​Propina digital

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Luisgulin 1

  Las propinas en el ámbito de la hostelería son el resultado de un contrato informal entre el personal del establecimiento y el cliente. Si alguien nos trata bien, sentimos la necesidad de devolverle algo a cambio. La atención con la que nos trata una camarera la correspondemos con una propina, estamos diciendo gracias. Algunos también argumentan que pedimos perdón cuando damos propina a personas que suponemos que no reciben un salario suficiente por su trabajo: el camarero que trabaja los fines de semana o el personal de limpieza que arregla el desorden de otras personas. Está claro que a nadie se le pasa por la cabeza entregarle a un médico un billete de veinte euros. 


     Ahora se está extendiendo por Europa, saltando desde Estados Unidos, la propina digital a la hora de pagar la cuenta. Los terminales de pago, antes de dar usted el visto bueno a la factura, le preguntan si está de acuerdo en añadir un 3, 7 o 10 por cien de propina a la cuenta final. Muchas personas se sienten presionadas o incómodas en ese momento. Puede ser difícil decir que no, especialmente cuando otros te ven pagar.


    ¿Por qué debería dar más propina por una botella de vino que cuesta 100 euros que por una botella de vino que cuesta 25 euros?


     El servicio es el mismo, argumentan algunos. Para el Homo economicus, desde un punto de vista racional, la propina debe ir seguida de un servicio; se espera que esto se traduzca en una mejor mesa en el restaurante, un servicio más rápido y más vino en la copa. Pero si cada vez más personas dan propinas sin cuestionarlas, se pierde el elemento apreciativo

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