​Sant Antoni de Portmany, la otra Ibiza de “pageses”, tradiciones culturales y encantos naturales

• Ibiza es, para muchos, simplemente un destino de ocio nocturno, discotecas, playas y mucha juerga. Pero, la isla Pitiusa es mucho más que eso. Huyendo del turismo de masas, el municipio ibicenco de Sant Antoni de Portmany, al oeste de la isla y la segunda ciudad más poblada, es ejemplo de calidad turística, desde hace ya unos años, habiendo creado un destino sostenible donde impera la autenticidad.

Panorámica de San Antoni de Portmany

     Además de su espectacular bahía, playas, un clima agradablemente soleado (de hecho, su actual campaña turística se llama Sant Antoni 365 en alusión al sol, presente prácticamente todo el año) y una oferta hotelera -cada vez de más calidad-, Sant Antoni de Portmany esconde grandes joyas en el interior de las tierras, donde una bellísima naturaleza mediterránea de enebros, sabinas, almendros y pinos se fusiona con sobrias iglesias de cal, casas “pagesas” ( campesinas) tradicionales, gastronomía de la tierra y multitud de atractivos sostenibles.

     De esta manera, ir a visitar Sant Antoni es factible durante todo el año-no solo en verano-. porque el clima lo permite y porque existen numerosas opciones interesantes por hacer ya sea visitando su patrimonio cultural, descubriendo las costumbres campesinas (que todavía perviven en forma de grupos folclóricos, por ejemplo), conociendo interesantísimos proyectos como los del aloe (en Ibizaloe), el Ibiza Botánico Biotecnológico o realizando senderismo por los pueblos del interior.

• Recorriendo el verdadero espíritu de Sant Antoni de Portmany

     Una de las cosas más interesantes que se pueden hacer en el municipio es descubrir tanto en la propia ciudad de Sant Antoni como el interior del territorio, numerosas iglesias. En el campo, en preciosos pueblecitos, existen preciosas iglesias encaladas, frescas, sencillas y acogedoras. 

Iglesia de San Antoni

    Además de la de San Antonio Abad en la misma ciudad de Sant Antoni, tenemos las de las localidades como Sant Rafael de Creu, Sant Mateu d´Abarca (por cierto, famoso por su Feria del Vino el 10 de diciembre) o de Sant Agnès de Corona. Antiguamente fortificaciones, todas ellas se caracterizan por sus arcos, sus líneas puras, su patio a la entrada con plantas y flores y sus modestos retablos de reminiscencias naïf. En cada pequeño pueblo, la iglesia se encuentra en el centro, junto al restaurante y el colmado (tienda de alimentación). Porque, hablamos de muy pequeños pueblecitos, llenos de encanto, aire mediterráneo y calma. Una paz que encontramos en los campos de almendros (muy recomendable visitarlos cuando florecen hacia enero) o bien, en paisajes espectaculares como “Las Puertas del cielo” o Sa Penya Esbarrada, adonde podemos llegar, caminando o en bicicleta, desde el interior de las tierras hasta la costa de magníficos acantilados con, al fondo, vistas de Denia y de la pequeña islita de Sa Conillera. Mediterráneo en estado puro!

Vistas desde Sa Penya Esbarrada

     Las casas "pagesas" son otros de los atractivos de las zonas más rurales de la isla. También son sencillas, encaladas o, a veces, con muros de piedra, destilando belleza en su pureza albina. Existen, a día de hoy, muchas tradiciones que perduran en la zona, como los ancestrales bailes (la Curta), los instrumentos creados artesanalmente como flautas o preciosas castañuelas (que solo pueden tocar los hombres en los bailes), las espardenyes (alpargatas) hechas por artesanos locales o los preciosos y ricos trajes de las mujeres"pagesas"  No es difícil poder ver alguna representación de estos espectáculos folclóricos porque “los portmanys” lo llevan en la sangre y en el corazón, teniendo muy claro que deben mantener su cultura tradicional.

