Viajar por venganza

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Luisgulin 1

       Nos encontramos ante un verano atípico a la hora de viajar y empezar las vacaciones para millones de europeos. Sufren horas interminables en los puntos de control aeroportuarios y luego padecer la inseguridad que a lo mejor el equipaje le llega dentro de unos días a su destino....o no. Todo el mundo se quiere largar, después de dos años de pandemia, luego la crisis energética y ahora la guerra de Ucrania. 


       En los cerebros de los consumidores del turismo de vacaciones de verano solo hay una orden: largarse, cueste lo que cueste. Da igual que en el control de acceso haya caos, que no haya suficiente personal de seguridad privada para el control de personas y equipajes, que los coches de alquiler haya que pedirlos ya casi en Semana Santa, que al llegar al destino encima algunos hoteles o restaurantes cierran a determinadas horas al no tener suficiente personal disponible, a pesar del paro existente en muchos sitios de la cuenca mediterránea.


       Esta trashumancia masiva de viajeros dispuestos a gastarse la pasta, aunque para un botellín de agua te claven cinco euros en el chiringuito, es ya un fenómeno global que algunos expertos lo han bautizado como Revenge Travel, viajar por venganza o viajar por fastidiar como reacción a la frustración acumulada en los dos últimos años. 


        Lo que sorprende a los expertos es cuando en el año 2020 se paralizó el mundo entero y miles de aviones quedaron en tierra, millones de personas se pasaron al teletrabajo. Los todólogos vaticinaban un supuesto fin de la época del petróleo. Pero esta borrachera actual de viajar a donde sea ha pillado a las compañías aéreas con el pie cambiado. Sobre todo, muchas aerolíneas aún están en fase de formación de refrescar conocimientos para muchos de sus pilotos que durante casi dos años no estuvieron activos y por seguridad aérea tiene que actualizar su capacidad para poder volar. 


¿Y la conciencia con el cambio climático de todos los veraneantes? 


       Solo miren los miles de aviones que despegan y aterrizan, las cantidades de coches, autocaravanas, autobuses, motos que andan estas semanas por el viejo continente. Por lo tanto, el consumo de los combustibles fósiles, muy a pesar de los activistas climáticos, se ha triplicado, y ante la amenaza rusa de pasar un invierno gélido, vuelve el uso de carbón, algunos recuperan la vieja costumbre de almacenar y quemar leña y llenar los depósitos de gasoil de las calefacciones. A pesar de las señales de un cambio climático como inundaciones catastróficas, olas de calor exageradas y atípicas e incendios forestales apocalípticos no están impidiendo la vuelta al uso de combustibles fósiles. Actualmente se consumen 16 mil millones de litros de petróleo.....al día.

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