Derogar "El Sanchismo"

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Uxia 135

    Que la campaña se ha colado en nuestros hogares no es nada nuevo. Desde hace ya unos meses se ha dado el pistoletazo de salida para unas elecciones municipales y autonómicas que son la antesala de unas generales, que todavía están por ver.


     Lo que ya hemos visto es una batalla, en la que para algunos, todo vale a base de titulares sensacionalistas.


     Nada nuevo bajo el sol en la época de la desinformación en la que el golpe de efecto prima por encima de todas las cosas. El problema surge cuando ese golpe es un “derechazo” que rara vez acierta en el blanco y no para de ir a rebufo de una política social y de progreso, que coge la delantera en cuanto se despistan yendo de la mano de la ultraderecha.


       ¿Y cuál es la solución de la derecha? El efecto de acción- reacción. Un toma y daca forzado por la puesta encima de la mesa de medidas resolutivas para problemas de la ciudadanía que se contrarrestan por una contradicción constante, en la que el señor Feijóo y sus lacayos, lo mismo plantean un descalabro económico que nunca llega, hasta su denuncia de una Unión Europea socialcomunista bolchevique por el hecho de defender las políticas españolas actuales.


      Ni confirmo ni desmiento un liderazgo algo miope, dicen que de pupilas dilatadas, que no ve más allá de sus narices. Un liderazgo que cree como medida estrella, para el triunfo en los próximos comicios, en la promesa de atropellar muchas de las leyes más relevantes de esta legislatura.


     Quizá solo sirva para intentar difuminar la sombra de una lideresa “a la madrileña” que le acecha permanentemente, con graves síntomas de desfachatez y que se toma licencias de impedir el paso a Ministros en actos oficiales. Huelga decir que la falta de respeto institucional no es buena noticia, ni en lo político ni en lo democrático. Valoren ustedes el resultado de que eso mismo se hubiese producido en otro contexto.


     En todo caso, y por no desviarnos del tema, nos ponemos en situación. Por un lado, estamos hablando de derogar asuntos por una derecha que no ha alcanzado el poder (veremos si lo consigue). Por otro lado, se están olvidando de que estas son las elecciones de la cercanía, del tú a tú; las elecciones de las personas.


    La presunta moderación, el diálogo y la buena gestión parecen haberse quedado escondidas bajo las siglas de unos medios públicos gallegos, cuyos viernes negros de protesta no cesan.


    De poco o nada sirve la política a grandes alturas, si no tienes propuestas para las calles de mi pueblo, si la sanidad se la has vendido a tu grupo de colegas y, si aún por encima, te parece mal que me suban la pensión.


     La antipolítica como arma arrojadiza no parece la mejor opción. Por suerte, enfrente, hay una política de avances, de progreso, de altura. Una política que hasta Europa aplaude y comparte.









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