Las escapadas de invierno se consolidan como una de las tendencias favoritas entre los viajeros. Según el Winter Travel Index de Tripadvisor, esta temporada el 60 % de los viajeros planea realizar viajes invernales y las reservas han aumentado un 45 % interanual, impulsadas por el deseo de vivir experiencias culturales urbanas y propuestas estacionales memorables. En este contexto, Türkiye —con experiencias de viaje excepcionales durante todo el año— se presenta como un destino ideal para celebrar el cierre de año con un enfoque distinto: más auténtico, más cercano y profundamente conectado con la historia y la tradición.
En particular, la Región de Anatolia Oriental invita a despedir el año entre vastos paisajes nevados, ciudades con identidad propia y una herencia cultural que se siente en cada calle, mesa y encuentro. Es un viaje que combina el espíritu de renovación del Año Nuevo con experiencias que despiertan los sentidos, desde la gastronomía local y la arquitectura monumental hasta las rutas históricas y la calidez de sus habitantes.
Kars, joya invernal de Türkiye y parada emblemática en la ruta del Expreso Oriental, ofrece el marco perfecto para cerrar el año con una experiencia cultural envolvente.
Eastern Express
Su arquitectura singular y sus paisajes —del Lago Çıldır a Sarıkamış, conocido por su nieve cristalina— convierten cada recorrido en una postal, ideal para paseos al atardecer y celebraciones de fin de año con cenas de temporada y brindis elaborados con productos locales.
Kars Çıldır Lake
Entre las visitas destacadas se encuentra el Sitio Arqueológico de Ani, Patrimonio Mundial por la UNESCO. Antiguamente conocida como “la ciudad de las mil y una iglesias”, Ani fue un punto clave de la Ruta de la Seda y hoy recibe al visitante con sus ruinas rojizas en medio de la naturaleza, un espacio propicio para la reflexión y para comenzar el Año Nuevo con perspectiva.
Kars Ani
La experiencia se completa a través de la gastronomía, ya que Kars es una de las grandes capitales del queso en Türkiye, con especialidades como el kaşar y el gruyere local, además de platos tradicionales de ganso y el hingel, un tipo de mantı de sabores inolvidables, sin olvidar una visita al Museo del Queso.
Kars Museo del queso
Ağrı añade a la experiencia invernal un componente monumental que conecta historia y paisaje. El Palacio de İshak Pasha, en Doğubayazıt, impresiona por su imponente presencia y por la fusión de estilos arquitectónicos otomano, persa y selyúcida. El complejo —que incluye mezquita, madraza, baños, cocina y otras dependencias— refleja la grandeza de su época y sorprende con detalles como su sistema de calefacción central, concebido para afrontar los duros inviernos de la región. Recorrer el palacio y sus miradores en horarios de luz suave permite despedir el año en un entorno histórico de gran impacto visual, con el Monte Ağrı (Ararat) como telón de fondo, una montaña asociada a la tradición de la llegada del Arca de Noé y visible desde distintos puntos de la ciudad.
Agri İshak Paşa Palace
Para quienes buscan un cierre de año sereno y significativo, Bitlis se presenta como una parada ideal. En Tatvan, a orillas del Lago Van, el día puede comenzar con un desayuno abundante a base de miel de Bitlis y quesos locales, marcando el ritmo del invierno. Desde allí, la ciudad Cittaslow de Ahlat invita a una experiencia distinta: caminar sin prisas entre las Lápidas de Ahlat, incluidas en la Lista Tentativa del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Aunque la historia del lugar se remonta al periodo urartiano, las lápidas más destacadas corresponden al periodo selyúcida y constituyen un valioso testimonio de la decoración y la albañilería de su tiempo.
Bitlis Ahlat Seljuks Tombs
La estancia se completa con la cercanía de maravillas naturales como el Cráter del Lago Nemrut y el Monte Süphan, ideales para comenzar el nuevo año conectando con la naturaleza y con uno mismo.
Nemrut, Crater Lake
Van, a orillas del Lago Van —el mayor lago de Türkiye—, ofrece un cierre de ruta perfecto para el fin de año. Antigua capital de los urartianos y punto de encuentro de civilizaciones, la ciudad combina historia y vida local con una de sus tradiciones más emblemáticas: el desayuno de Van, reconocido por variedades como el otlu peynir (queso con hierbas) y el murtuğa, una preparación similar a la halva. Desde el lago, una de las experiencias más representativas es la navegación hacia la Isla de Akdamar, donde se alza la Iglesia de Akdamar, una catedral apostólica medieval construida como iglesia palatina del Reino de Vaspurakán. Sus relieves en piedra y frescos, con influencias del arte turco de Asia Central, convierten la visita en un broche cultural de gran valor para despedir el año con una imagen memorable.
Iglesia de Akdamar
La visita puede completarse con la Casa de los Gatos de Van, hogar de los célebres felinos blancos de ojos dispares —uno azul y otro ámbar—, un símbolo entrañable de la ciudad.
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