Latino o hispano

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Jacinto Seara 202

     Le preguntaron a uno de los nuevos miembros del gabinete de Trump si prefería la palabra latino o hispano (latino or spanish) y sin dudarlo dijo hispano. Realmente, atendiendo a la historia hasta el siglo XVIII, los que habitaban el Virreinato de España (California, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona, Texas, Oregón, Kansas, Oklahoma, Luisiana, Florida…) eran llamados hispanos. Posteriormente México vendió estos territorios al Gobierno estadounidense.


    El término es mucho más antiguo. “Hispano” viene del término latino para “español” (hispanicus); los antiguos romanos llamaban Hispania a la Península Ibérica. En Estados Unidos, en el siglo XIX, el término “hispano” se utilizaba para describir a las personas descendientes de españoles que se asentaron en el suroeste en la época anterior a la anexión estadounidense.

El término “Latinoamérica” lo acuñó la historiografía francesa en el siglo XIX. El término “América Latina” surge como un vocablo promovido en gran medida por los intereses económico-políticos del imperio francés de Napoleón III.

     Para referirse exclusivamente a los países de lengua española es más propio usar el término específico Hispanoamérica o, si se incluye Brasil, país de habla portuguesa, el término Iberoamérica


     Rubén Torres Martínez (profesor del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México), en su libro “Sobre el concepto de América Latina ¿invención francesa?”, explica que “El término “Latinoamérica” lo acuñó la historiografía francesa en el siglo XIX. El término “América Latina” surge como un vocablo promovido en gran medida por los intereses económico-políticos del imperio francés de Napoleón III y su necesidad de implantarse en el continente americano como un contrapeso a la enorme influencia que entonces comenzaban a adquirir los Estados Unidos de América”


     Hay más, y ahí tiene que ver Reino Unido también que, con ayuda de Francia -y a través de los centros masónicos a los que pertenecían muchos-, los llamados “libertadores” emprendieron la lucha contra España. Desde Isabel la Católica no estaba permitida la esclavitud, y esos que ostentaban el Virreinato, posteriormente “libertadores”, tenían en su mayoría negocios con la trata de esclavos.


      Volvamos a la realidad, cuando muchos intelectuales hispanoamericanos reivindican que olvidemos la Leyenda Negra, y volvamos a llamar Hispanoamérica e hispanos a todos los que habitan América central y del sur. Seamos los españoles los que lo utilicemos también.

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