Sotres con el picu Boru
Con un tiempo espléndido y un ambiente pleno de camaradería, las diferentes cofradías acompañadas por las gentes del pueblo y de la música del país desfilaron por el entorno rural y más adelante y tras las presentaciones protocolarias se realizó un condumio con lo mejor y más genuino de los productos estrella de las diferentes agrupaciones gastronómicas.
Desfile popular
Los Siceratores de Nava, el Vino de Cangas, Sabadiego de Noreña, Arroz con leche de Cabranes, Sociedad Cultural y Gastronómica La Pegarata de Pola de Laviana/Alto Nalón, Fabes de Villaviciosa, Gamonéu de Cangas de Onís, Doña Gontrodo, Torto de Maíz y Desarme de Oviedo, ofertaron con maestría y entusiasmo el saber y el sabor de sus especialidades.
Previamente al momento festivo-gastronómico se visitó la cueva de Peña Maín con los quesos cabraliegos en plena maduración. Unas elaboraciones de altura organoléptica y que representan lo más genuino de esta zona cerca del cielo.
Carlos Cuesta, el autor del reportaje observando la maduración de los quesos
Con una organización envidiable y una logística bien trabajada, la prueba culinaria superó con mucho las expectativas de los promotores. Y ese condumio afecto estuvo envuelto por la música del artista langreano afincado en Cabrales, Héctor Braga. Gaita y zanfona con el Chalaneru de interpretación notable. Sara Fernández de Vecinos de Sotres y el alcalde de Cabrales Jose Sánchez Díaz hicieron hincapié en la iniciativa de Fecoastur como esencia para la defensa de los alimentos de Asturias y un enorme capital para reivindicar el mundo rural. La sidra y el vino de Cangas regaron con placidez equilibrada las viandas ofertadas en este feliz encuentro en uno de los parajes con más ensueño del Principado.
Presentación del encuentro con el alcalde de Cabrales Jose Sánchez Díaz a la izda.
Un “Entrepueblos” para recordar al decir de todos los participantes. La fiesta animada se cerró con la interpretación del himno de Asturias, notas musicales que conformaron un eco infinito por todo el paisaje cabraliego en el corazón de los Picos de Europa con el picu Sobu de testigo infinito y mudo de una jornada cargada de razón y verdad.
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