​Tres escritores en Barco de Ávila

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     Imagínense que van caminando por la calle Mayor de un típico pueblo castellano, llegan a su plaza mayor, porticada, de planta irregular, repleta de bares y comercios a pesar de que no es día de mercado. Una plaza llena de vida, rodeada de edificios emblemáticos, y en una de las terrazas de la plaza, cerca de los soportales, hay tres escritores charlando entretenidamente ante un café. No son tres escritores cualesquiera.Se trata de Federico García Lorca, de Ernst Hemingway y de Miguel de Unamuno.


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Plaza Mayor de Barco de Ávila


     Por inverosímil que parezca, este hecho podría haber sucedido entre 1931 y 1933 en el Barco de Ávila, que además de tener un extraordinario patrimonio monumental cuenta con una gran riqueza histórica. Hace poco escribí un artículo para esta misma revista sobre el paso de Camilo José Cela por el Barco de Ávila y las referencias a esta población en su obra, pero Cela no fue el único escritor que vivió algún tiempo en Barco, anteriormente estos tres escritores que he citado pasaron algún tiempo en la población, casi al mismo tiempo, y por eso creo que merecen un artículo aparte. 


      El Barco de Ávila, según recoge su Fuero, tenía autorización para celebrar dos grandes fiestas anuales, y la de octubre de 1932, entre el 14 y el 17, fue particularmente célebre. Barco de Ávila fue el elegido para la primera exposición del Museo del Pueblo, actividad incluida dentro de las Misiones Pedagógicas, el proyecto de solidaridad cultural patrocinado por el Gobierno de la Segunda República en el que se expondrían copias de grandes cuadros del Museo del Prado con la intención de acercar el arte y la cultura a las zonas rurales. Durante esos días Barco de Ávila recibió la visita de varias autoridades del Estado y de muchos intelectuales. En este contexto de las Misiones Pedagógicas parece ser que Federico García Lorca estuvo en Barco en 1932 o en 1933 con la compañía teatral “La Barraca”.


      Pero la tradición teatral de Barco de Ávila se mantiene hoy en día todavía muy viva. En mayo y junio de 2024 se ha celebrado la XVII edición Certamen Nacional de Teatro Amateur Lagasca, que cuenta con una gran acogida entre los barcenses.


     Ernst Hemingway es sin duda un escritor con una personalidad peculiar. Vivió en Barco de Ávila durante los meses de mayo y junio de 1931. En su correspondencia personal son frecuentes las referencias a la localidad, donde pudo satisfacer dos de sus grandes pasiones, la pesca y los toros. Durante este tiempo estuvo madurando su obra Muerte en la tarde, que se publicó en 1932, y que trata sobre las ceremonias y la tradición de las corridas de toros en España. Las referencias a Barco de Ávila son constantes en esta novela: se menciona la arcilla roja de la plaza de toros, las calles recién regadas al sol, la música popular y las casas, en una de las cuales, en la calle Mayor, el emperador Carlos V pernoctó en 1556 de camino a su retiro en el monasterio de Yuste. 


Calle Mayor de Barco

Calle Mayor de Barco de Ávila


     También resulta curioso que el escritor comentase en más de una ocasión que la primera vez que vio una cigüeña fue en El Barco de Ávila.


Cigüeña en el castillo de Barco de Ávila

Cigüeña en el Castillo de Barco de Ávila


     Sin duda esta estancia en el Barco de Ávila marcó la obra de Hemingway y le sirvió para engendrar uno de los personajes de ficción más importantes de la literatura de posguerra. En 1940 se publicó su novela Por quién doblan las campanas, en la que uno de los personajes principales, Anselmo, es natural de El Barco de Ávila. La novela cuenta un episodio de la ofensiva de Segovia durante la Guerra Civil Española. Al comienzo se nos presenta al protagonista, un joven americano, especialista en explosivos, que junto a un hombre de la zona está inspeccionando un puente para volarlo.  

[…] —Es posible —contestó el viejo—. Desde el sitio hacia donde vamos, será todo camino llano hasta el puente. Pero tenemos que trepar un poco para llegar allí.  ¿Tiene usted hambre?

—Sí —dijo el joven—; pero comeremos luego. ¿Cómo se llama usted? Lo he olvidado. —Era una mala señal, a su juicio, el haberlo olvidado.

—Anselmo —contestó el viejo—. Me llamo Anselmo y soy de El  Barco de Ávila. Déjeme que le ayude a llevar ese bulto […].

