El Barrio de las Salesas, en Madrid, entre las calles de Fuencarral, Tribunal, Fernando Sexto o Barquillo, por solo citar algunas, es una de las zonas más encantadoras, elegantes y con más solera de la capital. Con un patrimonio histórico de peso (aquí se encuentra el Museo Municipal, el Museo Romántico, la estatua dedicada al escritor Mesonero Romano, el convento de Las Salesas o el fastuoso Palacio de longoria edificio de la Sociedad General de Autores de España), esta parte de Madrid tiene, además, como atractivo su gastronomía.
Edificio de La Sociedad General de Autores- Salesas
Destino gastronómico que se traduce en el Mercado de Barceló y sobre todo en numerosos restaurantes y tiendas de alimentación. Pasearse por el Barrio de Las Salesas no es solo revivir una parte de la interesantísima historia de Madrid, sino disfrutar de una zona viva, llena de comercios, alegría y, como decimos, de muchos puntos donde la gastronomía- fundamentalmente española- brilla en una ciudad famosa, en la actualidad, por su gran auge culinario.
Os mostramos tres etapas claves para realizar un “sabroso” paseo gastronómico por las Salesas
En la calle Barquillo 40- la que hace años era famosa en Madrid por ser la “calle del sonido” por su profusión de comercios dedicados a este sector-acaba de abrir, en septiembre pasado, Petramora, una tienda gourmet de alimentación cuyo objetivo es ofrecer al cliente los mejores productos de la tierra de pequeños y medianos productores.
Petramora acaba de recibir el galardón a Mejor Tienda Gourmet en los Premios Gastronómicos Metrópoli de El Mundo, lo que ya dice mucho de su calidad.
Especializada en carne de ternera de pasto que está criada en libertad en las montañas donde se alimenta de pastos y forrajes propios y en lácteos de ovejas churras elaborados en su finca zamorana de la Dehesa de la Guadaña, Petramora ofrece, también, platos preparados por el cocinero estrella Michelin Jordi Vilà y por “Olivia te cuida”, línea que prioriza la comida saludable. También, se elaboran, diariamente, bocadillos de pastrami o de otros ingredientes que se pueden comer in situ o llevar a casa.
Las carnes y quesos (además de lácteos, yogures, kefir…) provienen, como decimos, de su propia quesería y carnicería, Labadía, procedentes de sus vacas pardas de montaña y de sus ovejas churras, dos razas autóctonas de Castilla y León, pastoreadas en libertad a la manera tradicional en su Dehesa de la Guadaña (en Granja de Moreruela en Zamora), que se alimentan de pastos y recursos naturales del propio entorno de agua fresca y 16.000 encinas.
Quesos en Petramora
La Dehesa de la Guadaña es fruto de un grupo de personas, unidas por su pasión por el campo y la cocina, que han transformado esta finca en un espacio vivo con un objetivo común: descubrir, seleccionar y acercar los mejores productos nacionales a todos los hogares.
Labadía nace en la Dehesa de la Guadaña que posee 680 hectáreas y es ya conocida por su compromiso con el bienestar animal, el modelo de gestión sostenible y su enorme dedicación a la investigación de la mejor calidad de los productos. Petramora ofrece carne de ternera en cortes como el chuletón, solomillo o entrecot y piezas para el día a día como filete fino, aguja o carne picada (hamburguesas de carne llamada rosa por su tonalidad).
En Petramora, encontramos una extensa oferta de otros productos como vinos, foie-gras, salmón, tomate en conservas, caldo gallego en lata, grelos, embutidos, croquetas artesanas de la marca Kroketxa, aceites de oliva, chocolate, pastas…Todo un paraíso para comer rico con productos gourmet, artesanos y de gran calidad, que no están forzosamente reñidos con el precio.
Fiambres de Petramora
Se pueden encargar bonitos bolsos de paja de aire portugués con productos a nuestra elección para realizar regalos, así como existe, también, la posibilidad de elaborar exclusivas cestas de Navidad adhoc.
