La inmensa riqueza del patrimonio mitológico de la India permanece viva en sus tradiciones y festivales que recrean periódicamente leyendas y mitos sobre los que subyace la espiritualidad del pueblo, transmitida de generación en generación desde hace centenares de años.
Cierto es que las leyendas, como las parábolas, sólo dan forma y estructura al pensamiento y a la enseñanza, pero al reavivarlas en sus tradiciones conforman un patrimonio socio-cultural muy interesante y a veces sorprendente por su aparente anacronismo.
Jóvenes lanzándose polvos de colores
Holi es el gran festival de la primavera, la más colorista y exuberante de las fiestas hindúes. Holi significa literalmente "todo ha pasado", "todo ha terminado" y su origen se pierde en el tiempo. No se trata de una fiesta en honor de una determinada divinidad, y son varias las leyendas que compiten en atribuirse el festejo. Realmente es una tradición atávica que contiene elementos de ritos primitivos de fecundidad, en un momento en que tiene lugar la eclosión de la primavera. Es un canto a la alegría, al amor, a la desinhibición, es la fiesta de las diversiones y travesuras, en la que el denominador común es mancharse los unos a los otros con polvos y líquidos coloreados.
Como he dicho, la fiesta no alude a un determinado acontecimiento mencionado en los Puranas, las viejas historias relativas a una divinidad, pero tres mitos son los mejor posicionados en la apuesta por su celebración.
Por su carácter festivo y bromista, el candidato a protagonizarla es Krishna, octava encarnación de Vishnu, en su adolescencia el más “gamberro” de los dioses. Él pasó su infancia y juventud en Gokul, una aldea dedicada predominantemente al pastoreo, y allí despertó el amor de todas las jóvenes vaqueras que se disputaban sus atenciones; incluso tuvo que multiplicarse para poder bailar con todas a la llegada de la primavera, aunque sólo Radha consiguió al verdadero Krishna mientras todas las demás tuvieron que conformarse con su réplica.
El nombre de Krishna significa El Negro, y ello era debido a la oscura coloración de su piel que contrastaba con la tez clara de su amada Radha, e incluso se hacían bromas a este respecto. Enojado por ello, Krishna recurrió a su madre, quien le aconsejó que pintara la cara de Radha y así armonizarían los colores. Travieso y juguetón, Krishna puso en práctica la idea y a partir de ahí el uso de los colores constituyó una fiesta en sí misma.
Otra leyenda hace un homenaje a la fecundación, rescatada de los ritos primitivos, y dedica esta fiesta a Kama, dios del amor, a imagen del Cupido latino o del Eros griego. Este personaje, recorre el mundo con su arco, hecho de caña de azúcar, cuya cuerda está compuesta por rumorosas abejas, y su carcaj lleno de flechas que son flores de la pasión.
La leyenda que narra la historia de este dios, presenta a Parvati, consorte de Shiva, amargada porque su esposo, ocupado en la meditación y la penitencia, la tenía desatendida y un día acudió a Kama para solicitar sus servicios. El dios, conociendo a Shiva, sabía el riesgo que corría al hacerle blanco de su trabajo, pero ante la insistencia de Parvati no puedo negarse a disparar su flecha amorosa. Pero Shiva, a pesar de estar concentrado en su meditación y de la abstracción en que le sumía su penitencia, se dio cuenta del peligro que le acechaba y abriendo su tercer ojo frontal redujo a cenizas a Kama. Solo la insistencia de su esposa a base de ruegos, penitencias y mortificaciones consiguió devolverle a la vida.
Una tercera leyenda hace referencia a Holika, hermana del rey Hiranyakashipu, un demonio que gracias a austeridades y sacrificios había obtenido gran poder, llegando a considerarse superior a los dioses. Hiranyskashipu, orgulloso y engreído hasta el extremo, exigió a su pueblo que todo el culto se lo dedicaran a él, pero su propio hijo, Prahlada, se lo negó, pues él adoraba a Vishnu, a quien consideraba su único Señor. Furioso el rey, castigó repetidas veces a su hijo y cada vez con más crueldad, pero Prahlada continuó fiel a sus creencias.