     Este personaje barcense es definido en la novela como un hombre sensato, de campo, humilde, y en palabras del protagonista, como un viejo honrado y franco, con un habla sin afectación. Cuando Hemingway escribe sobre el republicano Anselmo refiere su capacidad para cazar animales que sin duda pertenecen a la fauna local. Además, en el mismo pasaje de la novela se menciona otro elemento clave que demuestra el conocimiento que Hemingway tenía de las tierras de Gredos: la pata de oso.


Recoge literalmente la novela:

“—dijo Anselmo—. En mi casa, cuando yo tenía casa, porque ahora no tengo casa, había colmillos de jabalíes que yo había matado en el monte. Había pieles de lobo que había matado yo. Los había matado en el invierno, dándoles caza entre la nieve. Una vez maté uno muy grande en las afueras del pueblo, cuando volvía a mi casa, una noche del mes de noviembre. Había cuatro pieles de lobo en el suelo de mi casa. Estaban muy gastadas de tanto pisarlas, pero eran pieles de lobo. Había cornamentas de ciervo que había cazado yo en los altos de la sierra y había un águila disecada por un disecador de Ávila, con las alas extendidas y los ojos amarillentos, tan verdaderos como si fueran los ojos de un águila viva. Era una cosa muy hermosa de ver, y me gustaba mucho mirarla.


—Lo creo —dijo Jordan.

—En la puerta de la iglesia de mi pueblo había una pata de oso que maté yo en primavera —prosiguió Anselmo—. Lo encontré en un monte, entre la nieve, dando vueltas a un leño con esa misma pata.
—¿Cuándo fue eso?

—Hace seis años. Y cada vez que yo veía la pata, que era como la mano de un hombre, aunque con aquellas uñas largas, disecada y clavada en la puerta de la iglesia, me gustaba mucho verla”.

     La pata del oso no se encuentra realmente en la puerta de la iglesia de El Barco de Ávila, sino que la garra, con más de cuatro siglos de antigüedad, aún puede observarse clavada y protegida por una pantalla de metacrilato en las puertas de madera de la cercana iglesia de San Juan Bautista, en Navacepeda de Tormes, lugar que probablemente visitó Hemingway en una de sus excursiones en busca de las preciosas truchas de la garganta de Barbellido.


     En definitiva, Hemingway consideraba que El Barco de Ávila era un pueblo maravilloso, un buen lugar para comprarse una casa y vivir para siempre.


El rio Tormes a su paso por Barco

Rio Tormes a su paso por Barco de Ávila


      El tercer escritor de nuestra mesa es Miguel de Unamuno. Se sabe que pasó los veranos de 1931 a 1933 en Becedas, apenas a 12 kilómetros de Barco de Ávila, y que desde allí realizaba frecuentes excursiones a Gredos y a los alrededores. Era un buen conocedor de la zona, y mantuvo correspondencia con Pedro Canalejo, farmacéutico de El Barco de Ávila, con el que guardó la amistad durante años. No hubiera sido extraño encontrarlo en la plaza de Barco, visitando su mercado de los lunes o transitar por la “Puerta del ahorcado”, la única puerta que sigue en pie en la muralla, que ha dado lugar a una bonita leyenda popular. Unamuno escribió constantes referencias al paisaje de la comarca, del libro Por tierras de Portugal y España extraigo el siguiente párrafo.

Es un encanto, saliendo de Béjar, divisar primero la torre de Becedas, dar vista al Tormes, al río mismo a cuya vera vivo, y verlo cuando fresco y rumoroso acaba de nacer de las aguas de las rocas y cruza bajo su primera horca caudina el puente del Barco de Ávila, vigilado por las ruinas de su castillo. El Barco, villa riente que convida a quedarse allí para ir dejando resbalar la vida como resbalan las aguas de su río.

Iglesia de Becedas

Torre de la iglesia de Becedas


      En fin, que puestos a soñar que agradable sería tomarse un café y conversar con cualquiera de ellos en la plaza porticada de un pueblo castellano del que dicen que es un oasis en mitad de Castilla.


Casa en la que se alojaba Unamuno en Becedas

Casa donde se alojaba Unamuno en Becedas


Fuentes: https://amigosdeunamuno.es/

              Video “Las misiones pedagógicas de la II República en Ávila”


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Autor: Manuel Pozo







Otro aspecto de La Calle Mayor de Barco de Ávila
Otro aspecto de La Calle Mayor de Barco de Ávila

Iglesia de Becedas, Avila
Iglesia de Becedas, Avila

Mural en la calle de la Seda en Becedas
Mural en la calle de la Seda en Becedas

Detalle del mural en la calle de la Seda en Becedas
Detalle del mural en la calle de la Seda en Becedas

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