Situada al norte de la provincia de Burgos, estas tierras encierran el origen histórico de Castilla. Tras iniciar la Reconquista, fueron sumándose terrenos y más terrenos al mundo cristiano, tierras difíciles, en primera línea, susceptibles de ser re-reconquistadas y en las que grupos de valientes establecieron las líneas defensivas y organizaron sus estructuras sencillamente para sobrevivir.
Establecieron siete divisiones administrativas gestionadas bajo la jurisdicción de un juez, nombrado por el rey, el cual recibía el nombre de merino, por lo que aquella organización se conoció como Merindades. Con el tiempo se reunieron bajo la lógica de que la unión hace la fuerza constituyendo el primitivo condado castellano.
Allí se han encontrado restos prehistóricos, los romanos también dejaron su huella, pero las Merindades no surgen hasta la Alta Edad Media dando cobijo a aquellos intrépidos colonos que fueron ganando paso a paso al mundo musulmán que había creído que su avance iba a ser imparable.
Pero más allá de vivir la historia, la comarca de las Merindades posee una belleza especial que combina la meseta castellana, el valle del Ebro y la cordillera cantábrica, proporcionando el aliciente de la diversidad.
Aguas saturadas de carbonatos, que surgen de acuíferos en medios kársticos, han horadado durante siglos el suelo creando cañones, simas, cuevas y toda una suerte de escultura natural como si la mano del hombre hubiera sido desplazada por algo más intangible.
Cornisa kárstica. Las Merindades
Las tobas calcáreas o rocas calizas muy porosas se forman por la precipitación de carbonatos en agua dulce sobre vegetales vivos como musgos y ramas que arrastra el río.
Cornisa kárstica, Las Merindades
El pueblo de Orbaneja del Castillo, en el valle de Sédano, se ve cruzado por una cascada que, al llegar a terreno más o menos llano, forma piscinas que desembocan sus cristalinas aguas de una en otra y que, por un momento, recuerdan las formaciones de Pamukale en la Capadocia. La advertencia en un cartel junto a ella, recuerda que los baños y sobre todo el pisoteo de los bordes de las distintas piscinas tobáceas hacen desaparecer el musgo que colabora el proceso de aquellas formaciones.
Orbaneja del Castillo, Las Merindades, Burgos
Pero además, en medio de una frondosa vegetación, hay una pequeña cala conocida como el Pozo Azul, un manantial procedente de una cueva submarina de dimensiones incalculables que se sumerge bajo la montaña quizá una de las más largas de Europa y que vierte sus aguas en el río Rudrón.
Pozo Azul, Las Merindades
Estas tierras kársticas nos presentan también las cuevas en Ojo Guareña formado por más de 100 km de galerías, declarado Monumento Nacional por la Junta de Castilla León y que incluye la ermita de San Bernabé fundida en el paraje.
Cueva -Ermita de San Bernabé, en Ojo Guareña (Burgos)
El cañón del río Ebro, tras pasar por Pesquera del Ebro, marca el camino del río antes de llegar a Aragón para mojar los pies de la Virgen del Pilar.
Cañón del Ebro
Pequeños pueblos como Espinosa de los Monteros, Oña, Frías -que está considerado como el pueblo más pequeño de España- Villarcayo, hoy capital de la comarca desde que en 1560 se estableció como el centro administrativo del merino y de las antiguas siete merindades, tomando el relevo a Medina de Pomar, son los descendientes directos de aquellos que establecieron los primeros colonos que se atrevieron a fundar Castilla.
Medina de Pomar, Burgos
Autora: Susana Ávila
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