​Tristeza e impotencia

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Jacinto Seara 202

    Son muchísimos los artículos, noticias en redes sociales que han dedicado, justamente, grandes espacios al fuego que está quemando nuestros bosques, quizás por las olas de calor que, según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) se repiten periódicamente. Las olas de calor sirven para justificar algunas cosas y meternos miedo, escribiré sobre esto en otra ocasión, lo que ahora quiero transmitir es lo que la mayoría de los españoles piensa con tristeza lo que ocurre, cada vez más cerca de los lugares habitados, lo que casi pudiera considerarse como homicidio imprudente, y también en los lugares en donde es posible quemar más hectáreas, por lo que la impotencia y el arrojo que muestran los dedicados a extinguirlo es cada vez más digno de admiración. Es una pena que esas personas no reciban el debido premio, ya lo consideramos cómo una obligación que tienen que cumplir por un salario en muchos casos bajo. 


     Enhorabuena a esos héroes cuya acción va mucho más allá de lo que les es posible, ánimo nos olvidamos de ellos, y serían dignos de un premio nacional.


      Según las diferentes unidades que actúan para extinguir los fuegos, y en especial los que busca el origen (en muchos casos varios origines y a altas horas de la madrugada) el 52 % de los incendios son causados intencionadamente, un 20 % por imprudencia humana y el resto por causas naturales. Curioso que se diga: El abandono del rural, que provoca la acumulación de masa forestal, amplían los efectos la ola de incendios originada por la tormenta eléctrica. Estoy de acuerdo, pero sólo en parte. Primero porque no se ha limpiado correctamente los campos y bosques que ha facilitado ese 52 % de fuegos intencionados por causas espurias. En muchos casos hay que preguntarse a quien beneficia esa tierra carbonizada, también observando los lugares en los que los bosques ardieron, y pensando un poco, quizás nos ayude a descubrir los que están detrás de la mayoría de los incendios. Me remito a los datos facilitados por autoridades que el CO2 emitido es mayor que el que la industria española emite en un año. No contamos la cantidad de CO2 que absorberían esos bosques y el oxígeno emitido. 


     Limpiemos el campo, y no para usarlos con otros fines como han denunciado colectivos rurales de León y Zamora.

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