​Basura electrónica

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Jacinto Seara 202

     Como informa la BBC, la huella de dióxido de carbono de un correo electrónico es de 1 a 4 gramos de CO2 dependiendo de la información enviada. Sin embargo, si contiene archivos adjuntos muy pesados, puede llegar a 50 gramos por correo electrónico. Se produce al tener que pasar por varios servidores para llegar a su destino, consumiendo electricidad y están encendidos siempre, utilizan sistemas de refrigeración para mantener una temperatura estable alrededor de 22° C, tenemos que añadir la electricidad que nuestro aparato, desde el que enviamos el e-mail. La misma BBC ha calculado que si cada persona de UK enviara un e-mail menos, se podrían ahorrar 16.433 Tm de CO2 al año, equivalente a lo que emiten 3.334 coches diésel. 


     Imaginemos lo que produce a nivel mundial, y lo que podríamos ahorrar. No digamos si a esto añadimos las redes sociales. No olvidemos que como promedio invertimos en estas redes unos 35 minutos diarios, lo que equivale a 47,4 gramos de CO2 por minuto, 1.659 gramos de CO2 al día. Dejo al lector lo que se produce con las llamadas telefónica, más si hacemos vídeo llamadas. No se escapa de esta producción de CO2 el vídeo trabajo y otras actividades que realizamos con los elementos cibernéticos, también todos los electrodomésticos tv e internet wifi-incluida. Los últimos datos disponibles dicen que la cantidad de residuos electrónicos producidos en el mundo es de 45 Tm equivalente al peso de 4.500 torres Eiffel, según la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), el International Telecommunication Union (ITU) y el International Solid Waste Association (ISWA). Se prevé que en 2024 sean de más de 50 millones Tm.


      No olvidemos que estos aparatos tienen una vida útil y que se tendrían que reciclar, en algunos casos, pocos, se está haciendo, pues contienen productos tóxicos, como las baterías de litio, y obviamente producen gases de efecto invernadero. Los que más sufren este reciclaje son los países africanos, donde hay vertederos de aparatos electrónicos.


      En Accra (Ghana) encontramos Agbogbloshie, uno de los vertederos ilegales de basura electrónica más grandes del mundo. Allí ‘trabajan mujeres, hombres, niños y niñas’ para recoger el material re-utilizable en nuevos aparatos, son más rentable que las minas, desgraciadamente muchos mueren o enferman.

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