​Cuacos de Yuste (Cáceres): parada y fonda

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    La localidad de Cuacos, al noreste de la provincia de Cáceres, creció y se desarrolló en torno al Monasterio de Yuste, lugar elegido por el emperador Carlos I para retirarse tras su abdicación, en contra de la opinión de su hijo, Felipe II, que no permitió que fuera realmente su última morada, pues trasladó sus restos al panteón real, en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.


Cuacos de Yuste. Plaza de Juan de Austria

Cuacos de Yuste. Plaza de Juan de Austria


     Pero, al menos, el emperador se salió con la suya y exhaló su último suspiro en el lugar por él elegido: el Monasterio de Yuste, con la ayuda de unas fiebres palúdicas, muy extendidas por aquellos parajes llenos de ciénagas. Hoy en día, saneado y limpio de los detestables mosquitos transmisores de la malaria, es un lugar paradisiaco en plena Comarca de la Vera.


     Cuando yo era niña, me llevaron a conocer tan insigne lugar, sin que pueda determinar de dónde veníamos o hacia dónde íbamos y, a decir verdad, sin que tampoco me importara mucho las hazañas del ilustre huésped del Monasterio. ¡Cosas de la edad! Luego se despertó el interés por la Historia –eso también fue cosa de la edad, pero bastante más avanzada– pero tardé cerca de 50 años en volver a aquel lugar, haciendo parada y fonda en la Villa de Cuacos que, en torno a los años 60, cambió el nombre de Cuacos de la Vera por Cuacos de Yuste para mayor gloria de la localidad.


      Y ahí quería yo llegar, porque desde ese viaje y dos visitas más que le sucedieron, mi parada y fonda es el Hotel Rural Abadía de Yuste, un lugar de los que se dan en llamar, con todo el acierto del mundo, un alojamiento con encanto,


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Recepción Hotel Rural Abadía de Yuste


      Tres veces, como digo, he ido a caer por allí y se ha convertido en una parada y fonda de obligatorio cumplimiento en todas mis rutas por Extremadura –se visite o no el monasterio de Yuste– y su evolución y mejora ha sido notable en cada visita. En la última ocasión no he podido sustraerme a la curiosidad de hablar con el propietario, Rubén Hornero y su mujer Alba, para que me contaran la historia y el proceso y evolución que ha seguido el establecimiento.


      En los años 60 era un bar de carretera llamado Bar Sol en la calle principal de Cuacos, regentado por los padres de Rubén Hornero, que tenía una pequeña terraza, incluso había tres o cuatro habitaciones en la planta superior con baño común, que era lo habitual en la época.  


Fachada del antiguo Bar Sol

Fachada del antiguo Bar Sol


      Cuando el padre falleció, la madre y los cuatro hijos continuaron con el Bar Sol, que tenía una sala de baile donde está el actual comedor y en la que se celebraban guateques. Al  hacerse mayor la madre, Rubén y una de las hermanas se quedaron con el negocio familiar y comenzaron a hacer una gran reforma, ampliando el edificio original que daba a la carretera, acondicionando otras áreas de la misma finca que habían tenido otros usos, posiblemente cuadras, almacenes, secaderos… En aquel momento montaron quince habitaciones que se extendían hasta una explanada hacia arriba que acababa en una pequeña piscina y montaron un restaurante en el primer piso, que pasó a ser salón social para uso de los huéspedes del hotel.


Zona ajardinada con habitaciones a ambos lados

Zona ajardinada con habitaciones a ambos lados


     Ya en la última reforma el comedor se trasladó a la planta baja y el salón social se convirtió en dos suites junior, que el año pasado fueron ocupadas por S.M. el Rey Felipe VI cuando fue a la entrega del Premio Europeo Carlos V organizado por la Fundación Yuste para destacar la labor de los líderes europeos que han destacado por su compromiso a favor del proceso de la unión europea o por su contribución al engrandecimiento de los valores culturales, científicos o históricos de Europa.


