La casa de Bragança es la dinastía real portuguesa de los últimos cuatro siglos. En 1640 se restableció la independencia de Portugal (en el siglo XVII Portugal estaba unida a la España de la dinastía de los Austrias o Habsburgo).
Los Bragança fueron los restauradores que devolvieron la independencia al reino que pasa por ser una de las naciones europeas más antiguos (sin cambios en sus fronteras).
La dinastía que empezó con Dom Joâo IV duró hasta que los mismos potugueses decidieron prescindir de la monarquía en 1910.
Las armas de los Bragança forman parte de lo más característico del escudo portugués: en el aspa se encuentran los cinco escudetes con las quinas, que se repiten en el escudo de Portugal desde tiempos inmemoriales. Pues bien, esa dinastía que nació en el siglo XV proviene de una ciudad del nordeste del pais, cercana a la frontera española, de la provincia de Zamora.
BRAGANÇA
Bragança de origen medieval, es la octava ciudad de Portugal y ostenta la capitalidad de la subregión de Alta Tras-Os-Montes, integrada en la Región Norte. Tiene un importante pasado, que se remonta a la dominación romana. Su actual nombre es del siglo XII cuando Sancho I la liberó del cerco de Alfonso IX de León. Ciudad con importante peso educativo y cultural con varios e interesantes Museos y con muestras de arquitectura contemporánea interesantes como el Teatro Municipal.
El casco histórico amurallado antiguo es pequeño es el centro neurálgico de la ciudad, se encuentra en lo alto del valle de la Serra de Nogueira, a 600 metros de altitud sobre el nivel del mar. Por sus preciosas calles empedradas descubriremos todo tipo de monumentos de distintas épocas y estilos arquitectónicos, en el que destaca por encima de todo El Castillo, enfrente a la Antiga Sé, es decir la antigua catedral (la nueva es de 2001). En principio, fue un convento de clarisas y después colegio de los Jesuitas y seminario. En su interior destaca el claustro y los techos abovedados, mientras en el exterior llama la atención sus ventanas del siglo XVII y la torre, que es de 1930. A su alrededor se abren calles comerciales, centros de arte contemporáneo, Museos o la Biblioteca Municipal.
Vista panorámica de Bragança
Conjunto amurallado de Bragança, Portugal
El castillo de Braganza fue construido en el siglo XII, este lugar se llamaba Benquerença y aquí se protegió la población ante los ataques en el siglo XII, es Monumento Nacional de Portugal. En el siglo XV se construyó la imponente Torre del Homenaje que aún preside todo el recinto. Mide diecisiete metros de largo por treinta y cuatro de altura. Dentro de la torre, estaba el calabozo y la cisterna y por fuera, entre la piedra y el granito, se asoman bellas ventanas góticas. Aquí se puede visitar también el Museo Militar de Braganza.
Catillo de Bragança y estatua de D. Fernado duque de Bragança
Torre del Homenaje, Castillo de Bragança
Alrededor del Castillo se puede caminar por las calles de la Ciudadela, la antigua ciudad amurallada que alberga museos, restaurantes, bares y unas calles tranquilas y preciosas, así como sobre la propia muralla.
Antigua Catedral de Braganza, Portugal
El recinto amurallado protege una colección de monumentos interesantes, en especial el Domus Municipalis, es un edificio del siglo XII que sirvió como cisterna de agua y como casa municipal, de ahí su nombre. Es de planta rectangular y tiene una cisterna abovedada en el subterráneo uno de los más espectaculares edificios románicos civiles de la Península Ibérica.
Domus Municipalis y el Campanario de la Iglesia de Santa María (Bragança) (foto: Antón Alonso)
Junto a la Domus se encuentra la Iglesia de Santa María. Es del siglo XVI con portada barroca, adornada de columnas salomónicas. El interior, con techos pintados, destaca por su capilla mayor, el retablo de San Esteban y la imagen de Santa María Magdalena.
Bragança, detalle de la fachada de la Iglesia de Santa Maria
Saliendo del centro buscamos la orilla del río. El Fervenza, con pequeñas cascadas, circula junto a un agradable paseo peatonal y el Centro Ciência Viva en su orilla. Está en dos edificios. El primero, junto al rio, en una antigua central hidroeléctrica. Aquí se usan las surgencias de agua caliente para el calentamiento del edificio y se explican aspectos de energía eléctrica, eólica, calidad de vida y reutilización de los residuos.
