lluvias otoñales y la llegada del cambio de hora invitan a visitantes y residentes a disfrutar de la tradicional Fiesta de Todos los Santos en el archipiélago balear. Una cita ineludible en la que no faltarán las tradicionales visitas a cementerios para llevar flores al lugar donde yacen los seres queridos.

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Para endulzar este día, nada mejor que los confites típicos que inundarán las pastelerías, como los huesos de santo, los “panellets”, los “bunyols” (buñuelos) o los “rosaris ensucrats” (rosarios dulces), unos grandes collares hechos de golosinas que los padrinos regalan a sus ahijados, quienes lucen, orgullosos, de su dulce complemento durante toda la celebración.


Todos los Santos y Todos los Muertos


El 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, es una fiesta cuyo origen tiene que ver con la Iglesia Católica y constituye el día en el que se veneran a todas las citas del santoral, incluidos los santos que además poseen una fiesta propia en el calendario litúrgico. Por lo general, las catedrales lo celebran exhibiendo las reliquias de los santos que tienen entre sus muros. Por su parte, el 2 de noviembre, Día de Todos los Muertos, es habitual visitar los cementerios para recordar a los difuntos y “coronarlos” con flores.


Así, con motivo de esta efeméride, los cementerios de las Islas Baleares, al igual que los del resto de España, se convertirán en los lugares más concurridos viéndose inundados de flores y engalanados para la ocasión.


"Rosaris ensucrats": Una dulce tradición mallorquina para los más pequeños

Para Todos los Santos, las pastelerías mallorquinas se llenan del aroma y el color de los típicos rosarios de caramelos, llamados "rosaris ensucrats". Y es que, además de honrar a los difuntos con las habituales ofrendas florales, la tradición dedica un capítulo especial a los más bajitos de la casa.

Así, este día los niños son obsequiados por sus padrinos o madrinas con unos grandes collares elaborados con golosinas, caramelos de distintos colores, bombones y que van personalizados con una figurita de papel. De todos los tamaños en función de las edades, los rosaris ensucrats alegran los escaparates de las pastelerías baleares, que los cuelgan de sus paredes y ventanas para atraer la atención de los más pequeños. Antiguamente las Ave María se hacían con los “panellets” y los Padre Nuestro con frutas confitadas o azucaradas.

En Mallorca los rosarios y “panellets” de Todos los Santos tienen origen de una costumbre medieval. Se llamaban “panetets de la mort” o panecillos de la muerte y el día de Todos los Santos se depositaban en las tumbas y en las iglesias, junto con una luminaria encendida. Más tarde esos “panes” se ofrecían como limosna. Parece que en el pasado, cada pieza del rosario era un “panellet de mort” o panecillo dulce, elaborado con harina y frutos típicos de la época como castañas, almendras, piñones, calabaza, etc.

Otros dulces típicos, mano de santo

Durante estas fechas también es típico comer panellets, unos dulces típicos de Baleares, así como también de Cataluña y Valencia que se comen –según la tradición- la víspera de Todos los Santos, cuando se celebra ‘la Castañada’. En tal festejo suelen acompañar a boniatos y castañas asadas.

Estos dulces se elaboran a partir de masa de mazapán y se cubren de distintos ingredientes, que dan lugar a las diferentes variedades de panellets. Los más apreciados son los de piñones, pero también se cubren con almendras picadas, coco, chocolate, membrillo etc.

Otra de las tradiciones que ha perdurado desde entonces en Menorca es la de comer “Bunyols de Tots Sants” la víspera de antes de la fiesta. Los buñuelos, por norma general, se suelen servir con miel o azúcar y también con arrope. Un delicioso dulce característico que no puede faltar en la mesa en una fecha tan señalada. Estas dulces delicias pueden encontrarse tanto en las pastelerías como en los puestos que se instalan para estas fechas otoñales en las plazas y calles más céntricas de las localidades menorquinas.

En Ibiza y Formentera, como en gran parte de lugares del mundo, la gastronomía también ha ido cogida de la mano con la celebración de festividades religiosas. Antiguamente, en Ibiza la noche de Todos los Santos se reunía toda la familia para hacer “sa trencada”, que consistía en una cena a base de frutos secos, fruta del tiempo y los típicos panellets y bunyols bañados en vino dulce.

Así es la fiesta de Todos los Santos en Islas Baleares, una alternativa más que sitúa al archipiélago balear como un destino ideal para visitar durante todos los meses del año y que invita a conocer su lado más auténtico y desconocido, especialmente en temporada baja. 


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