Llerena, situada en la provincia de Badajoz y conocida como “la pequeña Atenas de Extremadura”, es un destino que combina patrimonio, cultura ehistoria en perfecta armonía. Sus murallas medievales, iglesias de imponente arquitectura como la parroquia de Nuestra Señora de la Granada y su Plaza Mayor porticada son testigos de un pasado donde convivieron diferentes culturas.
Llerena, iluminada
El otoño viste la ciudad con una luz dorada que realza sus monumentos.Aunque los días recortan paulatinamente sus horas de sol, los atardeceres se vuelven más cálidos, perfectos para ser contemplados. Pasear por sus calles empedradas es un viaje a otra época en el que descubrir la ornamentada fachada del Palacio Episcopal o las puertas de Villagarcía o Montemolín, arcos que defendieron siglos atrás esta imponente ciudad monumental.
LLerena Puerta deMontemolin
La gastronomía se convierte en otro de sus grandes atractivos: migas extremeñas, calderetas de cordero y embutidos ibéricos maridados con vinos de la tierra, sin olvidar sus tradicionales dulces conventuales o chocolate Moro. Además, en esta época se celebran eventos culturales como el ‘Otoño iluminado’, donde el viajero disfrutará de teatro, música, jornadas históricas y gastronomía.
LLerena, Parroquia Nuestra Senora de la Granada
A tan solo unas horas de camino, Llerena se presenta como una escapada perfecta para quienes buscan historia y saboren un mismo viaje.
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