Al lado, se encuentra la llamada Casa da Seda, un antiguo molino hidráulico rehabilitado, situado a orillas del río Fervença, en el que se ha instalado un museo interactivo que forma parte del Centro Ciencia viva de Bragança.
La exposición consta de dos plantas, en las que se explica todo el proceso de la producción de la seda, desde el ciclo de vida del gusano hasta y de la memoria de la industria de la seda en la región.
Lo peculiar del museo es que es interactivo, así que es ideal para visitarlo con niños ya que es un aprendizaje lúdico. También hay una pequeña sala audiovisual donde te explican, a modo de cuento, el proceso de elaboración del tejido de la seda natural.
Pero si algo llama la atención en Braganza es la cantidad de museos que tiene: 7 en total:. El de Máscaras y Trajes, el Militar, el de Arte Contemporáneo Graça Morais, el Centro Ciencia Viva, la Casa de la Seda, el Abade de Baçal y el Centro de Fotografía Georges Dussaud (francés que inmortalizó la zona de Trás-os-Montes en maravillosas instantáneas).
Fuera de la ciudad, Bragança se asienta en las faldas de un inmenso parque natural que le rodea, el de Montesinho. Creado en 1979, es una de las mayores áreas protegidas de Portugal. El área de las sierras de Montesinho (1486 m) y Coroa (1273 m) constituyen los puntos más altos del Parque, donde la brisa es suave y tonificante, sobre todo en verano. Fue escogida para Parque Natural por reunir condiciones en que es visible la integración harmoniosa del hombre con el medio ambiente.
El predominio de pizarras y calcáreo en las mesetas y granito en lo alto de la sierra de Montesinho constituye la diversidad geológica de este espacio que, junto con sus variantes climáticas, origina una flora muy variada, hábitat ideal para animales como el lobo, el jabalí, el corzo, el venado y cerca de 240 especies de fauna que se sienten en seguridad en el parque.
Esa gran mata verde de la esquina nordeste portuguesa, fronteriza con España, ofrece al visitante zonas de avistamiento de aves y rutas muy agradables, por pueblo y paisajes únicos.
Varge, en el Parque Natural Montesinho, una vez pasado Bragança
Sitio de paso cuando se accede a Bragança desde la comarca de Sanabria, que está a escasos cincuenta kilómetros. Pequeños pueblos se visitan por las estrechas carreteras de la ruta desde España.
Un ejemplo singular de pueblo fronterizo es el de Rio de Onor. El río precisamente divide o une, esta hermosa y restaurada localidad de sus vecinos españoles, Riohonor de Castilla, siguen siendo un lugar muy peculiar, binacional y mestizo. José Saramago, el premio Nobel de Literatura de 1998, escribió sobre el pueblo en su libro Viaje a Portugal:"A fin de cuentas, ¿dónde está la frontera? ¿Cómo se llama este país aquí? ¿Es aún Portugal? ¿Ya es España? ¿O sólo Río de Onor y sólo eso?"
La Respuesta es un sí a todo. Rio de Onor es Portugal, pero también España, y Rihonor es Castilla, pero también Portugal, los dos pueblos son, en realidad, uno. Un sitio raro, fruto de la divisiones que hicieron los políticos o lo que firmaron el reparto con el tratado de paz, pero que jamás visitaron ni conocieron el lugar, aquí la frontera no separa, sino que, une, los problemas son los mismos a uno y otro lado de La Raya. Cuando es la propia Raya la que trae problemas, es cuando los dos pueblos se unen y la borran, como sucedió con la pretensión de la Guardia Fiscal de instalar una barrera. A día de hoy sus habitantes lo tienen clarísimo. Son un pueblo repartido en dos países, ni más ni menos.
Puente sobre el río Onor, arroyo que separa o mejor une España Y Portugal
¿Como Llegar?
Entrando por el Norte, desde Puebla de Sanabria (Zamora), se coge la ZA-925 hasta Calabor, en la frontera portuguesa, donde se reemplaza la vía por la N-103-7 hasta Bragança.
