Sequía en España

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Jacinto Seara 202

Es algo consustancial con nuestro territorio; se producen cada 10 años, aunque algunas grandes y pertinaces lo hacen cada 20. Son datos aproximados, aunque muy ajustados a la realidad. Hay datos históricos del siglo XVIII, aunque una de las graves, y muy probablemente de las peores de la historia, duró cuatro años, entre 1875 y 1879. Quizás fue la primera vez que un Gobierno se planteó la realización de un plan hidrológico, ya que no se tiene constancia de otros anteriores. Lo peor como casi siempre estuvo en el Mediterráneo. En 1952 y 1955, y entre 1978 y 1979, fue cuando se padecieron las sequías más drásticas de los últimos 50 años. Desde 1955 no ha habido ningún período seco de 4 años seguidos como los de entonces. El periodo de sequía más duradero fue el de tres años que se prolongó desde el verano de 1993 a 1996. Podemos hablar también de las sequías de 1925 a 1929. Las de la primera mitad del siglo XX fueron más suaves, hasta esta sequía de cuatro años. Por citar las más estudiadas.



      Desde la época romana, en España el remedio más eficaz para combatir las pertinaces y cíclicas sequías es el de embalsar el agua de lluvia, utilizándola cuando es necesaria. Tenemos pantanos de esa época, y de otras, como el Tibi en Alicante que data de la de Felipe II, que aún era el más grande a finales del siglo XIX. 


     España desde siempre sufrió sequías y los agricultores bien que lo supieron y saben; han clamado por un plan hidrológico desde siempre. Se inició en diversas ocasiones para embalsar, produciendo además energía, y en muchos casos riqueza por usarla como playa y para la navegación… ¿Qué ha sucedido además de la sequía? Dos cosas: 


      La primera, el año pasado con el vaciado de 57 hectómetros cúbicos (hm3), equivalente a 24.000 piscinas olímpicas, el nivel descendió a 6.000 hm3 por debajo de la media. 


     La segunda, 108 construcciones de contención del agua o riego fueron destruidas. Según Ignacio Rodríguez, comisario de aguas de la Confederación Hidrográfica del Duero, cuyo organismo fue el encargado de derribar la mitad, dijo en declaraciones a RTVE que la eliminación se debe a que “ha coincidido que aquí hay una serie de personas que nos gustan los ríos y no los cacharros, y lo tenemos todo lleno de cacharros. Así de sencillo”. La culpa… el cambio climático.



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