Son muchas las guías, expertos y catas que valoran miles de vinos. Dos de las que uno puede fiarse a ciegas son las que editan, por un lado, el crítico Andrés Proensa y, por otro, el Grupo Gourmets, quienes se han labrado una merecida reputación a base de duro trabajo y sabiduría.
Ambas han expresado año tras año su admiración por los vinos de Bodegas Carmelo Rodero a través de puntuaciones que no dejan lugar a dudas. En la última edición de las dos guías, los vinos de esta bodega de Pedrosa de Duero rozan la perfección. Aquí están para contarnos sobre su calidad:
GUÍA PROENSA 2025:
Pago de Valtarreña 2020 – 100 puntos
TSM 2021 – 99 puntos
Carmelo Rodero Crianza 2022 – 98 puntos
RAZA 2021 – 97 puntos
GUÍA DE VINOS GOURMETS 2025:
TSM 2021 – 99 puntos
Pago de Valtarreña 2020 – 98 puntos
RAZA 2021 – 98 puntos
Carmelo Rodero Crianza 2022 – 97 puntos, Mejor Vino Crianza del Año
La clave de su calidad es la combinación ganadora entre el terruño y la mano de la enóloga de la familia, Beatriz Rodero, que extrae su esencia con acierto y la traslada a los vinos de Bodegas Carmelo Rodero.
Puntuación en las Guías Proensa y Guía de Vinos Gourmets
Bodegas Carmelo Rodero se encuentra en Pedrosa de Duero, localidad situada en el corazón de la Denominación de Origen Ribera del Duero, en la provincia de Burgos, a seis kilómetros de Roa de Duero, a 28 de Aranda de Duero y a 85 de la capital, Burgos. Por sus marcadas características, se trata de un enclave privilegiado. Este territorio es renombrado por su terroir distintivo, donde el suelo arcilloso-calizo y el clima continental extremo contribuyen de manera crucial al perfil único de los vinos.
A una altitud de 890 metros sobre el nivel del mar, los viñedos de tempranillo, cabernet sauvignon y merlot de la bodega de Pedrosa de Duero se reparten en varios pagos seleccionados, un total de 170 hectáreas con virtudes intrínsecas diferentes de cada microclima.
Esta diversidad geográfica es clave en la creación de unos vinos con el sello del terruño, que deja expresarse a la fruta con nitidez y marcada frescura, siguiendo la filosofía de su directora técnica y enóloga Beatriz Rodero. Cada parcela propia se gestiona con enfoque específico a la sostenibilidad y el respeto máximo por el entorno natural, lo que se refleja en sus vinos, verdadero tributo a su lugar de origen.
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