Más educación, menos prejuicios

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Uxia 135

Hace más de dos décadas, en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, se consensuó que la salud sexual y reproductiva es un derecho humano fundamental.


    La reproducción de los valores patriarcales y la insatisfacción de nuestros y nuestras jóvenes en el consumo virtual hacen que sea urgente una formación afectivo-sexual, que tenga como pilares los valores democráticos y de igualdad. Algo que ha llevado a comprender que deba formar parte integral de la educación básica, ya que proporciona competencias y habilidades para la vida.


     Hacer educación en igualdad es una herramienta muy poderosa desde edades muy tempranas para luchar contra la violencia machista y una vacuna contra las relaciones tóxicas. Un reflejo en el que nuestros hijos e hijas se mirarán para ser tolerantes con las personas con las que convivirán en su presente y en su futuro.


     Así se aborda en la Ley Orgánica de Educación, que ha ensanchado el camino a recorrer, regulando la necesidad de fomentar de manera trasversal la educación para la salud, incluida la afectivo-sexual.


    Esta educación constituye el primer paso, desde la infancia, de ese largo camino por recorrer que es la igualdad de género, para cuidarnos de quienes niegan la diversidad.


    Es fundamental educar sin prejuicios para seguir potenciando una educación de calidad y fomentando cursos formativos que promuevan una labor educativa al respecto.


    En este sentido hemos aprobado una iniciativa sobre educación afectivo sexual con perspectiva de género, en la Comisión de Infancia.  

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