Todo aquel que visite sus viñedos y bodega entre los últimos días de septiembre y la primera quincena de octubre podrá catar uvas de muestreo, saborear mostos recién prensados y, según el punto del proceso, incluso probar fermentaciones en curso o vinos de distintos depósitos.
Pisar la tierra, sentir el latido de la cosecha en el propio viñedo, vivir la experiencia de la entrada de la uva en la bodega con todos los sentidos despiertos, ver, oler, saborear este tiempo mágico será posible porque Bodegas Carmelo Rodero abrirá sus puertas para compartir su ilusión, hecha realidad con cada racimo de uva que llega a sus depósitos.
Y esta es otra gran razón para visitar Bodegas Carmelo Rodero, un sistema patentado de vinificación por gravedad único en el mundo, ideado por el propio Carmelo Rodero. En 2004, Carmelo concibió y patentó un sistema giratorio singular que perfecciona la vinificación por gravedad al reducir la manipulación de la uva a su mínima expresión.
Seleción manual de las uvas en bodega
A diferencia de los métodos tradicionales —en los que el fruto debe trasladarse hasta los depósitos—, en este diseño son los propios recipientes los que se acercan, prescindiendo de bombas y de cualquier trasiego forzado. Desde la óptica enológica, la técnica protege la integridad del grano, mitiga la oxidación prematura y mantiene intacto el patrimonio aromático y gustativo. Con el tiempo, la innovación se ha convertido en un hito de referencia, conjugando la sabiduría artesanal con la precisión tecnológica para alumbrar vinos de gran pureza y exquisita finura.
Bodegas Carmelo Rodero es producto de la ilusión de toda una familia, del sueño que un día movió a Carmelo Rodero a fundarla en Pedrosa de Duero, Burgos, en 1991, y que se ha convertido en un referente de calidad de la Denominación de Origen Ribera del Duero. El mismo sueño inspira ahora a sus hijas, Beatriz y María, quienes con ilusión renovada perpetúan la misión de extraer el fruto más genuino de su terruño, con resultados tan elocuentes como las puntuaciones de Guía de Vinos Gourmets 2025 y Guía Proensa 2025.
Esta diversidad geográfica es clave en la creación de unos vinos con el sello del terruño, que deja expresarse a la fruta con nitidez y marcada frescura, siguiendo la filosofía de su directora técnica y enóloga Beatriz Rodero. Cada parcela propia se gestiona con enfoque específico a la sostenibilidad y el respeto máximo por el entorno natural, lo que se refleja en sus vinos, verdadero tributo a su lugar de origen.
Bodegas Carmelo Rodero se encuentra en Pedrosa de Duero, localidad situada en el corazón de la Denominación de Origen Ribera del Duero, en la provincia de Burgos, a seis kilómetros de Roa de Duero, a 28 de Aranda de Duero y a 85 de la capital, Burgos. Por sus marcadas características, se trata de un enclave privilegiado. Este territorio es renombrado por su terroir distintivo, donde el suelo arcilloso-calizo y el clima continental extremo contribuyen de manera crucial al perfil único de los vinos.
A una altitud de 890 metros sobre el nivel del mar, los viñedos de tempranillo, cabernet sauvignon y merlot de la bodega de Pedrosa de Duero se reparten en varios pagos seleccionados, un total de 170 hectáreas con virtudes intrínsecas diferentes de cada microclima.
Fieles a su compromiso con el viñedo y con el equilibrio natural que lo sostiene, han convertido la gravedad en la mejor aliada en la elaboración de cada vino Carmelo Rodero. Cada parcela es gestionada, incluso en ocasiones, microparcelas, para que la personalidad de cada suelo, orientación y variedad pueda desarrollarse sin interferencias, antes de confluir en el ensamblaje final.
Viñedos de Bodegas Carmelo
El traslado de la uva se realiza con el sistema OVI, mecanismo que acerca suavemente las uvas a los depósitos, evitando cualquier bombeo o trasiego forzado. Gracias a este movimiento controlado, los hollejos no sufren rozaduras ni estrujamientos y la baya llega entera, fresca y sin oxidaciones prematuras. Así se preserva intacto el perfume varietal, la vivacidad de los mostos y la pureza expresiva que, copa tras copa, define el estilo de sus vinos.
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