También se puede llegar a esta ciudad portuguesa desde La Puebla por una carretera local, la ZA-921 hasta Riohonor de Castillla, cuya orilla portuguesa es la localidad de Rio de Onor, a partir de la cual se toma la N-308 y se empalma con la N-218-3 para entrar en Bragança. Se pasa junto al aeropuerto, a donde llegan vuelos de Lisboa y Vila Real. El mejor aeropuerto para acceder al Nordeste Portugués desde España es el de Porto, donde llegan vuelos de Barcelona, Madrid, Menorca, Gran Canaria, Palma y Valencia. También está cerca el aeropuerto de Salamanca, a donde llegan vuelos de Barcelona, Palma, Málaga, Gran Canaria, Tenerife y Lanzarote. Desde la capital castellana se llega por la A-66 a Zamora y desde allí por la N-122 y la ZA-324 a Miranda do Douro. En tren, la mejor opción es ir a Zamora y tomar estas carreteras hasta cruzar el Duero / Douro y entrar en Portugal.
Otra alternativa llegando desde España por una carretera local que pasa por Rihonor de Castilla, un pueblo enclavado en la misma frontera, en las dos orillas del Rio de Onor, que es el nombre de la localidad en el lado portugués. A decir verdad, la orilla portuguesa es la más interesante porque la aldea se ha convertido en un enclave rural bellísimo, muy recuperada con las casas tradicionales, calle empedrada, lavadero, molino…
Por la A-4 se llega a Albufeira do Azibo. Este es un paisaje protegido que dispone de dos playas fluviales. La de Fraga da Pegada y la de Ribeira, que ha sido elegida como una de las siete maravillas playeras de Portugal. En este parque de más de cinco mil hectáreas viven varias especies animales, desde el gato montés al jabalí, pasando por el corzo, las cigüeñas o las garzas. Hay senderos para adentrarse entre el bosque e intentar descubrir esas especies animales.
Albufeira do Azibo
Más adelante está Mirandela, una localidad que destaca sobre todo por su puente medieval del siglo XV, sobre el rio Tua, reconstruido un siglo después. Tiene más de trescientos metros de longitud y cuenta con una veintena de arcos.
Puente de Mirandela, sobre el río Douro, en Bragança, Portugal
Volvemos atrás y tomamos el desvio por la N-216 para pasar por Macedo de Cavaleiros, el municipio al que pertenece la Albufeira do Azibo, y llegamos a Mogadouro, una pequeña pero muy interesante villa, donde está el centro de interpretación del Parque Natural do Douro Internacional.
MOGADOURO
Tierra de Templarios y de Távoras, de celtas y musulmanes, Mogaduro fue un punto estratégico de defensa en los albores de la nacionalidad, pero su origen es bastante anterior a la fundación del Condado Portucalense. De esta historia rica y milenaria aún se encuentran varios vestigios que se ofrecen a la curiosidad del visitante como, por ejemplo, los de la Sala Museo de Arqueología y del castillo, así como los de las iglesias y pazos que se encuentran en todo el municipio.
Es indispensable una visita a pie a su Centro histórico, donde encontramos restos de su castillo templario del siglo XIII, la iglesia matríz de origen románico, su "pelourinho" y cerca se halla el Palacio dos Pimenteis, del XVIII.
Eminentemente rural, es un municipio bastante extenso, con hermosos paisajes (sobre todo en la época de los almendros en flor).
La caza tiene también un lugar privilegiado, con la existencia de especies como la liebre, el conejo, la perdiz, la raposa y el jabalí. La comarca sirve de transición entre dos zonas distintas: la meseta mirandesa y los valles de los ríos Sabor y Duero, a una altitud media de 700 metros. El Parque del Duero Internacional, que tiene aquí su sede y abarca una gran parte del municipio de Mogadouro, es un verdadero santuario de especies como el águila real, el águila de Bonelli, el buitre egipcio, el buitre leonado y la cigüeña.
En la aldea de Azinhoso Algosinho se encuentran unas pequeñas iglesias románica y gótica. Dispersos por el municipio podemos descubrir restos de antiguos Castros en distintos estados de conservación así como distintos tipos de construcciones tradicionales caracteristicas de la zona.
Mogadouro, centro de la Villa
MIRANDA DO DOURO
Pero para fronterizo nada más conocido que Mirando do Douro, una hermosa y antigua ciudad ubicada sobre el desfiladero del Douro en la frontera colindante española, destino de muchos españoles que venían al otro lado del Douro / Duero para encontrar toallas, café y otros productos más baratos que en España. Los tiempos de la unión aduanera europea han acabado con este bazar al aire libre y, ahora, se han podido admirar las riquezas de este enclave defensivo como todos los puestos fronterizos.