Se puede comprar en la tienda física- muy bien puesta, por cierto, que nos recordará a los viejos colmados del centro de Madrid, con las columnas que permanecen del antiguo local- o a través de su web
Casa Felisa, perteneciente al lujosos Hotel Urso, pero con entrada propia por la calle de la Beneficiencia número 15, es otra de las etapas gastronómicas que no hay que perderse en este Barrio. Se trata de un acogedor restaurante, coquetón y elegante, que “narra” la historia de Felisa, un personaje ficticio que representa a una señora muy de Madrid pero que se va a Francia, consiguiendo aunar lo mejor de la cocina castiza madrileña y lo más refinado del recetario galo.
Casa Felisa fachada
Con esta premisa, Casa Felisa ofrece una carta donde podemos comer desde lentejas estofadas con faisán y foie, hasta verdinas con rape y bogavante, jarrete de ternera con parmentier o bacalao a la brasa con cama de patata y cebolla moradas, pasando por recetas muy de aquí, como buñuelos de bacalao, de jamón, mayonesa de ajo negro o ensaladilla rusa con tortillita de camarones. A esto se le puede añadir un buen vermut (Casa Felisa otorga gran protagonismo al aperitivo tradicional, una oportunidad para degustar una suculenta variedad de vermuts y cócteles inspirados en creaciones clásicas que hacen referencia a momentos históricos de Madrid) o un delicioso aceite de oliva de la población madrileña de Villaconejos, famosa por sus melones. Una maravilla de platos, creados por el chef Antonio del Álamo que siempre respeta la temporalidad del producto, muy de kilómetro 0 y la calidad de la materia prima.
Casa Felisa. Ensaladilla rusa con tortilla de camarones
En Casa Felisa, llaman la atención, además de sus detalles en la decoración (con cosas de “nuestra” señora Felisa como un bolso o unas gafas) refinada en tonos blancos y rojos, con bonitos papeles pintados y mesas muy bien “vestidas”, el sabor reconfortante de sus recetas caseras, refinadas y hogareñas. En definitiva, un homenaje al recetario tradicional madrileño, pero con un giro contemporáneo. De cara a la temporada navideña, Casa Felisa ofrecerá platos homenaje a esta época del año, desde 25 euros del 1 al 31 de diciembre, tales como como: de aperitivo, ostras al champagne y cocochas al pil-pil; de entrante, bisqué de carabinero con pistilo de azafrán y como principales, rodaballo salvaje asado en horno de brasas con patata Chérie rellena de changurro y salsa holandesa y centro de lomo de Angus con setas y trufa negra.
Bisqué de carabinero con pistilo de azafrán
Por último, para los más golosos, capuchina con merengue y yema tostada y milhoja de chocolate con pasta filo y frutos secos.
Después de un período de cierre, Casa Orellana reabre al lado de la plaza de Alonso Martínez, en la calle de Orellana 6. Este local, de tonos granates, maderas, espejos y ambiente distendido, es una representación de las antiguas casas de comidas de Madrid, tan típicas y tan literarias, pero pasado por el tamiz de la modernidad.
Con un muy lucido menú de mediodía a tan solo 15 euros, unos buenos platos tradicionales como chipirones en su tinta o un cocido madrileño, tan apetecible para estos meses de frío, Casa Orellana se reposiciona como un lugar a tener en cuenta en el Barrio de las Salesas.
Cocido Casa Orellana
Venir a este restaurante emblemático de la zona supone probar esos platos de cuchara que tanto nos gustan y reconfortan, esos molletes tan ricos y ese ambiente dicharachero tan de Madrid. El cocido se sirve todos los miércoles al mismo precio de 15 euros que el menú de mediodía.
Molletes en Casa Orellana
Petromora, Casa Felisa y Casa Orellana, tres lugares “gastro” únicos para descubrir este precioso barrio con tanta historia y tan de moda, a la vez, que nos retrotrae a los productos y a la gastronomía más auténtica que encontramos en Madrid.
Autora: Carmen Pineda
Comentarios