El pequeño puerto marinero de Tazones, en la costa asturiana de Villaviciosa vive con intensidad su ubicación enganchada al mar y aparte de la tradición pesquera, la afluencia de visitantes durante todo el año conforma ambiente de turismo y sensaciones.
Tazones, Asturias
En este viejo caserío portuario alcanzó su destino español la flota procedente de Flandes con el Príncipe Carlos de Habsburgo y séquito, futuro rey de España como Carlos I. Corría el año de 1517. Una historia que le da a este puerto prestigio y honra. Todos los veranos se realizan actos teatralizados con esta arribada de corte principesca, para conmemorar ese efemérides, cada 17 de agosto se celebra la fiesta de San Roquín. Durante la misma se recrea aquel desembarco con personajes vestidos de época que marcan el devenir destacado de este singular pueblo marinero.
Tazones es visita obligada para cualquier turista o viajero accidental que quiera conocer el ambiente marinero de uno de los rincones más pintorescos de Asturias. Y la visita se centra en un recorrido por sus entornos y recatado espigón con su cofradía de pescadores y sus barcas y chalanas sujetas a puerto y también expuestas en sus empinadas callejuelas. Sus casas y balcones de colores dan a esta vetusta alquería de mar un sabor y estética especiales que gustan al forastero.
Tazones, Detalle de un corredor
Los parroquianos se vuelcan en sus labores pesqueras y en el turismo gastronómico, pues aquí en Tazones la hostelería alcanza niveles notables con los productos de la mar y sus arroces marineros. Nombres como La Playa, Rompeolas, la Nansa, el Centollu, Imperial, el Puerto, entre otros locales públicos ofertan al respetable lo más genuino de este Cantábrico abierto y animoso con los fogones cocineros siempre dispuestos para la preparación oportuna. En cocción o en elaboración del marisco o pescado, recién salidos de la rula o lonja, la calidad está más que garantizada llegando al restaurante o casa de comidas en tiempo récord. Del mar a la mesa es la filosofía profesional de los propietarios del lugar. Y ahí reside la atracción de este guapo puerto de mar.
Tazones, Ambiente popular
Un turismo bien entendido donde las cosas del comer conforman un interés inusitado para el visitante, conjugado con el apacible momento de observar lo que representa un típico y hospitalario pueblo costero con su paisaje, sus cantiles y sus artes de pesca repartidas por todo su contorno.
Playa de Tazones
Uno de los elementos arquitectónicos más llamativos de Tazones es su faro. Se encuentra en la aldea de Villar, en la llamada Punta del Olivo (o de las Ariceras), a 127 metros sobre el nivel del mar, desde donde se domina el espigón del puerto de la localidad.
Faro de Tazones
En definitiva,Tazones es sin duda un museo de la mar al aire libre.
Carlos Cuesta. Texto y fotos
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