Son más de cuarenta años ofertando una cocina tradicional con la esencia culinaria asturiana. Marcelino ya fallecido y su mujer Claudia se iniciaron en la sidrería de abolengo Marcelino. Buenos palos sidreros y muchos pinchos para que el personal disfrutara de un ambiente familiar y próximo.
Marcelino que fue socio fundador de Hostelería de Asturias en 1977, decidió traspasar su sidrería y centrar su nuevo negocio en el universo del vino, de ahí lo de Bodega Riojana.
Exterior del establecimiento
Este local situado en la céntrica calle Suárez de la Riva, entre el mercado del ontán y el Palacio Regional, sirve innumerables comidas cotidianas y es una referencia con un primoroso plato del día con la excelsa fabada, los moros y cristianos y un jamón asado, entre otras suculentas viandas elaboradas en el sentido reducto cocinero con las manos sabias de Claudia y la herencia práctica de su hija Adriana. José, marido de Adriana es el factótum en el territorio de sala con un apoyo estupendo de Manolo y Fernando. Aquí el arte del buen yantar no tiene secretos y los productos del campo y la mar están ajustados a mercado con la garantía organoléptica de sus fieles proveedores.
Adriana y José su marido junto a Manolo y Fernando. Un gran equipo
Comer rico a buen precio y saludable digestión
Lo doméstico manda y los preparados tienen la impronta de la técnica y el saber hacer de Claudia y Adriana. En la Bodega Riojana se come como en casa y el trato afable de sus propietarios hace de la comensalidad un placer. Embutidos, quesos y postres completan una carta que gusta al cliente y sorprende al forastero.
La guisandera Claudia, con dos clientes, alma mater de la Bodega Riojana
Los vinos rayan a una altura de óptimas sensaciones sápidas y sensoriales. El amor por lo tradicional y el buen servicio hostelero es la filosofía de este establecimiento donde “se guisa de comer”.
Autor Texto y fotos: Carlos Cuesta
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