Templo Lakshmana en Khajuraho. Figura de Narasinghavatar devorando al gifante Hiranya Kashipur
Un día, en medio de una discusión, en la que Prahlada instaba a su padre que desistiera de su actitud, pues el divino Vishnu estaba en todas partes y terminaría por castigarle, el rey se rio burlonamente y golpeó una columna diciendo que aún lo mejor estaba allí. En ese momento la columna se abrió y apareció Vishnu, en su cuarta encarnación, con cuerpo humano y cabeza de león, bajo el nombre de Narasinghavatara (Nara = hombre, Singha = León, Avatar = reencarnación), mató al demonio y colocándole en sus rodillas le sacó las entrañas. Holika, la hermana del rey, furiosa al ver lo ocurrido, cubriéndose con un manto ignífugo cogió a su sobrino y saltó a una hoguera con ánimo de acabar con él. Pero Vishnu cambió la posición del manto y al que protegió de las llamas fue a Prahlada mientras que Holika se consumía en la hoguera.
Se celebra durante dos días que culminan en la noche de la luna llena del mes de Phalgun (febrero-marzo), que en este 2025 ha sido el 14 de marzo.
Puesto de venta de polvos de colores
Durante las fechas que lo preceden los mercados se llenan de puestos que venden polvos coloreados que serán el armamento imprescindible para conmemorar Holi. Pero la fiesta comienza la víspera del plenilunio la con la limpieza exhaustiva del hogar con el fin de eliminar todo lo negativo y de llenarlo de energía positiva, para ello suelen trazar ante sus puertas complicados dibujos geométricos con harina y polvos de colores.
Por la noche se enciende una gran hoguera en la plaza del pueblo que recrea la que encendió la diablesa Holika para acabar con su sobrino y en ella se quema todo lo viejo, lo malo, lo perverso.
Velavardar. Hoguera en la que se quema todo lo negativo
Los hombres dan siete vueltas alrededor manteniendo en alto una caña de azúcar a la que han atado garbanzos y espigas de trigo, símbolo de la buena cosecha que se espera para ese año. Mientras las mujeres forman un círculo exterior animando con sus cantos. Después, entre gritos incesantes de júbilo, cada uno introduce su caña en las llamas como señal de ofrenda a las divinidades rurales antes de comenzar a gozar de los frutos del campo. Finalmente se dirigen hacia sus casas con los tizones encendidos.
Hombres dan siete vueltas alrededor de la hoguera manteniendo en alto una caña
Durante el resto de la noche el grupo de bromistas tiene tiempo para programar los festejos del día siguiente.
Además de la hoguera, Holi es la fiesta de color y todo se llena de polvos de colores que impregnan hasta la médula. Las calles, parques y lugares públicos se llenan de gente embadurnadas con colores diversos. Las bromas se hacen con el consentimiento o no de la víctima. El espíritu del Holi impele a todo el mundo a desinhibirse. También se toman licores espirituosos, dulces hechos con opio y el control se convierte en el gran ausente de la fiesta.
Como paradigma de festival popular, el Holi tiene la facultad de aunar a todo el país, ya que lo celebran seguidores todas las confesiones de la India, incluso en el extranjero, donde hay comunidades indias, se empieza a popularizar. El espíritu de Holi es tan festivo que obliga al participante a sobreponerse a los sentimientos, los malos pensamientos y rencillas además de tener el poder de borrar las diferencias entre ricos y pobres ya que con el color que se plasma sobre las caras y los cuerpos no se reconoce ninguna distinción.
Muchacho con el rosto y el pelo coloreados durate la fiesta
Al final del día, agotados y empapados de colores, todos se bañan, se ponen ropa nueva y se reúnen con amigos, vecinos y familiares a los que reparten dulces e intercambian regalos.
Los colores que se emplean durante Holi pueden ser secos, en forma de polvos, llamados Gulal, o líquidos coloreados, conocidos con el nombre de Rang.
Niño con un globo que rellena de agua coloreada
Originariamente en la preparación de estos colores se utilizaban pigmentos naturales obtenidos de plantas, pero con el tiempo creció la demanda de unos productos que proporcionaran un color más intenso y duradero y así entró la química a formar parte de la fiesta. Estos tintes artificiales pueden tener efectos nocivos para la piel y los ojos y hoy se tiende a la preparación casera de las antiguas recetas.
Autora: Susana Ávila
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