Miranda tiene la característica especial de poseer un idioma propio, el mirandés, que se enseña en las escuelas y que está presente en todos los rótulos de calles y monumentos. Es una mezcla de castellano antiguo y gallego-portugués, Proviene del astur leonés, la lengua que se hablaba en el reino leonés hace diez siglos y que con la inclusión en Castilla se fue perdiendo en esas tierras; sólo Galicia siguió adelante con su lengua igual que Portugal, que se convirtió en un Estado y, por lo tanto, tuvo una vida propia política, cultural e idiomática….
Modernidad, tradición y naturaleza alberga la capital del concello de Miranda, está dividida en dos partes. La zona nueva (donde se encuentran los restaurantes y comercios) y el casco histórico.
Un conjunto de callecitas componen el casco histórico de Miranda, que permiten visitar tranquilamente sus principales monumentos (la Catedral, el Castillo, las murallas, el palacio episcopal, las iglesias...), es una verdadera delicia perderse por esta rúas estrechas y empedradas, típicas de Portugal, contemplando su arquitectura singular con casas encaladas y en un ambiente que aún conserva su impronta rural, manteniendo sus costumbres, tradiciones más ancestrales
El monumento más sobresaliente de esta localidad es la Sé o Catedral que data del siglo XVI, una de las joyas históricas de Miranda. Construida, en un esplendoroso estilo renacentista, cuando Miranda se desembarazó de la tutela del Obispado de Braga, cuenta con sus dos extraordinarias y elegantes Torres que deleitarán nuestros ojos con majestuosas figuras perfectamente conservadas. Además se puede disfrutar de sus inigualables imágenes bíblicas esculpidas en madera sin dejar de lado un órgano del siglo XVIII que regala sus notas maravillosas a quien ha tenido la oportunidad de escucharlo.
Catedral, Sé de Miranda do Douro y meninho Jesús da Cartolinha
En su interior descubrirá su pieza más notable y de gran importancia para aquellos amantes del conocimiento, el arte o lo religioso. En un lugar especialmente ubicado, una pequeña estatua del Niño Jesús del Sombrero de Copa, mejor conocido como Meninho Jesus da Cartolinha, se puede apreciar para simplemente para pedir un “milagrito” o simplemente para admirar su belleza.
Sus rúas, (calles), invitan a adentrarse en su historia, paseando por ellas, nos podremos topar con el el Museo Tierra de Miranda, que vale la pena visitar: Allí se exhiben muchas cosas, entre ellas, trajes folclóricos, un sin fin de objetos que pueden ayudar a conocer un poco más de las costumbres de la localidad.
Aún conserva otras tres puertas en su recinto amurallado. En una de esas puertas, en la rua Costanilha, se encuentra una torre medieval con dos torreones almenados de los siglos XIII y XVI, catalogados de monumento nacional. Por esa puerta se accede a un pequeño paseo ajardinado alrededor de las murallas, por el que se pueden admirar otras puertas y gran parte de la muralla moderna, que se construyó en el siglo XVI para defender mejor la ciudad. En el recorrido veremos también una cruz prerrománica del siglo XII.
La calidez de la gente es lo que hace sentirse como en casa, tantos lugares por visitar, muchas cosas por hacer, no bastaría un par de días. La magia no acaba al llegar, lo mágico comienza desde que pisas la primera calle que te conduce por senderos de este bello destino.
Miranda do Douro, Museo Tierra de Miranda, en primer plano personajes ataviados con prendas del traje mirandés
Debajo de la ciudad, el Douro se embalsa en la presa de Miranda, construida en 1960. Es un embalse fronterizo, por encima del cual pasa la carretera que lleva a Zamora. Mide doscientos metros de largo y ochenta de altura. Gracias a ese embalsamiento del río, éste es navegable. El Duero / Douro es el eje turístico transfronterizo.
Vista Aera de la Presa de Miranda do Douro, en Portugal
La frontera lo impregna todo, pero ahora en estos tiempos de supresión de visados y controles aduaneros la colaboración es el futuro. Como prueba, los cruceros por los Arribes del Duero que se organizan desde Miranda para recorrer ese espacio natural impresionante, que en Portugal se llama Parque Natural do Douro Internacional.