P.- Aquí me permito preguntarles ¿Cuándo viene el Rey, cuantas habitaciones ocupa?


R.- Todo el Hotel –afirma categórica Alba–. Porque no solo es él, sino su séquito y también los miembros de la Fundación Yuste, los premiados, la seguridad… Nosotros trabajamos directamente con Patrimonio y la Casa Real y nos encargamos de ocupar distintos establecimientos de la zona, porque hacen falta mucho más de las dieciocho habitaciones que actualmente tenemos. El año pasado, creo que tuvimos que gestionar unas cuarenta habitaciones, más o menos, para el evento.


P.- Volviendo al Hotel Abadía Yuste. Ahora figura el hotel diferenciado del restaurante, como dos empresas, con dos nombres.


R.- Es lo mismo. El nombre de la empresa es Sol de Vettonia, dedicada al desarrollo de actividades de hostelería. Engloba el Hotel Rural Abadía de Yuste y el Restaurante Abadía de Yuste Rubén Herreño.


P.- Rubén, ¿desde cuando eres chef?


R.- Pues hará unos 30 años. Cuando falleció mi padre trabajábamos aquí mi madre y mis cuatro hermanos y luego lo compramos una de mis hermanas y yo. Cocinaba mi madre la cocina típica de toda la vida. Luego cuando ya nos quedamos solos, mi hermana y yo, por falta de cocineros empecé a aprender. Posteriormente he hecho cursos en varios restaurantes, incluso he estado en Madrid, con Iñigo Urrechu, cocina de autor.


P.- Pues es una cocina excelente. Combinas las nuevas experiencias gastronómicas con los platos tradicionales.


R.- Las migas y las revolconas son platos tradicionales que siempre han estado en nuestra carta, ya los preparaba mi madre y lo seguimos manteniendo. Ahora, con la última reforma hemos subido de categoría nos centramos en lo que queremos hacer.


6. Cocina tradicional con las patatas revolconas

Cocina tradicional con las patatas revolconas


P.- Ahora el restaurante lleva el nombre de Rubén, ¿es el ego de los chef?


R.- No, no –interrumpe Alba entre carcajadas–, él no quería, fue cosa mía. Al quitar el antiguo bar, le dimos un poco más de nombre al Hotel, lo hemos subido a cinco estrellas, claro, estamos en el mismo complejo y el restaurante tenía que ir acorde. Y qué mejor que darle el nombre de Rubén para que la gente lo vaya conociendo.


P.- En cuanto hagas un par de programas de televisión, aunque sea enseñando a hacer una tortilla francesa, que de eso también hay mucha carencia, ya te conocerá todo el mundo.


R.- Salimos en el Canal Extremadura. Hay que ir abriéndose camino.


P.- ¿Cuándo es aquí la temporada alta?


R.- Ahora, en primavera y también julio y agosto. Porque se compagina el calor del día con el fresquito de la noche, y también viene la gente por las piscinas naturales, que tienen un agua cristalina, fresquita, muy agradable.


     Eso nos lleva al Mirador de las Ollas, uno de los paisajes naturales más impresionantes de la zona que permite contemplar las espectaculares marmitas de gigante de la Vera de Extremadura, y que, aunque se vaya para disfrutar del hotel y su gastronomía, también hay que encontrar un tiempo para visitar sus alrededores.


Desde el Mirador de las ollas

Desde el Mirador de las ollas


     Quizá, solo quizá, cuando mis padres me llevaron por allí siendo una niña en aquella primera visita al Monasterio de Yuste, tomaron una cafelito en el Bar Sol.


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Autora: Susana Ávila 







Jardines desde la explanada superior
Jardines desde la explanada superior

Patio con terraza
Patio con terraza

Todas las habitaciones llevan nombres de lugares relacionados con Carlos V
Todas las habitaciones llevan nombres de lugares relacionados con Carlos V

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