Baile pagés

     Una visita que no hay que perderse es el espacio Cultural Sa Punta des Molí, donde podemos sumergirnos en el pasado isleño de los “pageses” o campesinos. Ubicado en el paseo de la bahía de Sant Antoni, junto al molino restaurado que da nombre al conjunto, existe un trull (almazara antigua que muestra cómo se elaboraba el aceite), una noria tradicional de aprovechamiento de agua subterránea y un jardín de especies endémicas. Además, hay un espacio cultural (antigua residencia en los años 30 del filósofo alemán Walter Benjamin, gran amante de la isla). Una exposición de maquetas de bonitos trajes típicos regionales, al aire libre, nos muestra más detalles sobre las tradiciones de la zona. Desde aquí, se tienen privilegiadas vistas a la Bahía de San Antoni de Portmany, donde se encuentra su gran puerto.

     Estas costumbres ancestrales y la artesanía, fundamental en la vida de San Antonio, se unen a nuevas iniciativas sobre Arte urbano con artistas como Okuda, fusionando, así, pasado y futuro en la idiosincrasia de Portmany.

     En este ambiente, todo es acogedor y sano, como lo es el amable carácter del ibicenco de la zona de Sant Antoni, que recibe al visitante con modestia y los brazos abiertos. Uno de los sitios donde podemos comprobar esto es, por ejemplo, en los diferentes restaurantes del municipio. Las claves son sencillas: apuesta sostenible, kilómetro 0 en los productos-incluyendo los vinos-, recuperación de recetas tradicionales, innovación gastronómica de lujo y… mucha amabilidad.

     En el rural, simpático y recoleto restaurante de Sa Palmera, en Santa Agnès de Corona, podemos degustar una cocina casera tradicional muy sabrosa de vuelta a las raíces. Aquí descubriremos algunos de los platos más típicos de la gastronomía de la zona: la frita de pulpo, el famoso arroz (caldoso) de matanzas (con cordero, cerdo, conejo…), la fresca ensalada pagesa, el sofrit "pagés" (carnes, embutidos y patatas) o los dulces isleños como el flaó (tarta de queso con hierbabuena), los brownies de algarroba y chocolate (versionanado en Sa Palmera con este fruto típico de la zona) o los tradicionales pasteles de orelletes.

Sofrit pages de Sa Palmera

     Podremos comer una cocina parecida en el encantador restaurante Ses Casetes art&café, de Sant Mateu, un lugar relajante, situado entre la iglesia de la localidad y los campos de sabinas y enebros.

Arroz de matanzas, uno de los platos más tipicos´

      En las afueras de Sant Antoni de Portmany, encontramos un establecimiento sobresaliente de cocina de autor Can Tixedó art&café, donde la creatividad, la exquisitez, las raíces y el buen producto van de la mano. Abierto en 1943, actualmente, está gestionado por Juan Colomar quien defiende, a través de su proyecto, su idiosincrasia isleña gastronómica y cultural frente a inversores extranjeros potentes que intentan comprar negocios como el suyo, desvirtuando la personalidad de la isla. 

Can Tixedó postre

    En el local, suele haber exposiciones de temas locales como es el caso de la actual muestra de la pintora Julia Ribas con el tema: “Blanc sobre arquitectura ibicenca”.

     En una línea más clásica, con una cocina más versada hacia el mar, se encuentra en el Puerto Naútico de Sant Antoni, el restaurante Es Nautic, donde hay que probar el típico bullit de peix (guiso de pescado acompañado por arroz a banda), elaborado con gran calidad y un producto recién traído del mar.

Bullit de peix, plato estrella en Es Nautic

     Por otro lado, la gastronomía ibicenca de Sant Antoni no es entendible sin nombrar productos como el recuperado trigo de xeixa, "el botifarró", la sobrasada, los vinos, el aceite de oliva, la sal o las hierbas ibicencas. Descubrir algunos de estos cuatro últimos productos es fácil si visitamos una bodega, una actividad muy aconsejable para conocer los maravillosos vinos de la isla de indicación geográfica protegida (IGP) de la tierra de Ibiza.