Los Arribes del Duero
Las Arribes, también conocidas como los Arribes o las Arribas, es un parque natural compartido por España y Portugal. Sus ríos, el Duero, el Águeda, el Esla, el Huebra, el Tormes y el Uces, han ido horadando el terreno de tal forma que es posible navegar entre grandes cañones bajo la atenta mirada de aves como águilas, buitres o cernícalos.
El Parque engloba 122 kilómetros del recorrido del Duero y de su afluente, el rio Águeda. En el valle se encuentran las zonas graníticas que se llaman arribes y que llegan a medir hasta ochocientos metros de altura en la zona norte, en la que estamos, mientras en el sur, llegan a los setecientos.
Desde Miranda Do Douro podemos embarcarnos en una travesía que nos llevará en catamarán acristalado, por el Duero recorriendo parajes de incalculable valor natural, y con vistas impresionantes hasta la localidad de Aldeia Nova, en el Valle del Aguila.
A lo largo de la orilla portuguesa del río, se suceden miradores desde los que se puede admirar "Los Arribes", en coche o andando.
Un buque biológico desarrolla cruceros ambientales entre las dos orillas. Desde la llamada Estación Biológica Internacional de Miranda parten cruceros ambientales con una duración de una hora, aunque se pueden alquilar para trayectos más largos.
Aunque hay una taquilla allí, también se puede reservar on line desde su página web, lo que añada mas tranquilidad sabiendo que está la plaza reservada a la hora que interese. En la web se puede consultar los horarios de salida de los barcos.
Recomendable no olvidar ni de la cámara de fotos o vídeo ni de unos buenos prismáticos,para poder contemplar todas las posibilidades que brinda el recorrido, entre los que no es menor el avistamiento de aves.
Embarcadero de Miranda de Douro y catamarán acristalado que surca este tramo del río
El recorrido dura una hora y media aproximadamente y cuesta 16€ por persona aunque también existen recorridos un poco más largos de unas dos horas. Junto con el precio del billete entra una degustación de vino de Porto (blanco y tinto) y un espectáculo con aves rapaces, ambas a la finalizar el crucero.
Durante el recorrido se visitan áreas temáticas con proyectos de investigación-conservación de la Estación Biológica Internacional (E.B.I.) y sus técnicos interpretan la geología, flora, fauna y recursos etnográficos de este “Grand Cañón Europeo” y paisajes únicos.
Varios son los paisajes que ofrece el recorrido entre espectaculares acantilados.
Destacan todo tipo de acantilados, pero por encima de todos llama la atención uno cubierto de líquenes amarillos y el denominado "número 2".
La erosión erosión ha tallado en la pared ese número, o así parecemos verlo todos. Dice la tradición que la soltera que no lo distingue no se casa y la casada que tampoco lo ve es porque su marido le engaña. Está en la orilla española, la zamorana, pero sólo se puede ver desde el barco que zarpa de Miranda do Douro o desde cualquier mirador de la parte portuguesa.
En el centro de la pared cubierta de líquenes se puede distinguir el número 2
Al norte de Miranda, nos dirigimos en dirección a Ifanes y nos desviamos por Castro Vale da Águia. Aquí encontramos unos restos arqueológicos de la Edad del Hierro y cerca está un nuevo miradouro para ver el cortado que ha ejecutado el Douro a lo largo de los siglos.
Mirador del Castro Valle del Águila
Más al norte nos podemos desviar de nuevo para dirigirnos, a pie, a uno de los mejores miradores de la ruta. Es el miradouro de Sâo Joao das Arribas. Como se ve, en Portugal llaman arribas a estas costas graníticas levantadas a la orilla del cauce del rio.
"miradouro" de Sâo Joao das Arribas.
El último desvio lo realizamos más al norte y es para ir a ver el miradouro de Paradela. Quizá aquí, con un poco de suerte, podamos distinguir alimoches, cigüeñas negras o águilas, que son las colonias de aves que anidan en el Parque Natural. Luego, debemos cruzar a España por Castro de Alcañices y desde allí se accede a la N-122, por la que se llega a Zamora.
Paisaje desde el "miradouro" de Paradela
Algunas de las opciones que ofrece este Espacio Natural Protegido son:
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