El descontrol mundial

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Fernando Gonzalez

     Uno enciende la televisión o lee los diarios digitales y tiene la sensación que está viendo una película catastrofista. Sin embargo, la realidad supera a la ficción, y a día de hoy, estamos habituados a escuchar casi con indiferencia, muchas noticias más que preocupantes: La temperatura media anual de la Humanidad no para de crecer aceleradamente, al mismo tiempo que China corta el diálogo con U.S.A  en relación al cambio climático. Todo ello, originado por la provocación norteamericana en Taiwan. Asimismo, la enquistada guerra de Ucrania está facilitando el aumento de la miseria alimenticia en muchas naciones pobres del mundo, y poniendo en jaque el bienestar económico de las naciones desarrolladas. Sólo hay que observar las preocupantes cifras de inflación y deuda pública en los países de la Unión Europea.


   Intentando no caer en alarmismos, si nos vamos al período en entreguerras debemos reconocer que se repiten similares realidades: La crisis económica de 1929 y la que se inició en 2008, con el posterior agravamiento de la Pandemia y los graves problemas energético-alimenticios derivados de la invasión rusa. Luego, recordamos a una Sociedad de Naciones que fue incapaz de evitar la segunda guerra mundial cuando había margen para ello. Hoy en día, la O.N.U y el resto de organismos supranacionales son incapaces de influir positivamente en un necesario acercamiento de posturas entre la alianza de China y Rusia con la del G-7, liderado por Estados Unidos.


   Así como las movilizaciones ciudadanas fueron importantes en la conquista de libertades y derechos sociales, también lo serán para lograr la imprescindible paz y acuerdo económico entre estos dos bloques hegemónicos. Sólo así, se podrán afrontar con ciertas garantías los presentes desafíos climáticos, alimenticios, energéticos, económicos, sanitarios y educacionales al que nos enfrentamos los casi ocho mil millones de habitantes de este planeta Tierra. Ahora bien, no basta con vivir en una sociedad con un creciente acceso tecnológico a la información. Debemos profundizar en el análisis del conocimiento que recibimos y adquirir un compromiso social para luchar contra una posible tercera guerra mundial.

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