Un paseo por el Casco Medieval es una visita obligada. Insignia de la ciudad por su alto grado de conservación, sus calles empedradas, museos y la historia viva que se respira en cada rincón hacen que esta experiencia sea inolvidable.
Vitoria, Catedral y Fuente de Santa María
Pero Vitoria no solo es patrimonio, también es naturaleza en estado puro. Su Anillo Verde, un conjunto de parques, humedales y bosques que rodea la ciudad, ofrece rutas a pie o en bicicleta perfectas para disfrutar del otoño sin límites. El silencio solo se rompe con el canto de las aves que habitan en sus lagunas.
Vitoria, Plaza de la Virgen Blanca
Además, Vitoria es una ciudad que se saborea. Una ruta por sus bares es un homenaje a la cocina tradicional vasca, donde cada parada se convierte en una recreación para los sentidos. Pintxos y guisos de temporada no solo alimentan el estómago, sino también el alma.
Pintxos de temporada, en Vitoria
Habitación Gran Hotel Lakua
Sus amplias habitaciones, su reconocida oferta gastronómica basada en productos de gran calidad y su distinguido spa urbano hacen de este hotel el complemento perfecto para una jornada intensa en la ciudad.
Vitoria en otoño es historia, naturaleza, sabor y calma. Es un destino para quienes buscan experiencias auténticas, lejos de las prisas y cerca de lo esencial.
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