     En la Bodega Can Rich, de carácter familiar, y una de las más importantes de Ibiza, compaginan el cultivo de la viña con el del olivo. Can Rich produce aceite de oliva, sales marinas al vino, el famoso licor Hierbas de Ibiza y vinos ecológicos tintos, rosados y blancos de uvas monastrell, cabernet sauvignon, tempranillo, merlot, malvasía, grec, chardonnay y moscatel. Sus vinos se caracterizan por su salinidad, mineralidad y sus aromas de hierbas, tan presentes éstas, en toda la isla, como, por ejemplo, el hinojo. Algunas muestras de sus grandes vinos son el D´Anfora (blanco moscatel pero no dulce), el Bes (rosado) o el tinto Ereso.

Finca Can Rich

• De los atardeceres míticos a las empresas sostenibles

      Otra de las razones por las que visitar Sant Antoni de Portmany son sus atardeceres. Desde, la bahía de la ciudad de Sant Antoni, realizando un paseo en barco como los de la empresa Ulises Cat o desde la terraza del Hostal La Torre, uno de los hoteles más bonitos, sostenibles, confortables, relajantes y encantadores de Ibiza, en las afueras del centro urbano, se pueden ver espectaculares puestas de sol (para algunos las mejores del Mediterráneo) en un marco de naturaleza sublime. 

Puesta de sol desde Hostal La Torre con la isla de Sa Conillera al fondo

     El municipio de Sant Antoni está desarrollando, en este sentido, una gran política hotelera fomentando establecimientos respetuosos con el medio ambiente y el entorno, como es, también, el ejemplo del Hotel Portmany, ubicado en el Paseo Marítimo de la ciudad, que abrirá sus puertas próximamente.

      Ibiza mantiene todavía un patrimonio natural muy preservado, algo que figuras como Miguel Tur, concejal de Turismo y Fiestas de Sant Antoni, se afanan en conservar. No olvidemos que existen inmensas praderas ecológicas submarinas de Posidonia, uno de los Patrimonios de la Humanidad que ostenta Ibiza, junto a la necrópolis, a Sa Caleta, primer poblado fenicio (primeros habitantes de Ibiza), y a las murallas de Dalt Vila.

     Justamente, el Ibiza Botánico Biotecnológico (Bibo Park), ejemplo perfecto de iniciativa ecosostenible y educativa de Sant Antoni, está planeando, en estos momentos, un proyecto botánico de submarino para ver las extensiones de Posidonia, situadas entre las dos islas Pitiusas, Ibiza y Formentera. El Botánico, a través de su excelente guía Mónica Ruiz, nos enseña sus estudios biológicos de microalgas, plantas medicinales, endémicas, en peligro de extinción, funcionamiento de las salinas, investigaciones de Bioo Sensor (de la empresa de tecnología Bioo) para el ahorro de agua y proyectos para la luz en plantas. Una zona de cáctus donde se nos explica el ecosistema de las lagartijas pitiusas, animal originario de Ibiza, que llegó a estar en peligro por la introducción de serpientes en la isla, otra parte, dedicada a la práctica del yoga y, sobre todo el asombroso y primer piano vegetal del mundo, completan el recorrido por este maravilloso botánico, atracción turística y científica de primer orden.

Lago del Jardín Botánico

      Siguiendo en la estela de visitas ecosostenibles, no podemos olvidar el Ibizaloe. Una gran plantación y granja orgánica de aloes y cáctus, en un verde marco rodeado de montañas, que podremos visitar gratuitamente con un guía. Realizar yoga o comprar sus productos en una bonita tienda son otras de las actividades. Durante la visita, conoceremos todos los secretos de esta magnífica planta que como dice el director del centro, César Mayol, “cuanto más investigas, más propiedades descubres”. El aloe de Ibiza, de calidad óptima por su microclima, sirve para la belleza y para la Salud. El aloevera contiene minerales, vitaminas, aminoácidos e, incluso, se está introduciendo en los menús de los grandes chefs.  Prácticamente, el aloe lo cura todo. Tiene beneficios para los huesos, los músculos, las picaduras, la resaca, la gastritis, etc Incluso sus filamentos sirven para confeccionar las típicas “espardenyes” ibicencas. Una visita divertida, didáctica y ecosostenible.

Ibizaloe vistas

Autora: Carmen Pineda