Tordesillas
Su propietario Jeremías es un mesonero a la antigua usanza que trabaja a fondo el negocio y sociabiliza con tiento y estilo con sus clientes. Y aquí en esta localidad de llanura y meseta se llevó a efecto en 1494 el Tratado llamado de Tordesillas entre la corona castellana y la portuguesa. Con la firma de este documento se dividían las tierras descubiertas en América a través de una raya entre los dos polos. El hemisferio oriental sería para Portugal y el occidental para la corona castellana. Los Reyes Católicos y el monarca portugués Juan II rubricaron este hecho histórico que marcó una nueva era tras los descubrimientos atlánticos.
El Duero cantor a su paso por Tordesillas
Y esta intensa historia está en la mente de Jeremías para animar a su clientela y ofertarle vivencias locales junto a productos domésticos trabajados en una cocina abierta a todos.
Las carnes de vacuno y cordero lechal junto a las buenas hortalizas y derivados del cerdo entre otras propuestas, forman parte de la calidad de su carta.
Las carnes marcan la diferencia por su tratamiento en cámara y en cocina
Una cocina sencilla pero cargada de sabor y sensaciones. En la bodega y en los postres la esencia bondadosa del proceder de su mentor se refleja en la prueba de esos caldos selectos y en la suavidad de sus dulces. Y siempre la sal de la vida la pone Jeremías con el apoyo de su mujer y del maitre Antonio. Salero y buenas viandas castellanas para rendir cuentas a un buen condumio en esa parada técnica en el viaje del norte a Madrid o viceversa.
Jeremías a la dcha. y Antonio, maitre en faena
Y tras la comida, un paseo cultural por esta villa de pasajes históricos y andanzas de figuras de leyenda como Juana la Loca, entre otros personajes que conformaron los anales de un pasado envuelto en la excelencia.
Autor: Carlos Cuesta
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