En 1853, Napoleón III adjudicó la explotación del “dominio termal” de la ciudad francesa de Vichy, de titularidad estatal, a la sociedad Lebobe, Callou et Compagnie, que con el transcurso del tiempo pasaría a denominarse Compagnie de Vichy. En su fuero interno, el emperador galo albergaba la intención de convertir la pequeña comuna del Allier, de apenas 1.600 habitantes y 5,86 km2 de extensión, en una seria competidora de las afamadas ciudades balneario alemanas de la época. Obviamente, la decisión político-administrativa adoptada conllevó la firma del pertinente convenio, que obligaría a la empresa concesionaria al pago de un canon monetario anual y a la realización de un importante volumen de inversiones en la ciudad durante la vigencia del mismo. Convenio que sería renovado de forma ininterrumpida en cinco ocasiones (1864, 1897, 1927, 1971 y 1988), si bien los fundadores de la compañía y sus herederos mantendrían el control de la entidad tan solo hasta 1954. Con posterioridad a esta fecha, la propiedad de la sociedad se transferiría a diferentes compradores, siendo el titular de la misma desde 2019 el grupo France Thermes. En el año 2021, la Comuna de Vichy compró al Estado francés el dominio termal de la villa por la significativa cuantía de 25 millones de euros.
Configurada por un significativo y cualificado cuadro de profesionales, la sociedad administra los activos patrimoniales adscritos al dominio termal público
Los resultados de la actividad mercantil de la Compagnie de Vichy son de sobra conocidos y gozan de cierta notoriedad entre la comunidad local en la que radica su domicilio fiscal. En el año 2019, con una plantilla aproximada de 250 trabajadores, la entidad era el principal empleador privado de la ciudad, que por aquel entonces albergaba una población censada de 24.980 habitantes. Configurada por un significativo y cualificado cuadro de profesionales, la sociedad administra los importantes activos patrimoniales adscritos al dominio termal público, es decir, balnearios, fuentes, establecimientos hoteleros, inmuebles, parques, tiendas y marcas comerciales, sin olvidar el contrato de exclusividad con L’Oréal para la fabricación de productos cosméticos con agua de Vichy. Actualmente, esta última entidad genera en el área urbana de la villa del Allier más de 450 puestos de trabajo y del orden de 200 artículos, que se distribuyen gracias a una amplia red de farmacias extendida por 60 países, circunstancia que contribuye a la promoción mundial de la ya de por sí afamada ciudad termal.
Termas les Dômes de Vichy, diseñadas por el arquitecto Charles Lecoeur (1903)
Pero los logros económicos de la Compagnie de Vichy bien merecen una referencia más amplia y pormenorizada. En el año 2018, la contabilidad oficial de la sociedad reflejaba un volumen de negocio superior a los 23 millones de euros, de los cuales 8,5 millones corresponderían a la venta de agua mineral embotellada, 6,5 millones estarían asociados a los 8.500 tratamientos termales dispensados anualmente en los sendos balnearios existentes en la ciudad, y 7,6 millones procederían del hotel-spa propiedad exclusiva de la compañía y ajeno al dominio termal. En definitiva, un beneficio próximo a los 2 millones de euros, cuyo cálculo no tendría en cuenta ni los rendimientos generados por las marcas comerciales de la sociedad, estimados en 6,5 millones de euros, ni los resultados de la participación en la explotación de diferentes establecimientos hoteleros administrados por otras entidades mercantiles. Tal cúmulo de datos induce a pensar que el aprovechamiento de los recursos termales en Vichy, actividad que se retroalimenta con otros sectores económicos (restauración, hotelería, comercio, ocio, ...), contribuye de forma sustantiva a la generación de empleo, renta y riqueza en la localidad, aunque cuestión distinta resulta ser como esos réditos efectivamente revierten en la comunidad.
Autor: José Angel Vázquez Barquero
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