​Villanueva de los Infantes te cautivará

     Villanueva de los Infantes se encuentra a dos horas de Madrid, al sureste de la provincia de Ciudad Real. Fue declarada Monumento Histórico-Artístico en el año 1974, y es el pueblo más representativo del barroco y del renacimiento manchego.

      Al llegar a Villanueva impresiona su monumental Plaza Mayor, con el conjunto arquitectónico religioso compuesto por la iglesia de San Andrés y la Casa Rectoral. Su espléndida disposición recuerda el foro romano por ser el lugar donde gira la vida de los infanteños.

Plaza Mayor de Villanueva de Infantes

       Enfrente de la iglesia, a tamaño natural, se alzan las estatuas de don Quijote y Sancho con sus respectivas cabalgaduras. Su puesta en escena hace alusión al capítulo IX de la segunda parte de la novela, donde dice: "Con la iglesia hemos dado, Sancho".

Villanueva de los Infantes, Don Quijote y Sancho

      En las construcciones civiles destacan la Alhóndiga, la Casa del Arco, la Casa de los Estudios y La Casa del Caballero del Verde Gabán (mencionada en el capítulo XVIII de la segunda parte del Quijote). En sus fachadas se conservan más de 250 escudos nobiliarios.

Villanueva de los Infantes, Casa del caballero del verde gaban

      Entre los edificios de culto religioso están la iglesia de San Andrés, la iglesia de la Trinidad, el Convento de Santo Domingo y la iglesia de La Encarnación, para los que existe un complemento perfecto, que es el museo de arte contemporáneo «El Mercado».

Cubierta de bóvedas de crucería sobre pilastras, de la Iglesia de San Andrés de Villanueva de los Infantes

      Pero más allá de lo que se ve, Villanueva de los Infantes tiene numerosos atractivos ocultos, como son los patios de las grandes casas-palacio.

Villanueva de los Infantes, Casa de Rueda, convertida en Centro de Recepción de Visitantes

      Las figuras de Santo Tomás de Villanueva, del humanista Jiménez Patón y los universales Quevedo, Cervantes y Lope, ayudaron a convertir la ciudad en foco cultural de La Mancha durante el Siglo de Oro. La figura de Francisco de Quevedo hace obligada la visita al Convento de Santo Domingo. Entre sus muros se halla la sobria celda donde el poeta pasó los últimos meses de su vida, con el sillón y la mesa donde escribió su postrer soneto y el humilde camastro donde entregó su alma a Dios.

Habitación donde murió Quevedo en 1645, en el Convento de Santo Domingo, Villanueva de los Infantes, Ciudad Real

     Quevedo había dispuesto ser trasladado al convento real de Santo Domingo en Madrid, con su hermana Margarita, pero nadie se ocupó de aquel cumplimiento y sus restos nunca salieron de Villanueva de los Infantes. Fue enterrado en la Iglesia de San Andrés, en la plaza Mayor del pueblo, bajo la bóveda de la capilla de los Bustos.

     En honor al célebre escritor, en el año 1981 se fundó en Villanueva de los Infantes la Orden Literaria Francisco de Quevedo. Con ella nació su principal acto: el Certamen Literario Internacional que se celebra anualmente al uso y costumbres del Siglo de Oro. Goza de un gran prestigio, y es el acontecimiento cultural más vistoso y atractivo de las fiestas patronales.

      Si Francisco de Quevedo tiene un importante peso en la vida cultural de Villanueva de los Infantes, no es menor la figura de Miguel de Cervantes.

     En el año 2004, según un estudio multidisciplinar, liderado por el doctor en sociología Francisco Parra Luna, Villanueva de los Infantes fue considerado como “El lugar de la Mancha”, el lugar enigmático que no quiso desvelar Cervantes al inicio de su Quijote.

     Villanueva de los Infantes es el centro y capital del Campo de Montiel y Cervantes lo nombra en su novela hasta en cinco ocasiones, como el lugar por donde sucedieron gran número de las aventuras de Don Quijote y Sancho Panza.

     Así reza en el capítulo II de la primera parte: “Y comenzó a caminar por el antiguo y conocido Campo de Montiel. Y era la verdad que por él caminaba”.

      Partiendo de esa base, se establecieron 26 pueblos y hasta 24 variables distintas relacionadas con distancias y tiempos en los que tardaría Rucio en desplazarse de un sitio a otro.

      Si el "lugar de la Mancha" está a dos días de Puerto Lápice, a dos días de Sierra Morena, a dos días y una noche de El Toboso… Villanueva de los Infantes es “el lugar de la Mancha".

      Cierto es que Quevedo y Cervantes dan prestigio al pueblo, pero es su conjunto histórico monumental y su cuidada conservación lo que hizo que el pueblo de Villanueva de los Infantes fuera nombrado Monumento Histórico-Artístico y recientemente incorporado en la lista de los Pueblos más Bonitos de España.

Panorámica de Villanueva de los Infantes. Ciudad Real

      San Antón, San Sebastián, San Marcos, San Isidro, San Cristóbal… No hay santo que no tenga su correspondiente celebración, y si no hay fiesta los infanteños se la inventan, como han hecho con el Certamen Nacional de Pintura Rápida, la ruta de las tapas o la de los patios.

      Mención especial tiene la Semana Santa, donde sus procesiones del Jueves y del Viernes Santo, impresionan por su belleza y solemnidad, a la que se suma la fiesta de Cruces y Mayos, declarada de Interés Turístico Regional desde 1999.

      La noche del 30 de abril al 1 de mayo es pura poesía. Las rondallas con bandurrias y guitarras cantan el mayo a las damas. Una sucesión de coplillas, cantadas en la reja, ensalzan la belleza de la mujer infanteña. Después, los días 2 y 3 de mayo una veintena de cruces son engalanadas. Los visitantes, después de contemplarlas, son invitados con "el puñao" (cereal tostado con anises, cacahuetes, etc.) y un vasito de ponche casero.

      Desde el año 2003, se vienen celebrando “Las Jornadas del Pimiento”, que incluyen el Mercado Cervantino, las Jornadas Nacionales de Folclore y un Pisto Gigante, del que se reparten más de 8.000 raciones. En el año 2016 se batió el récord Guinness al cocinar un pisto de 1.254 kilos.

“Las Jornadas del Pimiento”, imagen de pasadas edicciones

     Viajar a Villanueva de los Infantes es entrar en la tierra del vino, del aceite, del queso y del pimiento. Platos típicos son las gachas, las migas, el pisto manchego, los galianos, el asadillo de pimientos, los duelos y quebrantos y la pipirrana. Pero lo que no puede faltar, como colofón a cualquier evento, son los sesos a la porreta y la “ensalá” de limón.

      Rosquillos, borrachuelos, palmeritas, pastas de almendra, enaceitados y dulcineas, son algunas de las delicias que pueden saborearse en el Horno del Abuelón, regadas, como es debido, con una copita de mistela. Una buena comida, una ración de bacalao y una cerveza fresquita dejará al viajero con muy buen sabor de boca y con ganas de volver.

Palmeritas de mantequilla, una de las varia exquisiteces del Horno del Abuelón a degustar en Villanueva de los Infantes

     Algo tiene Villanueva de los Infantes cuando se dice que, es el lugar de la Mancha donde los caballeros nacían y los poetas morían.

Autor: Juan Santos Santos